Marvel Studios se convierte en su peor villano con despidos, retrasos y un caos insostenible

Marvel nos ha acostumbrado a quedarnos clavados en el asiento (del cine o de casa) hasta el final de los créditos de sus películas y series. Ya adiestrados, la recompensa habitual que esperamos y recibimos es alguna secuencia adicional que nos haga pensar que hay algo más allá, que la rueda nunca se detiene. Sin embargo, antes de alcanzar la zanahoria que se nos pone delante, hay que repasar una abrumadora retahíla de nombres implicados en el proyecto. Y, entre esa abundancia, siempre ha destacado el interminable desfile de profesionales que se desata cuando aparece el segregado departamento de efectos visuales.

Docenas y docenas de artistas de todo el mundo tienen cabida en ese apartado, lo cual denota la magnitud de lo que acabamos de ver, pero también el problema sistémico de la gallina de los huevos de vibranium de Disney: un insostenible desorden tras las cámaras fruto de una dirección imprecisa. Y esta problemática, agravada por el crecimiento de la saga fase tras fase, se hace patente sobre todo en la fase de postproducción, donde las pantallas azules se convierten en entornos espectaculares y, también, donde las indecisiones en el set de rodaje y la preproducción se traducen en prisas, jornadas laborales eternas y desaguisados cada vez más palpables en la pantalla.

En verano de 2022, numerosos artistas de efectos visuales que habían trabajado para Marvel Studios se congregaron en Reddit para exponer sus malas experiencias, sacando a la luz todas esas prácticas extenuantes. "Marvel tiene probablemente la peor metodología de producción y gestión de los efectos visuales", advertía uno de los afectados. En aquel hilo se hablaba también de las malas condiciones económicas, la falta de una visión creativa clara e incluso de plazos inviables.

Al mismo tiempo, Gizmodo publicaba un reportaje que respaldaba aquellas revelaciones y ahondaba en la lamentable situación del mundillo de los efectos visuales, donde Marvel destaca como uno de los clientes más voluminosos y exigentes. La falta de comunicación, la dispersión de los esfuerzos y los constantes cambios se sumaban a la lista de agravios, que encontraba explicación al empobrecimiento de los efectos de los proyectos de la compañía.

'Ms. Marvel', "Thor: Ragnarok" o 'She-Hulk: Abogada Hulka' fueron algunos de los títulos más criticados a ese respecto, y a ellos se ha sumado recientemente "Ant-Man y la Avispa: Quantumanía", que también se ha sometido a un intenso escrutinio popular que llegó al delirio por el supuesto borrado del paquete de Namor en "Black Panther: Wakanda Forever", desmentido posteriormente por el propio Tenoch Huerta. No obstante, genitales reescalados aparte, toda esta controversia ha acabado impactando en la cúpula de Marvel, como evidencia el reciente y chocante despido de una influyente veterana como Victoria Alonso.

¿Heroína o villana?

Tras 17 años en el estudio, Alonso dejó su puesto el viernes 17 de marzo, como desveló The Hollywood Reporter este lunes. Así pues, la productora ejecutiva, que ostentaba el cargo de presidenta de producción física, postproducción, efectos visuales y animación, se desligaba de un universo en cuyo crecimiento estuvo estrechamente implicada. De hecho, la argentina siempre fue una de las ejecutivas más vocales con respecto a la necesaria inclusión de una mayor diversidad, pero, como suele ser habitual en estos casos, su marcha ha abierto la puerta a las críticas a su modelo de gestión y a los respectivos contraataques a esos reproches.

Algunos acusan a Alonso de contar con una lista negra en la que incluía a aquellos artistas que "la molestaban de cualquier manera", mientras que otros desestiman esas ofensas y remarcan que era una gran profesional. Y, entre las grietas de ambos bandos, se sigue abriendo paso la controversia sobre la volátil dirección de la compañía. "Marvel no tiene ni idea de lo que hará de antemano", expone un artista en una pieza de Variety que trata de arrojar luz sobre este seísmico despido, que habría sido decidido por responsables legales, de recursos humanos y otros ejecutivos de Disney, con el conocimiento pero no con la participación activa de Kevin Feige, presidente de Marvel Studios.

Quien desconocía todo ese proceso era Alonso, que según el lienzo que se mire puede ser esbozada como chivo expiatorio o como un monstruo de tres cabezas. Por el momento, se desconoce la auténtica razón del despido, aunque la presión a la que ha estado sometido su departamento habría jugado un papel fundamental, siempre según el medio citado previamente. Obviamente, Alonso no tenía la culpa de la ingente cantidad de proyectos programados para los últimos años, intensificada por el desarrollo de numerosas series para Disney+, pero sí formaba parte de un sistema defectuoso.

Reinventarse o morir

Todavía es pronto para saber qué impacto tendrá la ausencia de Alonso, pero desde hace meses Marvel Studios está intentando remar a favor de un calendario más sostenible. Pese a volver a presumir de cantidad en la pasada Comic-Con, con al menos cinco series ('Secret Invasion', 'Loki', 'Echo', 'Ironheart' y '¿Qué pasaría si...?') y cuatro películas ("Quantumanía", "Guardianes de la Galaxia Vol. 3", "The Marvels" y "Blade") programadas para 2023, aquellos planes se han ido derritiendo retraso a retraso y en medio de todas las controversias aquí expuestas, dibujando una Fase 5 más espaciada y razonable.

"El ritmo al que estamos lanzando las series de Disney+ cambiará para que puedan tener la oportunidad de brillar", aseguraba Feige a Entertainment Weekly el pasado mes de febrero. De esta manera, se explicitaba la necesidad de tomarse tiempo para brindar contenidos de calidad y no perpetuar una cadena de producción impersonal y genérica, cuyo último fracaso ha sido la decepcionante recaudación de "Quantumanía", que con 463 millones de dólares se mantiene como la más baja del héroe encarnado por Paul Rudd.

Ahora, Variety resalta que de aquellas cinco ficciones confirmadas para este año, como mucho llegarán tres o cuatro, provocando un efecto dominó que puede llevar a las afectadas al año que viene o "más allá". Aun así, esos cambios no son una mala noticia per se, ya que pueden servir para mejorar las condiciones de los trabajadores y el resultado final de las series y películas, pero lo importante será comprobar si esta bajada de revoluciones se traduce en un reajuste a largo plazo o si, en cambio, se trata de un simple maquillaje para sortear la tormenta. En cualquier caso, Marvel está ante la oportunidad perfecta para demostrar que puede dejar de ser, como expuso uno de los artistas sometidos a su caos estructural, "el peor ejemplo de muchos de los problemas de la industria".