'Matadero' se despide con un sangriento final, una atropellada boda y muchos funerales por celebrar

Tras ser la serie con mejor estreno de esta temporada, 'Matadero' ha tenido una despedida mucho más discreta en audiencia, pero igual de impactante que su comienzo en cuanto a la trepidante violencia y las inesperadas muertes que la han salpicado de sangre. El thriller ibérico de Antena 3 nos prometía una boda, la de María (Camila Viyuela) y Nuño (Iván Cózar), y acabó dándonos un funeral, el de Teresa (Marta Calvó), junto a muchos otros por celebrar.

Las primeras muertes que influyen en este capítulo vienen del anterior, que lidia con las consecuencias de la desaparición de don Julio (José Ángel Egido) e Inmaculada (Belén Costenla). La pareja, sin embargo, dejó como cabo suelto a Teo (Miguel de Lira), que acude a casa de Almudena (Lucía Quintana) para acabar con ella. Sin embargo, es la mujer la que hace aumentar con el cadáver de Teo la lista de cadáveres del episodio gracias a un golpe de suerte, ya que, como dice Alfonso (Pepe Viyuela) al enterarse, le mata "mientras hacía caca".

Con toda la sangre en las manos que acumula y los enemigos que se ha labrado entre narcotraficantes y criminales, Almudena decide escapar de todo y fugarse con Pascual (Ginés García Millán) con el dinero que obtengan gracias a la sal del Himalaya. Alfonso promete guardar la nueva droga sintética a cambio de que Almudena retrase un poco su plan, lo suficiente para que pueda acudir a la boda de su hija. No obstante, ese tiempo resulta ser el suficiente para frustrar el plan de Almudena.

Muerte en portugués

El principal culpable es Vasco (Filipe Duarte), que se enmarca en su particular venganza en nombre de los narcos portugueses. Primero, enterrando vivo a Salvador (Tito Valverde), en nombre de la asesina Montaña (María Álvarez), interrumpiendo el funeral de Teresa. Después, acudiendo a casa de Almudena para vengarse en nombre de su padre ante Pascual, al que amordaza.

Así, al volver Almudena de la boda de María, se encuentra con la escena y recibe una puñalada de Vasco. Sin embargo, María también hace acto de aparición, ya que sospecha de su tía, a la que encuentra desangrándose en el suelo. Ante este panorama, la Guardia Civil se enfrenta a Vasco, al que acaba matando a tiros, sin que ello impida que Almudena se una a los fallecidos en esta traca final, al perder la vida frente a su sobrina y su amante.

El inesperado juego sucio de Alfonso

Antes de esto, Alfonso se ha encargado de que se vaya al otro mundo con todos los cargos posibles. El propietario del matadero le pensaba entregar la droga que había prometido guardar a Coral (Merjoddy Bermúdez), a cambio de su silencio. Sin embargo, la amante de Francisco esperaba cocaína y no sal del Himalaya, por lo que se enfada y enfurece a Alfonso hasta el punto de que la asesina. Tras ello, carga meticulosamente las pruebas del crimen y la droga a Almudena, dejándolo todo en su coche, para que su hija nunca pueda relacionarle con el crimen.

Eso sí, a pesar de ello, Alfonso no se va de rositas. Y es que durante el capítulo debe enfrentarse a la infidelidad de María José (Carmen Ruiz), que le confiesa haberse acostado con Fermín después de que su jefe tratase de chantajearla. A pesar de todo, la pareja acaba reconciliada tras la accidentada boda de su hija.

Vivieron felices y comieron embutidos... ¿o no?

Y es que el enlace de María y Nuño nunca se celebra. Después del beso que María y Jacobo (Pep Ambrós) se dieron en el capítulo anterior, el compañero de la novia le confiesa sus sentimientos justo antes de la boda. Al final, María acaba por darle el "ya no te quiero" al que iba a ser su esposo, llevando al chico a un lógico drama en que piensa en suicidarse. No obstante, no llega a engrosar la lista de cadáveres. De hecho, la fiesta continúa en la boda, porque, como dice Alfonso: "Ya que está todo pagado..."

Nueve meses después, se nos revela que finalmente María y Jacobo acabaron juntos en una foto en que ella aparece embarazada, que decora el despacho soñado de funcionario de Alfonso. No obstante, en ese despacho también aparece Augusto Conqueiro, socio de don Julio, que aparece para hablarle de negocios. Queda así una rendija abierta para una continuación de una ficción que, debido a su progresión errática en audiencia, tiene complicada la vuelta.