Iker Jiménez nos tiene acostumbrados a hablarnos de hechos paranormales y que raramente el espectador ha podido vivir. Sin embargo, la noche del domingo 9 de junio quiso reflexionar en 'Cuarto milenio' sobre un hecho que, en mayor o menor medida, es universal y todos lo hemos podido experimentar: el fracaso (y saber volverse a levantar).
Iker Jiménez, en 'Cuarto milenio'
El presentador quiso comentar que muchas veces "se establecen conexiones con ciertos lugares" y quería que los espectadores que le estuvieran viendo en ese momento, "puedan descubrir o redescubrir ese lugar donde se sienten a gusto, hay buena energía y les ha dado suerte". Es consciente que eso de "dar suerte" es "poco científico pero me pasó en Sigüenza".
Sin mayor dilación, Jiménez expuso su caso afirmando que "hay momentos en la vida que son importantes". "Hace 20 años tuve uno momento de esos de perder lo que yo había logrado con bastante esfuerzo y mi estatus". Después de soltar esta potente declaración, el presentador lamentaba que "estamos en un sociedad en la que cuando pierdes el estatus, en vez de considerar que es muy importante el aprendizaje para levantarse, demoniza un poco a las personas como 'ese ha fracasado'", y animaba afirmando que "lo importante es el valor de saber que eso puede ocurrir".
"No tenía nada de un día para otro"
"Con 26 o 27 años estaba en un estatus absolutamente, para mis perspectivas, maravilloso", comenzó recordando Jiménez para explicar qué es lo que le llevó a esa situación. "Hubo un momento en el que, por ciertas circunstancias, que no tenía nada de un día para otro y sin ningún tipo de seguridad, con los dos bolsillos resplandecientes", seguí narrando desde el plató del programa de Cuatro.
Cuando esto ocurrió, Iker Jiménez "llevaba cinco años siendo protagonista de un montón de andanzas con un estatus o rol dentro de este mundo del misterio y que ya prácticamente no existe", pero "de un plumazo, perdí todo eso. Me fui/me dijeron que me fuera". Hundido por lo ocurrido, el presentador tomó una decisión: "Me tenía que ir al castillo de Sagüenza y ahora me pregunto a santo de qué", y es que no tenía ningún nexo con esa localización, pero tal y como asegura, "algo me hizo ir a ese sitio atravesando la nieve".
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"La gloria y la zozobra"
En ese pueblo pasó 5 o 6 días. "Tuve la sensación de que eso a mí me iba a traer suerte" y así fue, porque le sirvió para acabar una novela y redescubrirse a sí mismo. "A partir de ahí tuve una fe tremenda. No me lamí las heridas en ningún momento y ahí comenzó un caminar que quizás me ha traído hasta aquí", comentaba en esta reflexión sobre "la gloria y la zozobra".