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'Supervivientes: Tierra de nadie' celebró su octava entrega la noche del 21 de junio con una gala en la que se repitió la salvación de Kiko Matamoros. Asimismo, el madrileño se enfrentó al puente de las emociones donde, además de compartir su vergüenza por su papel como padre en el pasado y lamentar algunas cosas que había hecho con sus padres, también abordó su adicción a la cocaína, momento en el que habló abiertamente del tratamiento al que se estaba sometiendo en el programa, con ayuda del equipo médico, para superarlo.
"He jugado con la muerte. He jugado a la ruleta rusa porque he entendido la vida como una aventura, posiblemente influenciado por esas sesiones de cine continuas porque no había tele", se sinceró Matamoros, en la recta final del puente de las emociones, junto a una atenta Lara Álvarez. "He jugado al límite. La gente sabe que he sido cincuenta años adicto a una sustancia, a la cocaína concretamente", apuntó el colaborador de 'Sálvame', antes de dejar claro que "no quiero presumir de nada, ni que estoy en una fase de recuperación que inicié antes de venir al concurso".Kiko Matamoros da las gracias al equipo médico de 'Supervivientes' junto a Lara Álvarez
El concursante incluso confesó que "tenía la mucosa casi necrosada", momento en el que lanzó una importante reflexión: "la droga es posible que no mate tan violentamente como se dice, pero la droga mata, hace mucho daño". "Afortunadamente, estoy siguiendo un tratamiento aquí y empecé un mes y medio antes de venir", confesó Matamoros, para después celebrar que "ya ni ronco, puedo respirar. He recuperado el tejido mucoso, que tenían los médicos mucho miedo a que se fuera a necrosar: estaba pálido, sin riego, inflamado, no me entraba aire por la nariz... un desastre". A ello, el concursante sumó el hecho de que "he sido fumador de tres paquetes diarios de tabaco durante cuarenta años casi", para después mostrarse consciente de que "no me queda mucha vida, porque tengo 65 años".
"Muchísimas gracias por cuidarme"
"No quiero ser muy pesimista, pero la vida que me queda, sé con quién y cómo quiero vivirla, y disfrutar de mis hijos, de mis nietos y de mi pareja, a la que adoro. Y ojalá pudiera tener más descendencia y ser mejor ejemplo como padre y como ser humano", manifestó Matamoros. Todo un discurso que el madrileño remató con un agradecimiento al equipo del programa, tras abrazarse a Álvarez, especialmente a los médicos del reality "por la atención con la que siguen mis problemas". "Sé que algún día se apagará la luz y espero que sea lo más tarde posible. Muchísimas gracias por cuidarme, por estar tan pendientes de mí y por haber recuperado unas constantes vitales que creía que eran un sueño para mí", concluyó el concursante.