Felipe VI ha ofrecido esta noche su tradicional mensaje de Nochebuena en el que, como viene siendo habitual, el monarca hace un repaso a todo lo que nos ha deparado el año. En esta ocasión, su discurso ha estado marcado por la pandemia y sus efectos devastadores en la ciudadanía, aunque también se ha reservado un espacio para apelar a la unidad y defender el modelo actual de Estado.
El rey Felipe VI durante su discurso de Navidad
Muchos esperaban ver si el rey acabaría mencionando a su padre, el rey emérito Juan Carlos I, que se encuentra en un exilio forzoso a causa de los numerosos escándalos que ha venido protagonizando en los últimos tiempos y que han acabado salpicando a la institución. Finalmente no ha sido así, aunque sí ha hecho una referencia no demasiado velada al destacar la necesidad de preservar los principios morales y éticos como reclama la ciudadanía. "Unos principios que nos obligan a todos, sin excepciones, y que están por encima de cualquier consideración, de la naturaleza que sea, incluso de las personales o familiares", enfatiza el monarca.
Un año para olvidar
Sin embargo, el discurso del jefe del Estado ha estado centrado principalmente en dar ánimos a los ciudadanos que se han visto afectados directa o indirectamente por la pandemia. "Ni el virus ni la crisis económica nos va a doblegar", afirma el monarca, que se ha acordado de todos aquellos que han perdido su medio de vida a lo largo de estos meses.
También ha tenido un recuerdo para los sanitarios y los miles de ciudadanos que se han puesto al servicio de la sociedad, así como para los fallecidos por la enfermedad y para los que todavía luchan contra ella. Y por último, ha llamado a la responsabilidad individual y pide no bajar la guardia porque, desgraciadamente, la situación todavía es muy grave.