Ocho temporadas repletas de personajes, principales y secundarios, pero pocos han vivido lo mismo que Jon Snow. Cuando lo conocimos era simplemente el bastardo de los Stark y, en todos estos años, se ha mostrado como el heredero al Trono de Hierro al descubrir su verdadera identidad: Aegon Targaryen. Quién se iba a esperar que un personaje por el que se apostaba tan poco llegara a convertirse en uno de los principales líderes. Pero esto es 'Juego de Tronos' y aquí todo puede ocurrir.
Jon Snow contempla a sus contrincantes en 'Juego de Tronos'
Ha cruzado el Muro, ha luchado por la supervivencia de este, ha creado alianzas con los salvajes, se ha enfrentado cara a cara con los Caminantes Blancos, ha tratado de convencer a todo Poniente de la existencia de estos e, incluso, ha sufrido la muerte a manos de los que él consideraba su familia. Pocos personajes como el que interpreta Kit Harington han sentido la muerte tan cerca en tantas ocasiones y, de lo que no cabe duda, es de que se ha convertido en el principal héroe de la serie. Pero, ¿debe morir Jon Snow?
A favor de su muerte
La trayectoria de Jon Snow a lo largo de estas ocho temporadas ha sido, sin duda, una de las más épicas: de bastardo menospreciado por su propia familia a alzarse como líder de la guerra por el Trono de Hierro. Pero, ¿es de verdad el Rey del Norte el auténtico protagonista de la serie? La respuesta puede parecer afirmativa, ya que ha pasado y sufrido grandes dramas como el resto, manteniendo su templanza y cabeza (algo muy difícil en 'Juego de tronos') episodio tras episodio. Ahora bien, démosle una vuelta a la pregunta. ¿Merece Jon Snow ser el máximo exponente de la ficción? Absolutamente no.
Jon cruza el Muro en la segunda temporada de 'Juego de Tronos'
Aegon Targaryen, heredero al Trono de Hierro, se ha salvado hasta de la propia muerte bajo ordenanza del Señor de la Luz. Podríamos decir que tiene más vidas que un gato, pero en verdad cuenta con muchas ángeles de la guarda. Sí, muchas, porque de no ser por ellas, Jon Snow habría muerto hace mucho tiempo. Quizá sea el personaje con más suerte de 'Juego de tronos', pues todo siempre le viene rodado en el último segundo cuando parece que la muerte se lo va a llevar (por fin). ¿La Batalla de los Bastardos? Gracias, Sansa. ¿La travesía para capturar a un caminante blanco? Bravo por ti, Daenerys. ¿La Batalla de Invernalia? Muy bien hecho, Arya. Y ya no hablemos de Ygritte y Melisandre.
Jon Snow se libra de todo, pero no por méritos propios, sino por el trabajo de los demás. En todos estos años ha demostrado ser uno de los personajes que menos merece vivir y liderar los Siete Reinos, aunque, sí es cierto que a emprendedor, ganas y esfuerzo no le supera nadie. Además, si observamos su recorrido en este tiempo, ha resultado ser el mejor reflejo de la teoría del viaje del héroe, pasando de una vida ordinaria a mostrarse como el salvador de Poniente. Por tanto, no se me ocurre mejor manera de terminar este camino recorrido que con su muerte.
A Jon le queda la travesía más complicado por recorrer, y es que conocida su verdadera identidad puede convertirse en un enemigo para Daenerys, siendo superada la ambición de esta al amor que siente por su recién conocido sobrino. ¿Qué ocurrirá entre los dos? Sin duda una de las teorías más fuertes es que se produzca un crimen pasional entre la pareja, por lo que igual Jon podría morir a manos de Dany si esta lo ve como un nuevo rival por el Trono de Hierro. O viceversa. Sea como sea, el futuro de Jon Snow pinta muy oscuro y, con los episodios que llevamos a las espaldas, lo más probable es que terminemos viendo un sacrificio por el bien de los suyos.
En contra de su muerte
Todavía recuerdo aquellas primeras temporadas de 'Juego de Tronos' en las que el gesto impasible de Kit Harington me provocaba un rechazo inevitable. Sin embargo, su imponente progresión como líder ecuánime -piadoso o severo dependiendo de las circunstancias- me ha llevado a reconciliarme con Jon Snow con el paso de los años, hasta llegar al punto de ser mi firme candidato a ocupar el Trono de Hierro. Sé que esta opinión es la más previsible, la que no rompería ningún molde de cumplirse en última instancia, pero también es la más coherente con lo que Benioff y Weiss nos han contado durante ocho años.
El visceral grito de Jon durante la Batalla de Invernalia
Es cierto que el quiebro de la Batalla de Invernalia podría sugerir lo contrario, ya que se abre la puerta de la heroicidad a personajes como Arya, que le robó todo el protagonismo a su hermano/primo al asestar el golpe de gracia al Rey de la Noche. Con ese giro, los showrunners optaron por el efectismo vacuo más que por la congruencia narrativa, de la que han podido presumir durante la mayor parte de la serie. De esta manera, mandan el mensaje de que Jon no es tan imprescindible como podríamos pensar, pero me cuesta imaginar que no vaya a jugar un papel fundamental en los capítulos finales. Por lo tanto, me mantengo firme en mi apuesta por la supervivencia de este bastardo, reconvertido en el híbrido perfecto del código de honor de los Stark y la amenazada fiereza de los Targaryen.
Hasta ahora, ha sido el que siempre ha dado la cara y se ha manchado las manos mientras el resto se quedaban de brazos cruzados, ha unificado a las poblaciones separadas por el Muro y es quien ha movilizado al bando de los vivos contra la invasión de los muertos, y su convicción no se detiene. El hecho de haber sido elegido por el Señor de la Luz para resucitar, le otorga una entidad heroica de la que carecen la gran mayoría de personajes de la serie. Al igual que ese regreso de entre los muertos, unido a su verdadera identidad como Aegon Targaryen, le acerca más que nunca encajar dentro de los márgenes de la profecía de Azor Ahai, el príncipe que fue prometido y cuya identidad es uno de los grandes interrogantes de la serie. No obstante, la cándida y desinteresada actitud de Jon le priva de tener la ambición de gobernar Poniente, a diferencia de su tía y amante, Daenerys, que vive por y para cumplir su monárquico objetivo.
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Más pronto que tarde, estoy seguro de que Jon asumirá su verdadero rol en esta historia, ya que realmente no ha tenido tiempo para encajar el golpe de su auténtica identidad. La gran duda es si tendrá que pasar por encima del obstinado cadáver de Dany para alzarse con el triunfo o si llegarán al punto de contraer matrimonio para garantizar la expansión del apellido y la dinastía Targaryen. Como decía al comienzo, puede que esta sea la opción más obvia, pero no por ello es la más descartable, porque el viaje de Jon es fundamental para entender 'Juego de Tronos', su mitología y todo aquello que nos ha enamorado de Poniente. Ha pasado de ser un simple marginado a ser un líder con todas las de la ley. Y a todos nos gusta una buena historia de superación.