Es hora de reivindicar a las periodistas en zona de conflicto. Es hora de aplaudir el trabajo de las mujeres corresponsales de guerra que están en el frente y que están consiguiendo derrocar el estereotipo de Indiana Jones, esa idea de hombre aventurero y temerario que, debido a su tremendo ego, acaba incluso convirtiéndose en el foco de la noticia.
Si algo podemos estar comprobando a raíz de la situación en Ucrania es que la guerra no es solo cosa de hombres y que el miedo no conoce de géneros. Por este motivo, en este 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, vamos a hablar de la figura de la mujer como corresponsal de guerra. Ellas siempre han batallado por hacerse un hueco en este tipo de reporterismo que, durante muchos años, ha estado marcado por hombres y que, ahora, cuenta con muchas voces de mujeres valientes.
Considerada la primera corresponsal de guerra española, Sofia Casanova, nacida en 1861 en La Coruña, trabajó para ABC durante la Primera Guerra Mundial y la Revolución Rusa, desde 1915 hasta 1944. También colaboraba en la Gazeta Polska y el New York Times. En su cobertura y crónicas hacía especial hincapié en contar el sufrimiento del pueblo y su entrevista a Trotski fue un hito, pero su claro posicionamiento a favor del bando nacional en la guerra civil española ha favorecido a su olvido.
Leticia Álvarez
Además de Casanova, hubo otras legendarias reporteras de guerra que consiguieron retransmitir la información desde una perspectiva muy distinta, haciendo historia. Entre ellas, Carmen de Burgos (1867-1932), que cubrió la Guerra de Melilla, Marta Gellhorn (1908-1998), una de las corresponsales de guerra más importantes del siglo XX o Gerda Taro (1910-1937), la primera fotoperiodista que murió en combate, más concretamente en Brunete.
Leyendas de guerra
También Clare Hollingworth (1911-2017), encargada de dar la exclusiva de la invasión alemana de Polonia, lo que supuso el detonante clave de la Segunda Guerra Mundial, Marguerite Higgins (1920-1966), quien gracias a su cobertura de la Guerra de Corea, consiguió ser la primera mujer en ganar un premio Pulitzer en la categoría de Periodismo de Asuntos Internacionales.
Es necesario recordar también a Marie Colvin (1956-2012), cuya vida ha sido inmortalizada en la película "La corresponsal", narró conflictos como los de Sierra Leona, Timor Oriental, Kosovo, Zimbabue, Chechenia o la Primavera Árabe, perdió un ojo en Sri Lanka y murió por un ataque de un obús mientras cubría el conflicto de Siria.
Volviendo a las reporteras de guerra españolas, Almudena Ariza, Carmen Sarmiento, Rosa María Calaf, Esther Vázquez, Pilar Requena, Ángela Rodicio, Yolanda Álvarez, Corina Miranda, Mayte Carrasco, Lola Bañón o Teresa Aranguren son algunas de las profesionales que también han hecho camino con su trabajo en el frente de guerra.
Todas ellas, y muchas más, han ayudado a consolidar la figura de las periodistas en zonas de conflicto. Con la guerra en Ucrania es posible ver cómo la representación de mujeres en el frente, quienes informan con ferocidad y demostrando una fortaleza y una profesionalidad envidiable, ha aumentado y se ha alejado de varios roles de género muy habituales, como por ejemplo el de cuidadoras, débiles, sumisas y sentimentales.
Sol Macaluso y María Miñana
Plausible trabajo
En esta nueva hornada de mujeres corresponsales de guerra hay muchas profesionales que están llevando a cabo un trabajo asombroso. Entre ellas, nos encontramos a Sol Macaluso, la argentina que está cubriendo la invasión rusa y realiza conexiones diarias con numerosos programas de Mediaset. La reportera, a pesar de haberse derrumbado en directo por la petición que le hizo su cámara de cuidar a su hija, ha conseguido ganarse el cariño de la audiencia por su entereza y su compromiso con la profesión, demostrando que su empatía no es un signo de debilidad, ni mucho menos.
Por otra parte, Leticia Álvarez es la voz de la guerra de Ucrania en Antena 3, Onda Cero y France 24 y, junto a Irene L. Savio, han sido las encargadas de informar del conflicto de una forma sorpresiva, ya que se encontraban en Letonia y decidieron viajar a Kiev para comprobar cómo estaba la situación en Ucrania y fue entonces cuando estalló la guerra.
En RTVE, destacar a Érika Reija, quien ha informado para la corporación pública desde Rusia hasta el primer fin de semana de marzo, cuando ha tenido que abandonar el país presidido por Vladimir Putin tras la aprobación de una reforma legislativa que afectaba directamente a su trabajo, ya que se han endurecido las penas de prisión por la difusión de lo que el gobierno ruso cree "información falsa".
Érika Reija
Otra compañera, como la periodista argentina Elisabetta Piqué, ha aguantado incluso el mansplaining, que hace referencia a aquellas situaciones donde los hombres, especialmente en público y sin que las mujeres lo soliciten, se empeñan en explicarles de forma condescendiente un tema en el que ellas son especialistas, por parte de un presentador de LN+, canal de televisión argentino, que no tardó en darle lecciones y decirle qué hacer a una corresponsal de guerra que ya ha vivido conflictos como el de Afganistán, Irak, Libia, Egipto y Oriente Medio.
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