El instante al que ha conducido 'Obi-Wan Kenobi' desde su estreno, y durante su intensa campaña de marketing, finalmente ha tenido lugar en el sexto y último episodio. Aunque ya vivimos un simulacro de enfrentamiento entre Ben y Darth Vader en el ecuador de la serie, cuando el oxidado maestro todavía era incapaz de exhibir sus habilidades, el verdadero clímax se ha producido al soltar a ambos personajes en un terreno abandonado para saldar cuentas pendientes.
Pese a su huida de Jabiim ante la perpleja mirada de Vader, Kenobi, consciente del estado de la nave que transporta a sus aliados, decide separarse de ellos y partir en solitario. El personaje de Ewan McGregor sabe que su antiguo padawan le perseguirá ciegamente, por lo que así pretende librar a los inocentes de una muerte segura. Si al comienzo de la serie era Vader quien trataba de sacar de su guarida a Kenobi aprovechándose de su compasión, ahora la situación ha sido la contraria: el odio está tan enraizado en el podrido interior de Anakin que el Sith ha caído de cabeza en la treta de Ben.
Vader y Kenobi en 'Obi-Wan Kenobi'
Engullidos por una oscuridad que aporta una atmósfera demoledora, mucho más lograda que cualquier otra secuencia de la serie, los antiguos amigos sacan a relucir sus sables láser. La luz azul envuelve a Kenobi, mientras que la roja se refleja en el oscuro traje de Vader, así como en las pupilas de su contrincante. En primera instancia, la furia de Anakin abate a Kenobi, que queda sepultado, pero este hace pleno uso de la Fuerza para someter a Skywalker, al que llega a pedir perdón por su paso al Lado Oscuro. Sin embargo, la compasión no se encuentra entre los atributos de la mano derecha de Palpatine, que ha consumido cualquier resquicio de luz que pudiera iluminarle.
Evidentemente, Kenobi no mata a Vader, aunque estaba en la posición perfecta de hacerlo para salvar centenares de vidas. Las ataduras obvias del canon, que han constreñido a la serie desde su concepción, vuelven a golpear como un mazo, demostrando que los márgenes para contar una historia con entidad propia no eran precisamente amplios. Aun así, al mismo tiempo que se emprendía este duelo, hemos sido testigos de la auténtica historia de redención de 'Obi-Wan Kenobi'.
Reva en 'Obi-Wan Kenobi'
La noche también cae en Tatooine
En paralelo a la batalla Kenobi-Vader, Reva ha viajado a Tatooine para dar con el paradero de Luke Skywalker. Según cómo se dirimiera esta trama, la serie se despediría con un tono lúgubre o uno más esperanzador, pero, una vez más, el hecho de saber que Luke y su familia no corrían ningún peligro le resta bastante impacto a la irrupción de la Tercera Hermana en el hogar de Owen y Beru.
En la línea del arranque de la trilogía original, 'Obi-Wan Kenobi' se decanta por la esperanza al cerrar el viaje de Reva con su rechazo a la sed de venganza y a la ira que la habían oprimido desde que Anakin acabara con la vida de todos sus amigos y casi con la suya. Así pues, se brinda una cierta sensación de paz al demostrar que de todo se sale, hasta del Lado Oscuro.
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Por último, la serie de Disney+ ha encadenado secuencias para atar cabos sueltos, como la de Vader hablando con el holograma de Palpatine (Ian McDiarmid) en Mustafar, la vuelta de Leia a Alderaan, el encuentro entre Kenobi y Luke con la enésima palmadita de fan service y, en último lugar, la demostración definitiva de la reconexión del protagonista con la Fuerza al entablar una conversación con el fantasma de su antiguo maestro, Qui-Gon Jinn, que vuelve a cobrar vida de la mano de Liam Neeson. Después, Kenobi se sumerge en las profundidades de Tatooine, desde donde tratará de preservar el futuro de los Jedi al proteger al potencial Elegido, el hijo de aquel que se corrompió progresivamente a su lado.