El origen de la separación de Rocío Carrasco de Gloria Camila: "Recibí una hostia que no vi de dónde venía"

La duodécima entrega de 'En el nombre de Rocío', publicada en MiTele Plus la mañana del lunes 29 de agosto, dejó tras de sí no solo el recuerdo del trágico accidente que protagonizó José Ortega Cano, sino que Rocío Carrasco también compartió por fin el momento concreto en el que comenzó a romperse su relación con su hermana, Gloria Camila, a causa de un cruce de llamadas que se remonta al año 2011.

Carrasco desveló que su último encuentro, en su propia casa, con Ortega Cano y sus dos hermanos se produjo tiempo antes del grave altercado que vivió con su hija, Rocío Flores, en julio de 2011. En medio de su delicada situación, "antes de las navidades, recibo una llamada de teléfono de José Ortega Cano" en la que el torero le pedía que "le eche una mano": "Gloria era una adolescente en una etapa complicada, a lo mejor un poquito más difícil que la de un adolescente en circunstancias normales, porque llevaba una mochila bastante importante". "Usé un día de margen para armarme de valor, para buscar las palabras adecuadas, para poder tener esa conversación de forma que fuera productiva y, sobre todo, para que no notara que yo no estaba bien", relató la madrileña.

La hija de Rocío Jurado destapó que mantuvo una cordial conversación con Gloria Camila, la cual "reacciona bien", hasta el punto de que se compromete a hacer lo que su hermana le pide: "le hago mucho hincapié en que a lo que mamá le hubiese gustado es que ella estudiase, que se comportase". No obstante, para sorpresa de la primogénita de Jurado, "como a los tres días, recibo una llamada de Ortega y empieza a decirme que quién soy yo para decirle a su hija cómo se tiene que comportar, que yo no soy su madre". "Yo me descoloco y se me empieza a inundar la cabeza de todo lo que yo tenía, de todo lo que había vivido un mes antes, de lo que llevaba viviendo... Yo en ese momento me desbordo y me quito del medio", confesó la madrileña.

"Decido desaparecer"

Carrasco señalaba así el suceso por el que se apartó de su hermana menor, a lo que se sumó que, "supongo, que por la parte que no soy yo, la pelota se habrá ido haciendo mayor y se le habrá ido intoxicando a ella de una manera, que ha dado lugar a que ella tenga la actitud y ejecute las acciones que ha adjudicado en mi contra". "Yo no podía hacerme cargo de mí. Yo iba a hacer un esfuerzo porque esa situación se solventara de una forma favorable y, de repente, me encuentro una vez más que me han dado una hostia que no he visto de dónde venía y no entendía nada. Por la situación en la que me encuentro, decido desaparecer en el sentido de no querer saber nada de nadie", recalcó la madrileña, quien tan solo unas semanas antes había acudido al médico y al psiquiatra por primera vez, en septiembre de 2011.