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La historia de la televisión española escribe un nuevo capítulo. Ricardo Gómez y Elena Rivera se han despido de 'Cuéntame cómo pasó' tras años metidos en la piel de Carlos y Karina. Los actores cierran ciclo con un episodio cargado de emoción, guiños, homenajes y paralelismos entre ficción y realidad. Un final perfecto que le debe mucho a Óscar Aibar, director de este último capítulo y de algunos de los episodios más icónicos de la serie de Grupo Ganga y Televisión Española.
FormulaTV ha hablado con el director para conocer cómo ha sido el proceso creativo de la decimonovena temporada y, concretamente, del capítulo 348. Aibar, que ha dirigido largometrajes como "El Gran Vázquez" o "El bosque", desvela algunos de los finales que se barajaron y su apuesta por grabar una sola toma de ciertas secuencias para aportar verdad a la despedida del personaje. Además, avanza algunos detalles sobre el futuro de la serie en la 20ª temporada que tendrá un grandísimo cambio que los espectadores no esperan.Óscar Aibar y Elena Rivera rodando 'Cuéntame'
'Cuéntame' despide a su protagonista. ¿Da vértigo perder al alma de la serie?
Sí, sí, claro. Carlos es el narrador de la serie, lleva ahí 19 temporadas. Dentro del núcleo de la serie, es quizá la pérdida más importante. Pero es una decisión de Ricardo, y yo tengo una relación con muy especial con él. Yo llegué hace siete años y él estaba en plena adolescencia. Era un actor que buscaba un camino y yo puse mis normas. Intenté actualizar el contenido de la serie, visualmente por lo menos, y hacer la serie más competitiva con la ficción actual. Él se agarró a mí y yo a él, y empezamos a hacer cosas muy bonitas juntos, como la puñalada en la cárcel o algunos capítulos legendarios como el de Alcalá 20. Tal y como somos juntos, es como si lo hubiera criado. Es como mi hermano pequeño, nos une una relación muy especial. Entonces, me tocó a mí hacer la despedida.
Todo el mundo esperaba la muerte o un final trágico para Carlos, pero el desenlace es un premio para el espectador
Los guionistas ya trazaron una temporada entera que iba a conducir hacia una descomposición del personaje y había que hacer esa piedra angular que era el capítulo final. Lo bonito del capítulo, para mí como director, era que todo el mundo esperaba la muerte o un final terrible y trágico para Carlos Alcántara, pero el desenlace es un premio para el espectador. El mayor premio del capítulo para mí es que la gente llorará mucho. Pero mientras lo hacen pensarán: "¿Por qué estoy llorando si a este tío no le pasa nada? Le va bien, va estar en una ciudad maravillosa con la mujer que quiere y con su hija". Esto es para mí lo bonito, no haberme encontrado con el culebrón. En el culebrón siempre hay un hospital, una tragedia o un drama. Esta vez es algo tan bonito que, claro, estás llorando porque pierdes a alguien que llevas escuchando y queriendo desde que era niño. Pero simplemente lo vas a dejar de ver, no es que se muera ni nada. Me parece bonito despedirse del espectador con felicidad y no con un drama. Eso es algo mágico, que pocas veces puedes hacer.
Quisimos ilustrar esa conexión con el espectador a base de guiños y con silencios que dicen mucho más que las palabras
Esto se basa en que teníamos el lujo de contar con un backstory de diecinueve temporadas, con una relación del espectador con el personaje que ya está muy solidificada y muy cimentada en muchos recuerdos. Entonces, básicamente lo que hicimos con Joaquín Oristrell y Ricardo Gómez fue ilustrar esa conexión con el espectador a base de guiños y con silencios que dicen mucho más que las palabras. Hicimos un brainstorming del que surgió la idea de que viera a Karina en el primer sitio en que la vio, saliendo del camión de mudanzas. Y claro, yo me he permitido de repente meter dos planos de ellos dos con, no sé si 15 años menos, cuando eran niños. Eso tiene tanta fuerza emotiva que no tienes que hacer nada más, no hay que meter una sola palabra. Eso te dice tantas cosas. Y muy pocos directores de la historia de la ficción han podido jugar con eso. Vaya, casi nadie. Si tú te pones a hacer el pasado de un personaje de una película o una serie, pues tiras de otro actor que hace ese personaje de niño. O de un retoque o una prótesis, o una cosa de esas.
"Boyhood" tiene menos recorrido que 'Cuéntame'
'Cuéntame' es el "Boyhood" español...
Sí, pero "Boyhood" tiene menos recorrido. Nosotros tenemos muchos más años de los que fue el rodaje de esa película. Se compara mucho con "Boyhood", pero 'Cuéntame' tiene mucho más tiempo de rodaje. He sentido una fuerza del destino que nos llevaba a hacer las cosas. Por ejemplo, la circularidad fue una idea loca que surgió en una cena con Joaquín y Ricardo. ¿Por qué el narrador no empieza a escribir el capítulo 1? Entonces articulamos este esquema: Carlos ha fracasado como novelista porque no encuentra su voz, que es algo que atormenta a los escritores mucho. ¿Qué es su voz? Pues algo que lleva 19 temporadas teniendo delante y que no ve, que es la historia de su familia.
Ricardo Gómez y Elena Rivera en sus primeros años en 'Cuéntame'
¿Este final es algo que teníais planteado para el cierre definitivo de la serie?
No, no, para nada. Todas estas ideas surgen sólo para este capítulo en un brainstorming entre los tres en que decimos muchas barbaridades. Quizá esta era una de las más locas. Pero nos mirábamos los tres y decíamos: "Qué bonita oportunidad de hacer esto, de decirle al espectador que el narrador de la serie encuentra en una especie de proceso místico, en una epifanía, un ángel que le dice que tiene facilidad para contar la historia de su familia". Para mí la narración más pura de todas las narraciones es "La isla del tesoro". Ahí él es el chico que ve todo con esos ojos, mientras que el viejo pirata vivido es como el marinero que encuentra en el barco, que le da una especie de pista al decirle que la verdad está en su interior. Que no busque la voz fuera, en el mundo o viajando, sino en lo que a vivido. ¿Y qué ha vivido? Pues su familia, San Genaro y todo esto. Entonces, surgieron muchas ideas así a lo largo del capítulo que eran como muy locas, pero de repente nos mirábamos y decíamos: "Joder, tío, es que es precioso todo esto". El espectador lo va a recibir con mucha alegría. Es como decirle que, ya que ha invertido tantas horas de su vida en ver esto, pues le vamos a premiar con esta circularidad. Diciendo: "Bueno, todo ha tenido un sentido". Eso es muy chulo. Es una de las cosas que nos ha animado mucho cuando empezaban a surgir estas ideas.
En esa reunión con Joaquín Oristrell y Ricardo Gómez se barajaron muchas opciones. ¿Cuáles fueron las ideas más locas que se descartaron?
(Risas) Las que se descartaron no te las puedo contar. Eso está escondido y ya se utilizarán más adelante. Pero había muchas y se realizaron varias versiones del guion. Es un guion muy elaborado, con mucho cariño, porque, a pesar de que sabíamos que en el esquema de temporada iba a ser el final, no sabíamos siquiera si iba a volver con Karina, te lo juro. Estábamos los tres pensando: "¿Qué hacemos?". Pues estaba sobre la mesa aquello de matar al personaje, aunque fuese absurdo por aquello de la voz en off. Viajar al futuro, por ejemplo, era otra idea. Es más, se ha hecho alguna vez. Hay algún plano rodado y emitido desde el futuro, en que hay unas manos escribiendo a máquina desde un presente abstracto. Había millones de posibilidades, y nos quedamos con las que a los tres nos convencieron. Digo a los tres porque ahí Miguel Ángel Bernadeau estuvo muy generoso al dejar que Ricardo, que nos ha dado tantos años y su infancia entera, pudiera participar en su despedida artística. Le permitió que nos sentáramos a la mesa para que dijera las cosas que su corazón le decía que tenía que haber. Nadie mejor que él, que ha sido Carlos Alcántara durante 19 años, y que además es un chaval superinteligente con un talento de la hostia y una energía juvenil desbordante. Al final, él ha estado ahí todo el rato, y que él participara en la parte creativa ha sido un lujo. Joaquín y yo, a partir de nuestra experiencia cada uno en su campo, lo hemos seguido y hemos aportado a la mesa. Entre los tres nos ha salido algo muy bonito.
¿Por qué optáis finalmente porque Carlos y Karina acaben juntos? Hace algún tiempo, tanto Ricardo como tú, asegurabais que no os gustaba ese posible final.
Todos hemos vivido procesos a nivel personal, en nuestra relación con el amor, un poco trágicas. Depende del momento de tu vida en que hagas las cosas. Joaquín y yo decidimos premiar al amor, ya que esta relación es el "amor" en mayúsculas. El amor que todos hemos soñado. Esa chica de la puerta de enfrente, con la que has dado mil vueltas, pero que ha estado siempre contigo. De repente, es el amor, el amor puro.
Un amor puro que ha brillado gracias a su excelente selección musical.
Cuando imaginé la secuencia final, supe que la iba a hacer de una manera. Carlos llegaba de pronto a Nueva York, la veía, se miraban y claro, había muchas canciones posibles. Desde que entré en la serie me ha gustado mucho jugar con la música española, porque creo que es algo que en 'Cuéntame' tenemos que hacer. Los americanos siempre ponen su música, y nosotros tenemos una música tan buena como la americana en toda la historia. Entonces, había muchas canciones y probé muchísimas cosas. Por ejemplo, Los Secretos es la música de Carlos Alcántara, el "Pero a tu lado" y esas canciones ya han funcionado y había ese esquema. De repente, cuando yo planteé la reunión lo primero que puse sobre la mesa es que quería escuchar "Buscando", que es una canción que para mí resume lo que es Carlos Alcántara, una búsqueda que no acaba nunca. Esa canción se quedó en el centro del capítulo, como en un videoclip que explica el sufrimiento de Carlos buscando esa voz.
Karina y Carlos en el capítulo 348 de 'Cuéntame'
De repente pensé, como en una revelación mientras iba conduciendo: "¿Cuál es la mejor canción de amor de la cultura popular española?". Y pensé en el "Eres tú" de Mocedades. Paré el coche, la busqué, la escuché y dije: "Esta es la canción de Carlos y Karina". Es como ese "amor" con mayúsculas. Es una canción espiritual, que es casi la interpretación española de un gospel. Eleva al amor a la categoría de divino, eterno. Y para mí, yo los sitúo ahí en el puerto mirando Nueva York como dos estatuas, que es como un monumento al amor. Es un amor que todos soñamos y que la realidad muchas veces hace que lo perdamos. Porque en la realidad, digamos, no convive muy bien. Pero yo he querido que se conviertan en eso. Han triunfado, han pasado por mil cosas y se merecen estar juntos. Creo que el público, que ha ido viendo pasar su vida y sus amores mientras contemplaban la emisión de los jueves con Carlos y Karina, se merecía esto. La realidad, pienso yo, ya es bastante chunga como para que encima nosotros castiguemos más. Que la gente crea en el amor yo creo que es una cosa que en la cultura popular, en el cine, en la televisión y demás, tenemos la obligación de hacer porque es algo guay. Pienso que el amor está bien, es una ilusión para seguir viviendo y, tal y como están las cosas, la gente necesita creer en el amor más que nunca. Pues eso es el amor, Carlos y Karina.
Es un capítulo que tiene muchas primeras tomas que son únicas
En este capítulo se han cuidado los pequeños detalles. En la secuencia de la discusión ambos se dicen "Eres tú", avanzando lo que está por llegar al final de episodio.
Cuando rodé esa secuencia, ya les dije directamente: "Mira, escuchad esta canción". Elena, que es una cantante de la hostia, casi se echa a llorar y Ricardo me dijo: "Mira, voy a meter las palabras 'eres tú' para anticiparla". Todo eso surgió en el ensayo. Por ejemplo, mira, el capítulo comienza con Burning, que es mi grupo favorito de rock español, pero con una canción sobre la soledad. Es una canción que se hizo sobre la heroína, pero de repente cabía también. Alguien que está sólo, abandonado, triste, en una madrugada en un piso... Para mí el capítulo es como un viaje muy bonito a nivel musical. Burning, Los Secretos y luego el tema de remate de "Eres tú". En ese sentido, hemos escuchado a nuestro corazón. Cuando me senté antes de hacer esa secuencia y les dije: "Vamos a hacer la mejor secuencia de Carlos y Karina de la historia de esta serie". Y, como estos niños han crecido como intérpretes tan increíblemente, convirtiéndose en actores monstruosos, pues nos regalaron esta primera toma que fue alucinante. Es un capítulo que tiene muchas primeras tomas, unas tomas que son únicas. Por ejemplo, cuando se despide de la abuela, ella está muy preparada para hacer esto. María Galiana, que es un monstruo de la interpretación, me dijo: "Te voy a dar una toma, no te voy a dar más, porque esto no te lo voy a dar más veces. Para que veas lo que siento tras todos estos años abrazando a este niño". Entonces, hicieron una toma y yo dije: "¿Está todo enfocado, está bien grabado? Pues ya la tenemos porque esto no lo vamos a tener más". Cuando se despide de Mercedes yo creo que también. Y luego la más importante, que es cuando yo siento a Ricardo para su despedida en vídeo. Esa escena la escribe primero él. Ahí hay mucho espejo.
Ricardo está hablando directamente con el espectador durante su monólogo
Su monólogo de despedida tiene muchos paralelismos con sus salida como actor de este proyecto.
Hay mucha realidad y mucha ficción en esa escena. Entonces, decidimos que hiciera un primer borrador, que revisó Joaquín. Él llegó en una situación muy especial a ese momento, porque ahí lo soltaba todo. Estaba hablando con el espectador directamente. Le puse una cámara delante, frontal. Acción. Corten. Y no se hizo ni una sola toma más. Ese es un material único, porque lo que sintió en ese momento Ricardo si lo mezclamos con el concepto repetición se hubiera perdido. Eso es totalmente verdad. Es un sentimiento verdadero de un niño que desde los seis años lleva subiendo a un coche que le lleva a un plató y, de repente, ya no lo hace más. Su vida va a ser otra. Como director, no puedo estropear eso. Es una cosa tan irrepetible que tengo que crear ese ambiente en el plató, de respeto absoluto, y dejar al actor que lo diga todo ante lo que es esa cámara. Este capítulo se ha basado en este tipo de cosas, casi como una misa.
El resto del reparto desconocía qué decía Ricardo Gómez en ese monólogo final y lo descubrieron mientras grababan la toma mirando la televisión en el salón.
Los actores no habían visto ese monólogo, y cuando están reaccionando a eso que ven en la pantalla reaccionan al vídeo real. Reaccionan a despedir a Ricardo. Les pedí a cada uno que expresaran lo que estaban pensando, que tenía que ser todos los años y toda las relaciones con Ricardo Gómez que ellos y sus personajes respectivos habían tenido. Todos estaban pensando durante ese silencio un montón de cosas, como se ve en sus miradas. Eso son momentos irrebatibles que hemos vivido en este capítulo. Lo del barco en Valencia fue precioso también. Sacarlo a él, muy lejos de San Genaro. Hay un plano del cartel de San Genaro y de pronto montas a un plano de él subiendo al barco.
Ricardo Gómez recreando el plano inicial de 'Cuéntame'
Ese fue uno de los últimos planos que rodó Ricardo. Aunque realmente se despidió grabando el plano que abrió la serie en 2001.
Efectivamente, el último fue él tocando el agua. Durante años ha habido una especie de cuestión de formato en los créditos. A Antonio Cano, que es otro de los directores de la serie, se le ocurrió una cosa muy bonita que es que el niño tocase el agua. Antonio es un creador de imágenes poéticas muy potentes. Cada cuatro años, se hacía que Ricardo volviera a hacer lo mismo. Pero sin saber por qué. Simplemente porque era chulo. Y en esa cena pensamos los tres: "Claro, porque esa va a ser la epifanía". Cuando ya de mayor toca el agua por última vez siente como una electricidad de superhéroe de Marvel. De repente dice: "Tengo el poder, voy a escribir la historia de mi familia". Fíjate, se nos condujo hacia este círculo durante muchos años sin saber por qué, pero el destino nos lo ha dicho. Era para esto. Ha sido muy mágico en ese sentido.
¿Cómo fue ese rodaje en el puerto de Valencia?
Bien, muy chulo. A mí me gusta mucho navegar y el mar. Ese barco era increíble. Un barco varado ahí en el puerto por una cuestión de papeles, un barco turco, un carguero oxidado y viejo. Cuando Ricardo lo vio y se dio cuenta de que iba a pasar allí todo lo que tanto habíamos imaginado me dijo: "Es el sitio perfecto". Es una especie de nave del espacio-tiempo, varada en algún sitio y en ninguno al mismo tiempo. Fue muy chulo y rápido, porque teníamos que hacer muchísimos planos. Pero la verdad es que lo disfrutamos todos muchísimo. Sobre todo Pep Cruz, que es actor y marinero. Tiene una voz que me gusta mucho, que es cálida, como de un viejo pirata.
Pep Cruz y Ricardo Gómez en el capítulo 348 de 'Cuéntame'
Siguiendo con los guiños, hay un nostálgico reencuentro en el descampado con el clásico coche, que tuvo también una licencia narrativa, ¿cómo se gesta?
Eso es absolutamente una operación de Ricardo maravillosa. Es como decir: "Me merezco despedirme de mis mosqueteros". Esta serie empieza con los tres mosqueteros, con estos tres niños. Es una serie de tres niños entonces. Y tienen una relación increíble a nivel personal. Los ves juntos y son un equipo de fútbol. Además que en la vida real se quieren y se llaman constantemente. Increíblemente para tres niños que se han formado en el corazón del mundo del espectáculo, son tres personas maravillosas. Hicimos un pase el lunes, en muy petit comité, porque ellos no lo habían visto, y fue sobrecogedor. Se pusieron los tres en el suelo, junto con Elena, cogidos, y estuvieron una hora y media llorando abrazados. Los que estábamos allí viéndolo no dábamos crédito, porque era como que se estaban despidiendo de su infancia prácticamente.
Entonces, Ricardo tenía que despedirse de ellos en la serie. Y también de Nao Albet (Marcelo), que en los últimos años ha sido muy importante en las tramas de Carlos. Volver al camión fue emocionante. El camión lo trajo otro camión para los primeros platós de la primera temporada, se quedó ahí tirado y estaba ahí esperando este capítulo, porque recientemente habrá salido en algún otro, pero muy poco.
Nao Albert, Santi Crespo, Manuel Dios y Ricardo Gómez en el capítulo 348 de 'Cuéntame'
Yo tengo ese delirio de meta-meta-metalenguaje, por el que quiero que Carlos Alcántara se vea a sí mismo en el salón cuando tiene seis años. Esta es otra idea que surge ahí y a todos nos vuela la cabeza. Entonces le digo a Alberto, director artístico de la serie que lleva toda la vida ahí y que empezó como ayudante y ahora es el jefe, que necesito los muebles de la primera temporada. Y él me mira muy serio y me dice: "Se quemaron cuando se quemó una nave, pero se salvó el tresillo, el sofá, el cristal amarillo de la puerta y un par de interruptores. Y están aquí porque yo sabía que algún día alguien me los pediría". Y vaya, que me lleva a un recodo, destapa la manta y me enseña eso. Y yo diciendo: "Hostia puta, joder". Ha sido todo así. Cosas que tienen diecinueve años llevan ese tiempo ahí para mí.
En el capítulo 348 se cierran absolutamente todas las tramas salvo la de Paquita. ¿Por qué no se contó con este personaje para el final?
Porque no cabía todo. Realmente, una de las cosas más difíciles que tenemos los directores de esta serie es que cuando tú quieres penetrar relativamente en una trama, si de repente la enfrías con otras que no tienen mucho que ver pues ya pierde emotividad el capítulo. Se convertiría en tres películas en una, y eso no puede ser. Está muy bien Ana Arias, es una actriz fascinante, y su trama también está muy bien, pero no se podía meter todo en este capítulo y decidimos dejarlo para la temporada que estamos rodando ahora. Cerrar lo de Paquita quitaba un poco esta sensación de película que tiene el capítulo, que es como que la película va de esto.
¿Podría haber sido este un cierre perfecto para ser el último capítulo de toda la serie?
Mira, los tres últimos años podrían haber sido un buen final. Llevamos haciendo capítulos finales así bastante tiempo, porque queremos premiar al espectador con grandes finales. Como el que hizo Agustín Crespi que acaban saliendo en el teatro, o el mío del año pasado. En realidad, cada vez estamos haciendo finales como más autorales. De repente que si Carlos le pide matrimonio a Karina, y hay un viaje a Mercedes y Antonio en la Guerra Civil... Luego los enseñamos y la gente dice: "¿Por qué?". Y digo: "Porque este es el corazón de la serie. Es el amor dentro de la familia. Los padres se enamoran, los hijos se vuelven a enamorar, y al final es como la historia de la vida". Funcionó y fue épico. Luego la gente me dijo que sería el final perfecto de la serie. No sé, éste sería uno más, y podría ser uno muy bueno. Pero bueno, todavía hay otras cosas que contar, y en ello estamos.
Hay un grandísimo cambio en el capítulo 1 de la temporada 20, es una gran sorpresa que la gente no espera
Ya estáis grabando la temporada 20 sin Ricardo y Elena, ¿cómo se afronta ahora?
La serie tiene mucho talento a nivel de actores. Tenemos a Imanol Arias, Ana Duato, María Galiana, Irene Visedo... Toda la familia Alcántara. Y hay mucho por contar. Hay tramas nuevas muy interesantes, la serie ahora es diferente y, sobre todo, ahora hay un grandísimo cambio en el capítulo 1 que es una gran sorpresa que la gente no espera. Es un cambio narrativo e interpretativo. No puedo entrar en más, pero es un cambio que va a renovar bastante y va a iniciar una nueva época en el centro y el corazón de la familia Alcántara. Lo estoy rodando ahora mismo, pero no lo puedo contar.
Esta serie ha durado tantos años, no por cosas externas, sino porque la tele es una dictadura de la audiencia. Esta serie se ha mantenido porque la gente la seguía viendo. ¿Por qué la seguía viendo? Pues porque se ha cruzado el talento de mucha gente. Muchos guionistas extraordinarios, directores fantásticos, actores irrebatibles... Eso ha hecho que la serie se haya reinventado muchas veces. La serie tuvo una primera etapa con un director y unos guionistas con una personalidad muy fuerte. Era una serie que imitaba un modelo de otras series americanas pero que encontró una personalidad superfuerte. Y era por toda esa gente y, sobre todo, por Miguel Ángel y el director Tito Fernández. Era una serie que era muy diferente a lo que se estaba emitiendo en España y a la que la gente se enganchó enseguida. Luego hubo otra segunda cuando Tito murió. Desde esa segunda temporada se tomaron decisiones importantísimas en cuanto a casting, en cuanto a cómo tenía que ser el humor, cómo tenía que ser el drama, y luego otras etapas siguientes en las que la serie siguió buscando esa personalidad propia, sorteando problemas como que Irene Visedo se fuera. Aunque luego volvió. Se fue también Pablo Rivero, y volvió. Pero la serie se siguió reinventando. Por una especie de imán increíble del destino los actores vuelven, es por una fuerza extraña. Y yo entré hace siete años. Miguel Ángel quería que le diese otra vuelta audiovisual a la serie y le dije: "La voy a hacer como yo creo que hay que hacerla, que es dándole un giro más autoral". Y me dijo: "Ah, adelante". Me puso un juguete en las manos, que para mí fue una responsabilidad terrible, y con mis compañeros directores y todo el equipo extraordinario que tenemos nos pusimos a trabajar y le dimos una última vuelta a la serie. Ahora tiene otra. Es decir, la serie se ha ido reinventando porque tiene un material y un patrimonio de trabajo muy fuerte. La serie durará lo que dure la audiencia. Es así, es la ley de la televisión, y si el año que viene conseguimos que la gente siga viendo la serie, pues la seguirá viendo. Eso es así.
Pero entiendo que tenéis previsto continuar a largo plazo o no se habría despedido a Carlos y Karina.
Te aseguro que no hay nada planificado. Miguel Ángel Bernadeau, que es el productor y alma de la serie, en los últimos años ha estado tirando sin grandes planes, porque está cambiando tanto el mundo de la televisión y la competencia es tan brutal que es difícil planificar con más de un año por delante. Entonces, simplemente esta temporada vamos a tratar de hacerla muy bien para que nos la renuevan para la siguiente. Y así todos los años. El año pasado fue muy bien la serie y pudimos a mitad de temporada saber que vamos a hacer una más. Y ésta, si la empezamos a emitir y va bien, sabremos todavía en esta temporada si vamos a hacer otra más. No hay grandes planes, te quiero decir, no se planifica la cosa en plan: "en el 92 pasará esto". La gente piensa que sí, que hay como un plan trazado por una especie de mano divina, pero no, no lo hay.
¿En qué medida va a estar presente Carlos Alcántara de esta nueva temporada?
Todo el rato. Lo más bonito es que no se ha expulsado a Carlos como si se fuera y pasamos la página. Era imposible. En el salón de los Alcántara siguen todas las fotos de él. En el primer capítulo siguen hablando con él, porque le escriben cartas. Está muy presente en los diálogos también. Es un miembro de la familia muy importante que no está ahí pero que está presente y seguirá estando siempre.
Más allá de 'Cuéntame', tiene un proyecto cinematográfico protagonizado por el mismísimo Ricardo Gómez.
Cuando entré en 'Cuéntame' había escrito novelas y había hecho ya cinco largometrajes. Soy director de cine, me considero director de cine. Es una cosa que me apasiona. De hecho, lo que se me pidió en 'Cuéntame' es hacer un estilo más cinematográfico y menos televisivo. Ya lo tenía, pero bueno, más todavía. Ahora he tenido algún tiempo para escribir un guion de cine, lo he pasado, porque es una peli que me apetecía mucho rodar desde hace mucho tiempo, con una historia muy potente. Mi relación con Ricardo es de admiración, es casi un familiar, y entonces no se me ocurre un protagonista mejor que él. Ha ido muy bien, la televisión se ha metido en el proyecto, con mucho entusiasmo, y ahora estamos con los papeleos previos. Si todo va como tiene que ir en verano, antes o después, estaremos grabando con Ricardo enfrente.
Mi relación con Ricardo es de admiración, es casi un familiar. No se me ocurre un protagonista mejor que él
¿Nos puedes adelantar algún detalles del proyecto?
Es un thriller policíaco. Muy al estilo de los thrillers de los 70, que es un tipo de cine con el que me crié y que me gusta mucho. Es un largometraje muy de género, pero muy divertido. Una muy buena historia.
¿Será un cambio de registro para Ricardo Gómez?
Sí, sí, Ricardo ahora es un monstruo de la interpretación para ser tan joven. Creo que ningún actor tiene la formación que ha tenido Ricardo, que lleva la marca desde los seis años, que ha trabajado con los mejores profesionales de este país de tú a tú y ha llegado a un nivel interpretativo muy grande. Encima le ha puesto mucho corazón y ha sabido aplicar su vida y su obra ahora. Está en un momento irrepetible y lo que está haciendo en teatro con "Rojo" es espectacular, todo. Lo que hizo el año pasado y lo que está haciendo ahora. De la película que hizo, "1898: Los últimos de Filipinas", lo nominaron al Goya a él solo porque destacaba muchísimo. Él puede hacer todo tipo de palos: drama, comedia o lo que quiera. Es un actor superdotado. Evidentemente, va a hacer un papel ultradiferente en mi película de lo que hace habitualmente, y estoy seguro de que lo hará muy bien.