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La final de la octava edición de 'MasterChef' ha encontrado un escenario muy especial para su última prueba de exteriores: El Bohío. Se trata del restaurante de Pepe Rodríguez, que lo abrió su abuela siendo un bar de carretera para servir menús a los que viajaban de Madrid a Toledo. Antes de arrancar la prueba, el chef se ha sincerado con un emotivo discurso que ha empezando con estas palabras: "Hoy tengo sentimientos encontrados".
Pepe Rodríguez, en la final de 'MasterChef 8'
Por ello, el mítico miembro del jurado ha asegurado que "ocho años y 18 ediciones después no solo puedo decir con orgullo que El Bohío sigue en pie, sino que he tenido la gran suerte de convertirlo en el restaurante que siempre he soñado", puesto que el local ha cambiado considerablemente respecto a la idea con la que nació. No obstante, la crisis del Covid-19 ha hecho mucho daño a los negocios.
Los últimos en cocinar en El Bohío
"El coronavirus se ha interpuesto en nuestra vida y El Bohío lleva 4 meses cerrado y vosotros vais a ser los primeros en encender los fogones, pero por desgracia también los últimos", cuenta Rodríguez poniendo en duda la continuidad del local. "Por más que me duela, todavía queda un tiempo largo para que los hosteleros podamos recuperar la normalidad en nuestros negocios", concluye el Chef antes de despedirse con la siguiente frase: "'MasterChef' ha sacado su varita mágica y nos ha permitido cocinar sueños en tiempos de pandemia".