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La entrega del miércoles 1 de marzo, 'Planeta Calleja' emitió la entrega con Pedro Piqueras, en la que el periodista viajó con Jesús Calleja y su equipo a La Palma, algo más de un año después de que erupcionase el volcán de Cumbre Vieja, bautizado por los palmeros desde el pasado julio como Tajogaite. De ese modo, el programa de Cuatro expuso la actual situación de la isla, en concreto, su zona más turística, intacta pero cerrada a la población a causa de las letales concentraciones de dióxido de carbono.
Antes de la visita a las zonas más restringidas de la isla, Calleja y Piqueras tuvieron ocasión de hablar con dos vecinos cuyo negocio y cuya vivienda se encontraban en la zona restringida de Puerto Naos, con la mayor playa de La Palma, y La Bombilla: "Dudamos de que los valores de esa zona sean incompatibles realmente con la vida. Es posible que haya zonas determinadas que sí, pero no por eso podemos cerrar a cal y canto dos zonas en las que viven muchas familias". Los palmeros, de hecho, comentaron la posibilidad de atajar el problema conduciendo el gas con tubos desde las aparentes fisuras, algo sobre lo que Calleja, su invitado y su equipo se comprometieron a preguntar a los profesionales con los que visitaron el área, encabezados por el vulcanólogo Pedro Hernández.Jesús Calleja y Pedro Piqueras visitan la zona de exclusión de La Palma en 'Planeta Calleja'
Una vez allí, los profesionales explicaron que el valor normal de dióxido de carbono oscilaba 0,04% o 400 partes por millón y 0,1% o 1000 ppm. "Donde empiezan los problemas es a partir de los 5.000 ppm", apuntó Hernández, quien mostró al equipo del programa los pájaros muertos que yacían por las calles vacías. Además, fueron registrando el CO2 en el ambiente, en el que detectaron 90.000 ppm, un 9%, cifra con la que "estamos hablando de niveles muy tóxicos", mientras que a partir de 14% o 140.000 ppm "es mortal". No obstante, el aparato Calleja había cogido prestado de los vecinos, más barato, no podía registrar cifras más allá de 5.000 ppm: "Eso es peligroso, porque si tú no sabes que lo máximo que da un sensor barato es 5.000 y tienes 90.000, te mueres en nada porque estás confiado".
"Nadie sabe cuánto va a durar"
"Hay un problema añadido y es que la dinámica del CO2 aquí es muy curiosa, porque hay zonas donde siempre hay dióxido de carbono y puedes tener momentos donde te viene una bolsa muy alta, desaparece, vuelve a aparecer...", relató Hernández. De hecho, el vulcanólogo, al ser preguntado sobre la posibilidad de "conducir" el gas a otras áreas, explicó que "es una zona muy amplia. Es como ponerle puertas al campo: es gas volcánico y viene de kilómetros de profundidad". "Esta es la peor zona, pero no significa que sea la única. El problema del dióxido de carbono está repartido por todo Puerto Naos", añadió el científico, quien incluso compartió que "aquí en muchas ocasiones yo he tenido que salir corriendo. Es único, no lo he visto en ningún lado".
"Realmente, ahora mismo nadie sabe cuánto va a durar esto", compartió Hernández, con quien Calleja y Piqueras tuvieron ocasión de bajar a un garaje con bombonas de oxígeno. Allí, la pesadez del dióxido de carbono cargaba el ambiente hasta un 43%: "Estos son niveles letales. En dos o tres minutos, estás muerto". "El dióxido de carbono atraviesa donde menos lo pienses: microfisuras en el cemento, por las columnas, por las paredes, atraviesa y asciende", explicó el vulcanólogo, para después añadir que "el mejor favor que nos haría la naturaleza es que dejara de emitir CO2, pero eso no lo podemos controlar". Con ese complicado panorama, el científico apuntó que tanto ellos "como los responsables de Protección Civil estamos haciendo lo imposible para dar soluciones a este problema, pero estamos luchando contra un enemigo muy complicado".