La decimosexta edición del Festival de Eurovisión Junior ha roto barreras al reunir a veinte países en su impresionante escenario. A lo largo de la ágil gala, marcada por la temática de la realidad virtual, la veintena de aspirantes ha tenido la oportunidad de representar a sus respectivos países con actuaciones que han trasladado el brillo eurovisivo a Minsk (Bielorrusia).
Roksana Wegiel, representante de Polonia
Voto popular
Como ya sucediera el año pasado, el sistema de votaciones ha estado definido por la participación del público, cuyas preferencias marcaban el 50% del resultado final. Los fans tuvieron la oportunidad de votar a sus participantes favoritos hasta poco antes del arranque de la gala, y una vez terminadas las actuaciones, se volvió a abrir el proceso de voto online durante quince minutos. Pero los espectadores no fueron los únicos que tuvieron voz, ya que al jurado de profesionales le correspondía la otra mitad de la resolución.
Año de récord
El entusiasmo de los jóvenes aspirantes no será lo único que se recuerde de esta edición de Eurovisión Junior. Por primera vez en sus dieciséis años de recorrido, el certamen musical ha reunido a veinte países, cuatro más que la anterior gala. Una cifra histórica que ha sido posible por el estreno de Gales, único país británico en la lista, y Kazajistán, que participaban por primera vez en el festival.
En el apartado de regresos nos encontramos con Francia y Azerbaiyán, que no participaban desde 2004 y 2013 respectivamente, e Israel, que no asistió a la gala de 2017. Por último, la salida de Chipre ha provocado que la gala no ampliara su registro histórico, pero teniendo en cuenta la tendencia marcada por esta edición, no sería de extrañar que en 2019 se logre un nuevo hito para el festival que cada año destila el talento infantil más prometedor.