Aunque el éxito de las telenovelas turcas en España comenzó con la emisión de 'Fatmagül' en Nova en 2018, estas producciones ya venían conquistando el mundo desde 2006. Una expansión por la que Turquía ostenta actualmente el segundo puesto entre los países que exportan más material audiovisual, tan solo por detrás de Estados Unidos. Según apunta el diario turco Daily Sabah, el país otomano produciría en un año más de cien series que logra vender a unos 156 países. Cifras que avalan la buena acogida que las producciones turcas, denominadas "dizi" (series) en su país de origen, están cosechando en todo el mundo.
Halit Ergenç y Bergüzar Korel en 'Las mil y una noches'
La ficción 'Muhtesem Yüzyil' (traducido como "el siglo magnífico"), conocida en algunos países con el título de 'El sultán' o 'Suleimán, el gran sultán', fue la encargada de seguir la estela de 'Las mil y una noches' tras su estreno en Turquía en 2011, donde atrajo hasta a un tercio de la audiencia del país, aunque aún no ha llegado a emitirse en España por el momento. Una producción que, según estima Global Agency, ha sido vista por más de 500 millones de personas en todo el mundo y que se convirtió en la primera serie turca adquirida para emitir en Japón tras cosechar múltiples éxitos en todo el mundo.
'Muhtesem Yüzyil'
Tal es la magnitud del impacto que están generando las producciones turcas, que en 2018 el valor de sus exportaciones alcanzó los 350 millones de dólares. Una cifra que, para 2023, el gobierno turco espera que haya ascendido a los mil millones, número que Pinto reduce a la mitad de cara a proponer un objetivo más realista, especialmente tras la pérdida del mercado del Medio Oriente por cuestiones políticas, como la tensión entre el príncipe heredero de Arabia Saudí, Mohammed bin Salman, y el presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan. No obstante, se prevé la expansión de estas producciones tanto en América Latina como en Europa Occidental, especialmente en Italia y España, ayuden compensar la balanza. Un indiscutible impacto a nivel global de las producciones turcas por el que, en FormulaTV hemos decidido recoger algunos de los ingredientes por los que las dizi funcionan tan bien internacionalmente.
1 Tramas de carácter universal
Doruk, Bahar y Nisan, protagonistas de 'Mujer (Kadin)'
"Las historias humanas son universales. Si se tratan bien, viajarán por todo el mundo", declaró Özge Özpirinççi, protagonista de 'Mujer (Kadin)', durante una de sus sesiones de rodaje de la telenovela adquirida por Nova. Esta frase resumiría uno de los principales motivos por los que las producciones turcas triunfan fuera de su país: el carácter universal de sus historias, ya sean actuales o históricas, dramáticas o cómicas. Tramas que, sin importar donde se emitan, no desentonan con el público por cuestiones culturales y resultan atrayentes por la forma en la que se plantean.
Eset, guionista y cineasta de Estambul implicado en proyectos como la ficción 'Muhtesem Yüzyil', apuntó en The Guardian a varios asuntos que, de forma más o menos universal, solían respetar las producciones turcas: no puedes poner un arma en la mano del protagonista o héroe; el centro de cualquier drama es la familia; el viaje de un entorno socieconómico a otro completamente opuesto, como mudarse del campo a la ciudad; el interés amoroso sufrió un desengaño y está cerrado al amor; o, por supuesto, el típico triángulo amoros.
Una serie de ingredientes de carácter generalizado en las producciones turcas que, lejos de resultar tediosos, se plantean de tantas formas con una base común, que al final resulta sencillo que las tramas conecten con multitud de públicos de todo el mundo, como pueden ser el del mercado árabe, más conservador; los países de Europa del Este, con los que Turquía comparte una conexión cultural por el imperio otomano; o Latinomámerica, donde la novedad que suponen las tramas turcas, clásicas en su base, han ido logrando una creciente acogida. Algo que no impide que las producciones turcas se encuentren con huesos duros de roer, como los países de habla inglesa como Estados Unidos o Reino Unido.
2 Gran conexión emocional con el espectador
La protagonista de 'Fatmagül' recibe el apoyo de la gente durante el juicio contra sus violadores
A la hora de contrastar las producciones estadounidenses con las turcas, el actor Halit Ergenç, protagonista de 'Las mil y una noches' y 'Muhtesem Yüzyil', opinó que las primeras son entretenidas, pero no tan conmovedoras como las ficciones de Turquía. El intérprete apunta así a otro de los grandes atractivos de estas producciones: la conexión emocional que generan en el espectador, los sentimientos que evocan y la empatía que generan con respecto a otro tipo de ficciones. "Plantean temas éticos y tienes que tomar partido. Son una propuesta muy directa y visceral; por eso 'Fatmagül' ha tenido tanto éxito", opinó al respecto Luis León Luri, responsable de programación de canales temáticos de Atresmedia, para ABC. Dentro de esa ficción, por ejemplo, se nos plantea un dilema sobre el personaje de Kerim: estuvo presente en la violación y, aunque no participó, no detuvo la situación. Sin embargo, se muestra arrepentido, lo que no provoca, sin embargo, que el espectador no esté a favor de que Fatmagül no lo quiera en su vida, dado que es una reacción comprensible.
Según el guionista Eset, la base de este aspecto de las telenovelas turcas se sitúa en cierto "anhelo comunitario" no solo para los personajes, sino también para la propia audiencia, que se ve sumergida en historias que trabajan muy bien la empatía. "Queremos ver al chico bueno con la chica buena, pero la vida es mala y hay malos personajes por ahí", afirmó el cineasta. "Contamos al menos dos versiones de la historia de Cenicienta por año en la televisión turca. A veces, Cenicienta es una mujer soltera de 35 años con un hijo; a veces es una actriz hambrienta de 22 años", explicó también Eset, señalando así el hecho de que esta clase de producciones, más allá de trabajar muy bien los sentimientos que generan en su público, ofrecen enfoques variados, incluso de una misma historia "raíz". Enfoques que abarcan numerosos ámbitos con los que cualquiera puede sentirse identificado, al contar con un amplio abanico de personajes de todas las edades y condiciones.
Un claro ejemplo del impacto que logran tener estas producciones lo encontramos en 'Fatmagül', tal y como apuntó Luri, cuya emisión provocó una oleada de denuncias por violación de mujeres turcas que se atrevieron a contar lo que les había pasado. Todo ello tras ver como la protagonista, interpretada por Beren Saat, perseveraba no solo a la hora de castigar a sus violadores en el ámbito judicial, sino también al conseguir unos estudios y alcanzar la felicidad junto a Kerim (Engin Akyürek) y su familia. Una historia de superación en la que era complicado permanecer indiferente a lo largo de los episodios y que, además, fue pionera al poner el enfoque sobre los problemas de las mujeres.
3 Repartos que enganchan
Kemal y Niham se abrazan en 'Kara Sevda (Amor eterno)'
Otro de los grandes atractivos de las telenovelas turcas reside en el casting que poseen. En el caso de los protagonistas, la relación entre ambos personajes suele darse a través de acciones, de miradas, de conversaciones. La química debe estar presente entre ellos aunque no se toquen, de ahí que los intérpretes soporten un gran peso a la hora de darles vida, más allá de los sucesos que se van desarrollando, con el fin de conquistar al espectador en cualquier parte del mundo. Además, las producciones turcas conceden mucha importancia al lenguaje corporal, reflejado en esos abundantes primeros planos, al igual que las pausas reflexivas, en las que todo el peso de la situación decae en la interpretación de los actores.
Por todo ello, es muy común toparse con producciones turcas en las que tanto los actores principales como los secundarios convencen con sus interpretaciones y hacen creíbles a sus personajes, otorgando un mayor atractivo a la historia y provocando incluso que, en algunos casos, los actores y actrices turcos sean más conocidos fuera de su país que dentro de él. Historias como la de Kemal y Niham en 'Kara Sevda (Amor eterno)', seguramente no serían lo mismo si no fueran interpretados por Burak Özçivit y Neslihan Atagül; al igual que personajes tan divertidos como Neriman, interpretada por Nergis Kumbasar en 'Te alquilo mi amor', o Ceycey, a quien da vida Anil Çelik en 'Erkenci Kus: Pájaro soñador', probablemente no tendrían el mismo toque de ser interpretados por otros actores, a cuya interpretación ayuda el hecho de que los personajes secundarios tienen tanto peso como tramas propias y potentes que acompañan a la principal.
4 Un desarrollo lento pero efectivo de las relaciones
Sühan y Cesur, protagonistas de 'Sühan: Venganza y amor'
Relacionado con la importancia del reparto, las producciones turcas cuentan con un ingrediente que, lejos de resultar tedioso, supone un punto fuerte a su favor: el desarrollo lento aunque efectivo de las relaciones entre los personajes. "Frente a las latinas, estas tienen su recorrido narrativo más limitado y no queman tramas tan rápido", señaló Lorenzo Mejino, experto en ficción internacional y autor de "Series para Gourmets" (Diario Vasco), en declaraciones para ABC.
Así, las producciones turcas no poseen ideas tan directas como el "amor a primera vista" entre los personajes, sino que en muchas ocasiones vemos cómo, por ejemplo, los protagonistas comienzan a sentir atracción el uno por el otro. Un proceso por el cual el espectador puede identificar claramente qué es lo que al primero le gusta del segundo y viceversa, algo que para muchos puede suponer un gran atractivo, como pueden ser casos como el de Sühan y Cesur, protagonistas de 'Sühan: Venganza y amor' o el de Ömer y Elif, personajes principales de 'Amor de contrabando'.
No obstante, ese desarrollo más pausado no se aplica solo a las relaciones amorosas, sino también a todo tipo de relaciones dentro de las ficciones turcas. Una mecánica que favorece la empatía y la cercanía de los personajes con el espectador y que, en cierto modo, les otorga un cierto realismo que para muchos puede resultar de lo más atractivo. Dos ejemplos los podemos encontrar en 'Elif', donde la niña que da nombre a la serie entabla poco a poco amistad con su hermanastra, Tugce, después de comenzar su relación de una forma desastrosa por los celos de la segunda; o en 'El secreto de Feriha', donde sucede todo lo contrario: Feriha y Cansu comienzan siendo amigas, pero el espectador es testigo de cómo su amistad se va resquebrajando a lo largo de la producción.
5 El amor, uno de sus muchos ingredientes
Mert y Sarp, protagonistas de 'Içerde'
A pesar de que en España se denominen generalmente como "telenovelas turcas", lo cierto es que, para los turcos, son series, es decir, "dizi". Y es que, aunque uno de sus principales ingredientes sea el romanticismo o las relaciones amorosas de los protagonistas, lo cierto es que no es la mecánica presente en todas ellas: podemos encontrar traición, aventura, misterio, drama... aspectos como los de cualquier ficción española, estadounidense o de cualquier otro lugar del mundo, que no "gozan" de la mala fama que algunos suelen otorgar al género de las telenovelas.
Ejemplo claro de la variedad que poseen las producciones turcas, fuera del molde "típico" de las telenovelas es 'Içerde', un thriller en el que dos hermanos, separados siendo niños, se ven envueltos en una sofisticada persecución mutua entre la mafia y la policía, cada uno en un bando distinto, pero infiltrado en el contrario. Un argumento que cuenta con toques románticos, pero que está cargado de acción, traición y misterio, entre otros rasgos, lo que la podría convertir en una serie más de la franja prime time que podría disfrutar cualquier seguidor de las típicas series policiales estadounidenses.
La familia es uno de los principales ejes de las historias contadas en las producciones turcas, incluso por encima del amor romántico, dado que sus miembros están implicados de un modo u otro en la historia del protagonista. "Cuando hablo con la gente sobre series de televisión turcas, les atrae esa noción romántica de familia, donde todos intentan apoyarse mutuamente", declaró Eset para The Guardian. "Los peligros son externo y la clase socioeconómica juega un papel importante en la historia de amor del pobre niño que ama a una niña rica, o viceversa. Normalmente, una historia como esta en occidente se trataría a través del viaje de un individuo, donde hay más sexo, hay más violencia, hay drogas", opinó el cineasta, apuntando hacia otros puntos fuertes de estas ficciones. Y es que, aunque en occidente no sé tanto valor a la familia, lo cierto es que resulta agradable e interesante ver el desarrollo de los personajes de forma colectiva.
Además, las producciones turcas tienen, en su mayoría, tendencia a poner un foco en mayor o menor medida, sobre problemas reales con los que consiguen impactar al espectador. Un recurso que otorga además un gran realismo y puede convertir al amor romántico, ese supuesto ingrediente "principal" en un elemento secundario de la trama, aunque esos problemas no tienen por qué ocupar un "primer plano". En el caso de 'Mujer (Kadin)' o de 'Madre', ambas telenovelas se centran en la relación entre madres e hijos (sean o no de su sangre), donde las dificultades a las que pueden enfrentarse las mujeres, como la violencia de género, la explotación sexual o el bajo salario, lo que supone un punto a su favor en cuanto a mantener enganchado al espectador y apreciar a los personajes implicados.
6 El "final feliz", un recurso no siempre presente
Bihter y Behlul, protagonistas de 'Amor prohibido'
Mientras que en las telenovelas latinas predominan los conocidos como "finales felices", las telenovelas turcas no cuentan con un cierre así en muchas de sus producciones. Un aspecto que logra que muchos se enganchen, a la espera de que la ficción sorprenda con un giro inesperado y se desvíe de tramas cliché o fáciles de pronosticar, generalmente hacia un rumbo más oscuro y triste. De hecho, en muchos casos predomina la tónica de los dramas, especialmente en aquellas producciones que están basadas en los dramas coreanos, también muy extendidos en muchos países de todo el mundo. "Durante los últimos cuatro años más o menos, el 40% de los programas turcos más vistos han sido remakes de dramas coreanos", confesó el cineasta Eset.
De esa forma, podemos encontrar ficciones como 'Erkenci Kus (Pájaro soñador)', que concluye según lo que un seguidor de telenovelas espera y muchos desean: que los protagonistas acaben juntos y felices. Un desenlace que dista del que poseen producciones como 'Ezel', 'Kara Sevda (Amor eterno)' o 'Amor prohibido', con finales más agridulces o incluso abiertos, lo que no impidió reunir un 73,3% de share en el último episodio de esta última ficción, protagonizada por Beren Saat y Kivanç Tatlitung, e incluso provocó que el parlamente de Ankara detuviera sus funciones ante la expectación generada. Un recurso que provoca, en muchas ocasiones, que el espectador no olvide la ficción que tanto ha disfrutado, incluso a pesar del dolor que pueda surgir a raíz de la empatía generada a lo largo de los capítulos.
7 Producciones muy cuidadas en espectaculares entornos
Sila y Boran, protagonistas de 'Sila', en una escena grabada en exteriores
"A diferencia de la telenovela latina, la turca cuida más la producción: se rueda mucho en exteriores y la actuación es mejor. No tienes la sensación de estar metido en un escenario de cartón piedra. Es un producto de calidad alta, lo que explica la comunidad que se ha creado a su alrededor", afirmó Sergio Calderón, director de Divinity, en declaraciones a El País, señalando otro de los puntos fuertes de las ficción turcas: el cuidado del proceso de producción. De hecho, las telenovelas turcas se conciben en su país de origen destinadas a la franja del prime time, con largas temporadas formadas por episodios de entre una hora y noventa minutos.
En su exportación a otros países, esta duración se ve en muchos casos alterada hasta el punto de que permite la emisión diaria, como en el caso de España. Mientras, en Turquía su emisión resulta muy rentable, lo suficiente como para que los episodios cubran toda la noche sin un gran coste para la cadena. Incluso cuando las series tienden a grabar en exteriores de Turquía, especialmente en la ciudad de Estambul, donde barrios como el de Kuzguncuk se han hecho famosos por convertirse en escenario de múltiples producciones. Aunque, por supuesto, hay excepciones que han recurrido a otros escenarios naturales, como las regiones de la Cappadocia o Mardin, como ocurre en 'Sila', ficción que muestra paisajes muy alejados de las grandes ciudades como Estambul.
La elección de espacios naturales en vez de sets de rodaje, ha provocado un efecto muy al estilo de 'Juego de Tronos', donde se ha generado una parte del turismo destinada a conocer aquellos lugares emblemáticos en los que han sido grabadas ciertas escenas de telenovelas turcas. Una tendencia sobre la que influyó especialmente la producción 'Muhtesem Yüzyil', cuya popularidad en Medio Oriente disparó el turismo árabe a Estambul, hasta el punto de que el ministro de Cultura y Turismo del país dejó de cobrar tarifas de viaje a ciertos países.
8 Entre lo conservador y lo moderno
Feride y Azra en 'No sueltes mi mano'
El hecho de que las producciones turcas encajen tanto en occidente como en oriente, reside en el delicado equilibrio que los encargados tratan de mantener mientras reciben "presiones enormes" del gobierno de Recep Tayyip Erdogan, tal y como confesó la actriz Özpirinççi durante la grabación de 'Mujer (Kadin)', con el fin de no ser ni demasiado "conservadores" ni demasiado "modernos". Un claro ejemplo es que, aunque en Estambul es habitual ver a mujeres con hijab, no ocurre lo mismo en las producciones turcas, donde 'Söz', producción bélica turca, fue la primera en contar con una mujer con dicha prenda tras su estreno en 2017.
No obstante, este hecho no se ha demorado porque no se haya intentado mostrar antes, tal y como desveló Eset para The Guardian. "Incluso a la gente conservadora no le gusta ver mujeres conservadoras en la televisión. No puedes hacer que se besen, que se enfrenten a sus padres, que huyan, que hagan todo lo que se consideraría drama", declaró el cineasta. "Tienen una visión de la mujer mucho más políticamente correcta de lo que es en realidad. Asimismo, siempre han sido muy laicas y casi nunca se ve miseria", opinó Lorenzo Mejino, en declaraciones para ABC, a la hora de hablar de las producciones turcas.
A este respecto, Mezher, coordinador de distribución de formatos y licencias de iMagic, una productora de televisión con sede en Beirut, señaló en The Guardian el hecho de que los mexicanos no se parecían "en absoluto" a los turcos. "Las historias no tenían moralejas. Al final del día, nos gusta que las cosas sean un poco más conservadoras. Los turcos son increíbles en eso. Son la verdadera combinación: la libertad europea que todos anhelan y, al mismo tiempo, los problemas son conservadores", opinó Mezher. Una habilidad por la que las producciones turcas logran encajar en sitios tan distintos como México o la propia Turquía, tal y como apuntó el profesional. Además, este aspecto se une a los retazos de costumbres que los espectadores pueden disfrutar en estas producciones y que, en muchas ocasiones, resultan muy curiosas, como su costumbre de tomar mucho té, la importancia que dan a las apariencias o el lenguaje gestual que emplean.