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En la entrega de 'El hormiguero' emitida este lunes 4 de mayo, uno de los temas que se trataron en la mesa fue la primera comunión. Sí, ese día tan especial para muchos niños que este año se verá seriamente afectado por la crisis del coronavirus COVID-19 fue protagonista de un divertido debate en el que no faltaron las anécdotas... aunque no todas fueron lo alegres que podríamos imaginarnos al hablar de algo así. Pablo Motos no dudó en contar en primera persona lo complicado que fue vivir ese momento cuando era un niño y es que a día de hoy, sigue recordando esa particular jornada como "la más triste de mi vida". ¿El motivo? Posiblemente a todos nos puede parecer algo sin importancia, pero está claro que pera un niño sí lo era en ese momento: su vestuario.
Pablo Motos en 'El hormiguero'
"Iba vestido de señor con traje de un casino (...) y como veis en las fotos, estaba muy triste (...) fue un día muy triste para mí", finalizó Motos, ante la risa del resto de compañeros de mesa, que no dudaron en bromear con el estilo elegido para su look de comunión. El propio presentador se unió a esta mofa y dejó claro que este es un recuerdo que no guarda precisamente en positivo. Pero esta no fue la única anécdota de días de comunión que escuchamos esa noche en 'El hormiguero' es que El Monaguillo explicó que ese día estuvo a punto de morir ahogado en la Iglesia. Afortunadamente, un monaguillo le salvó la vida impidiendo que muriese en el que también era un día muy especial en su infancia.
El Monaguillo en 'El hormiguero'
Monaguillo, al borde de la muerte
El cómico empezó explicando que para él, la comunión era muy importante, por ello, el día que la iba a tomar "estaba muy excitado (...) estaba nervioso y enloquecido". "Ese día tenía que ir al colegio a hacerme unas fotos y al final, cuando tocaba el momento de la eucaristía yo estaba con el estómago vacío (...) no había comido absolutamente nada", siguió contando el participante de 'Tu cara me suena', para después revelar lo que estuvo a punto de hacerle perder la visa. "Yo creo que las hostias allí las hacían de masa madre porque comí una (...) y como tenía hambre, me volví a poner a la cola (...) pero la primera todavía no la había tragado bien (...) así que cuando me metí la otra, empecé a estar fatal y a ahogarme", siguió explicando este. De la situación se percató un joven monaguillo que acudió al lugar en el que este estaba con sus padres y le trajo un poco de agua que impidió que terminase ahogándose en plena iglesia.