El mundo de la televisión implosionó el 17 de octubre con la noticia de que Paolo Vasile había sido despedido como CEO de Mediaset España. En el cargo desde 1999, abandonaba su posición con la fuerte crisis de audiencias que el grupo audiovisual atraviesa como telón de fondo. Media For Europe (MFE), unión de las tres compañías de Mediaset en Europa, desmintió este despido, sacando pecho de los logros del italiano y asegurando que su relación es "excelente".
Poco después, el propio Vasile ha decidido dar su propia versión recién salido de "una pequeña intervención quirúrgica", negando también que haya habido cualquier tipo de salida forzosa: "Es rotundamente falso que me hayan despedido". Sí saldrá de la compañía, ha explicado, pero esperará a que termine el ejercicio, "que será estupendo", manteniéndose hasta febrero o marzo de 2023. "Cierro la cuenta y me voy", ha zanjado en declaraciones concedidas a Invertia.
Paolo Vasile
Las relaciones con el actual presidente de la división española, Borja Prado, asegura, son "excelentes", tal como había comunicado la empresa. "Después de tanto tiempo, no me harían la traición de despedirme", ha declarado Vasile. Su salida estaba pactada desde 2019 para el año siguiente, pero se fue prorrogando a raíz de la crisis provocada por la pandemia del coronavirus. Hace siete meses fue de nuevo renovado y, aunque la crisis sanitaria ya no es determinante, se mantuvo un tiempo más a causa de "la petición de que me mantuviera al frente", afirma. "Las audiencias son cíclicas y no tienen nada que ver con mi salida", ha querido destacar.
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El futuro de Vasile y de Mediaset
Paolo Vasile hará coincidir su marcha, de este modo, con su cuarenta aniversario en Mediaset. A sus 69 años de edad, asegura que había prometido a su mujer que volvería a Italia a los 67, promesa que cumplirá próximamente pero de manera tardía, aunque no descarta permanecer como consejero. La salida del empresario se produce en un momento histórico marcado por la debilidad de Telecinco, cadena superada por Antena 3 sistemáticamente. El próximo cambio de dirección, todavía en el aire, podría aumentar la inestabilidad de la empresa, pero es también una oportunidad para la esperada renovación.