La televisión española ha dado como fruto grandes formatos que han calado en el imaginario colectivo. Los niños, como telespectadores, también han querido formar parte de ellos y pasarse al otro lado de la pantalla, por lo que se crearon adaptaciones que les permitían sentirse como adultos durante el prime time. El fenómeno se comienza a registrar a principios de los 90, con unas características muy determinadas: al principio, se trataba de programas en los que los niños competían con adultos, por lo que se trataba, generalmente, de concursos en los que primaban valores familiares o en los que existía una convivencia entre adultos y niños.
Con el paso del tiempo, esos concursos pasaron de ser entretenimiento en familia para convertir a los niños en pequeños adultos que imitaban todo lo que estos hacían en otros programas. Así, desaparecieron todos los formatos que incluían la característica de colocar a los niños como una pieza más del papel que la televisión debía jugar en el hogar.
Un cambio de tendencia en 1980
Los niños siempre han encontrado su espacio en televisión a través de muchos programas diseñados especialmente para la infancia que ofrecían series de animación, valores educativos e incluso una competición sana entre iguales pero, a partir de 1980, se empezaron a diluir las líneas de lo que era una televisión con programas diferenciados para distintos tipos de público y se empezó a construir una nueva forma de producir programas en torno al nuevo concepto de televisión, basado en el entretenimiento, que buscaba satisfacer a toda la familia a la vez.
Miriam Díaz Aroca rodeada de niños en 'Cajón desastre'.
Todos estos programas tienen en su desarollo histórico varias características en común: siempre han sido concursos que han implicado a los niños en mayor o menor medida y que con el paso del tiempo han ido abandonando esa participación adulta para convertirlos en programas en los que los niños cumplían las mismas normas —expectativas y por tanto, presión— que los adultos, lo que con el efecto reality vio multiplicada la necesidad de crear espectáculo televisivo. De esta manera, el concepto "programas para niños" acabó redefiniéndose como una nueva forma de entretenimiento que ya no tenía que ver con la forma tradicional de entender la televisión, en general, y los programas familiares e infantiles en particular.
Por ello, haremos un recorrido por los formatos con niños más icónicos de la televisión española para poder entender más a fondo este fenómeno, que vino de la mano de la llegada de los reality show en el resto del mundo, lo que supuso una gran sacudida a todas las formas de crear y consumir televisión no solo en nuestro país, sino también fuera de nuestras fronteras.
1 'Juego de niños'
Xavier Sardà presentó 'Juego de niños' entre 1990 y 1992.
Televisión Española emitió 'Juego de niños' entre 1980 y 1992. Un joven Xavier Sardà, entre otros presentadores como Amparo Soler, Ignacio Salas o Tina Sainz, condujeron este espacio en el que los adultos concursaban junto con niños que participaban de forma accesoria sin estar de forma física en el plató al intercalar vídeos suyos explicando cómo entendían algunos conceptos que después se utilizaban para formularles preguntas a los concursantes. De esta manera, no tenían una participación que supusiera una forma de exposición tan fuerte como en épocas posteriores. Se trataba de un programa concurso que se emitía a una hora adecuada para disfrute de tanto niños como adultos.
Hoy en día, también se ha estado hablando bastante de la vuelta del concurso, que después de haber hecho una intentona en 2013, posiblemente volverá a nuestras pantallas en 2019, por lo que podremos volver a ver en nuestras pantallas a Las Virtudes y los concursantes podrán intercambiar sus gallifantes por dinero contante y sonante de nuevo.
2 '¿Qué apostamos?'
Ana Obregón y Ramón García en '¿Qué apostamos?
En '¿Qué apostamos?' los niños pasaron a ser parte activa de un concurso familiar en el que a veces se veían involucrados con otros adultos para resolver los retos que Ramón García explicaba como conductor de orquesta y, otras, eran ellos solos los que participaban en algunas pruebas. De cualquier modo, se trataba de un programa diseñado para buscar la implicación —a ambos lados de la pantalla— de todos los posibles perfiles de la casa a la vez independientemente de su edad.
En este punto, la línea que separa el contenido familiar del infantil se empieza a volver más delgada y se empiezan a utilizar los niños como reclamo para el entretenimiento en general en lugar de seguir creando programas destinados específicamente para el público infantil —lo que no estaba reñido con que fuese un género concurso, como lo fue 'Cajón desastre' de Miriam Díaz-Aroca—, en el que los niños también podían demostrar sus habilidades físicas y se mostraba un contenido más adecuado a su edad, reduciendo su capacidad de consumo televisivo a un terreno diseñado específicamente para ellos.
3 'VIP Guay'
Presentadores de 'VIP Guay': A la izquierda, Ana Chávarri y Raquel Carrillo, a la derecha, Emilio Aragón.
Telecinco estrenó este concurso para niños en el año 1991. A efectos, se trata de una de las primeras adaptaciones significativas de un programa que, diseñado para adultos, acaba derivando en una versión que pueden protagonizar los niños a imagen y semejanza de lo que la televisión les enseña que hacen los adultos y el contenido que consumen en casa.
Fundamentalmente, se trataba de un concurso que se regía por las mismas reglas que el típico juego de las tres en raya, a través de un sistema de preguntas y respuestas por los que los concursantes iban ganando puntos. La diferencia es que la televisión conseguía crear a través de su gran decorado una forma de entretener al público que podía resultar novedosa y llamativa.
También, el problema tenía que ver con la necesidad de las cadenas generalistas de ofrecer entretenimiento para todos los públicos y llamar la atención de las diferentes edades, lo que Telecinco acabó entendiendo como la posibilidad de personalizar un mismo producto de entretenimiento a diferentes públicos o franjas horarias, como hizo con las múltiples versiones de 'VIP', que fueron tantas que nombrarlas todas sería un "Cacao Maravillao". Y es que, al final, la televisión también busca que nos sintamos identificados con lo que vemos.
4 'Menudas estrellas'
Arriba, Bertín Osborne, el presentador de 'Menudas estrellas' con los niños. Abajo, un concursante actuando.
Al principio, el programa tuvo la singularidad de caracterizar y disfrazar a niños como cantantes, que debían imitar bajo la técnica del playback a sus ídolos. En su segunda etapa, los niños abandonaron esta técnica para mostrar al público su propia voz. Por ello, 'Menudas estrellas' es uno de los ejemplos perfectos para entender cómo se produjo este cambio en nuestra televisión: ahora los niños no participaban entre familiares, sino que competían entre ellos de la misma manera que los adultos, con la diferencia de que la gente podría juzgarles por sus habilidades artísticas y ya no se trataba entretenimiento en sí.
5 'Pequeprix'
'Pequeprix': Concursantes, logo y presentador.
Con la misma lógica que 'VIP Guay', este programa también buscaba que los niños tuviesen su espacio en los programas habituales, porque querían sentirse partícipes de todo lo que disfrutaban viendo desde el sofá a diario, ya que configuraba su mundo. Con pruebas adaptadas a niños y con una temática más infantil, el programa era prácticamente idéntico al de su versión adulta. A diferencia de otros programas, este solo pretendía ofrecer puro entretenimiento en el que se explotaba el filón de superar pruebas eminentemente físicas, como en una gymkana, lo que llama la atención tres años después del estreno de 'Menudo show', porque se puede intuir cómo se buscaba retroceder a modelos anteriores a la hora de retratar a los niños en televisión y de describir cómo estos deben interactuar con ella.
6 'Eurojunior'
Carlos Lozano con algunos concursantes de la primera edición de 'Eurojunior'.
Una de las razones de la retirada de España que alegó Televisión Española tras su decisión de dejar de participar en el Festival de Eurovisión Junior fue que "se fomentaban estereotipos que la corporación no compartía", en un claro alegato de lo que la televisión pública debe ofrecer a los niños tanto como medio de entretenimiento como de influencia social.
Pasaron varios años entre 2006 y 2014 hasta que se volvieron a ver niños en la pequeña pantalla en concursos musicales de este estilo, con algunos intentos de no dejar a los niños fuera de ella. Durante este período, la televisión pública se centró en ofrecer contenidos al público más infantil a través de su recién estrenado canal infantil, mientras que Antena 3 intentó dar marcha atrás en su concepción de programa infantil familiar. Así, en 2007 se estrenó el concurso '¿Sabes más que un niño de primaria?'.
7 '¿Sabes más que un niño de Primaria?'
Bibiana Fernández y Ramón García en '¿Sabes más que un niño de Primaria?'.
Para volver al punto inicial y el planteamiento de no exponer a los niños en planteamientos competitivos no familiares, se dio luz verde desde Antena 3 un programa muy parecido a '¿Qué apostamos?' en lo que a la dinámica e interacción con los niños se refiere. Una vez más, era un concurso el formato en el que los pequeños debían responder preguntas contra los adultos, volviendo a traer a la pantalla una forma de hacer televisión mucho más blanca que en épocas anteriores y que dejaba entrever que se estaba produciendo un cambio en el que sobre todo, las cadenas privadas, estaban perdiendo el filón de utilizar a niños para sus programas. Otro de los rasgos que muestra este programa fue que se eligió de nuevo a Ramón García como presentador, lo que ayudaba a relacionar con el programa ciertas lógicas televisivas empleadas en el pasado.
Incluso, se abrieron ciertos debates que ayudaron a impulsar una legislación de la que salió la Ley de Protección de Menores que, entre otras cosas, implica que un niño no puede estar presente en un plató de un programa en prime-time en directo dado su horario, por lo que es necesario grabar todos esos programas para emitirlos posteriormente, además de otros aspectos como la clasificación por edades, por lo que ya se contemplaba a la televisión como fuente inequívoca de enseñanza de valores y a la infancia como un concepto que debe tener representación en el espacio televisivo bajo unas pautas determinadas debido a su necesidad de desarrollo emocional y personal.
En general, el problema con los programas como 'Eurojunior' fue que los padres o los productores ejecutivos podrían abusar de la posición económica privilegiada del menor como una forma de explotación y causar en los menores problemas de desarrollo al ser tratados como adultos debido a que se les exponía mediáticamente de manera muy dura, pudiendo así afectar a su autoestima y niveles de autoexigencia.
8 'MasterChef Junior'
Jordi junto a Mario, concursante de 'MasterChef Junior'.
La versión para niños de 'MasterChef' aterrizó en España en el año 2013. Tras lo ocurrido con 'Eurojunior', la televisión pública entendió que se podían llevar a cabo programas de entretenimiento para niños con las mismas pautas que los de adultos si ello conllevaba algunos valores positivos asociados para poder hacerle frente a la competencia. Por ejemplo, promocionar los campamentos MasterChef, promover la ingesta de comida sana o fomentar la cultura del esfuerzo se volvió compatible con utilizar las nuevas formas de crear contenido televisivo. Quizá, en este punto, no importen tanto los índices de audiencia como en épocas pasadas aunque también creyeron en este tipo de formatos para poder hacer frente a la competencia. No deja de resultar algo curioso cómo ha sido la propia televisión pública la que dio lugar a la segunda oleada de concursos entre niños de nuestro país.
9 'La Voz Kids'
Rosario Flores y Jesús Vázquez con los finalistas de 'La Voz Kids'.
Al entrar en la segunda década de los años 2000, empiezan a surgir nuevos programas que recuperaron lo que hasta ese momento se había convertido en un tabú en el mundo de la televisión, una especie de prohibición implícita que condicionaba contar con niños para evitar su exposición mediática.
La versión infantil de 'La Voz' aterrizó en Telecinco en 2014. Este programa trajo un aliciente nuevo al panorama televisivo español: la idea de que si Televisión Española volvía a utilizar niños y en el resto del mundo los programas infantiles musicales seguían gozando de una gran popularidad, reconocimiento y éxito, la fórmula podría funcionar en España. Así, se decidió volver a abrir la caja que había estado cerrada durante años para volver a poner a funcionar una maquinaria que era necesario desengrasar y que, por consiguiente, también podía volver a enganchar a la audiencia porque habían pasado años y la gente podría echar de menos este tipo de contenido en la parrilla.
El hecho de que la televisión pública o las privadas recuperasen los programas con niños y que se produjesen contradicciones en las acciones o decisiones que se tomaron en el pasado en todas las cadenas habla de algo inequívoco: la idea de que la televisión como medio todavía no había acabado de configurarse a escala mundial, ni se entendía bien cuál era su papel, los contenidos que debía ofrecer, ni a quién o cómo debía ofrecerlos.
10 'Tu cara me suena mini'
Anna Simon y Nayra en la gala 6 de 'Tu cara me suena mini'.
La diferencia temporal entre 'Tu cara me suena Mini' y 'La Voz Kids' solo fue de unos meses, coincidiendo con el estreno de una nueva temporada televisiva. Este programa, que puede recordar a 'Lluvia de estrellas', no ha hecho más que volver a una fórmula televisiva que ya funcionó con anterioridad en la misma cadena.
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Lo cierto es que, actualmente, hay una clara diferencia: el espectador ha cambiado y ahora entiende que los reality son algo inherente a la televisión, por lo que no resulta extraño o chirriante ver a niños en pantalla y se entiende mejor el contexto en el que esas apariciones en televisión están ocurriendo. Además, como espectadores, no solo hemos aprendido que se deben salvaguardar los derechos de los menores, sino que también hemos aprendido a entender la televisión contemporánea y hemos sido testigos de cómo ella misma ha ido definiendo el rumbo que debía tomar porque es un medio joven en continuo cambio y evolución.