Con la llegada de la segunda temporada de 'La otra mirada' nos tuvimos que despedir a la fuerza del personaje de Ángela, interpretado por Cecilia Freire. Fue una pena no poder seguir disfrutando de ella en los nuevos capítulos, puesto que protagonizaba una de las tramas más interesantes: un amor clandestino entre dos mujeres en 1920.
Cecilia Freire, en 'La otra mirada'
Pero entre la primera y la segunda pasaron cosas en la vida de Ángela. Recibió amenazas por estar con una mujer y decidió marcharse con su marido y sus cuatro hijos a Madrid y comenzar una nueva vida, olvidándose de su amor con Paula. Sin embargo, TVE y Boomerang ya nos prometieron que entre los nuevos capítulos se dedicaría uno a cerrar esta trama y ha llegado con el sexto, en el que Ángela ha vuelto a la famosa escuela de señoritas de Sevilla y Macarena (hija de Paula) no quiere hablar con ella porque se fue sin despedirse.
Paula le da una oportunidad a Ángela para hablar
Pero Paula recapacita y le dice a Macarena que sí que van a hablar. Aun así, a la hija no le hace mucha gracia y su madre le dice que fue duro el abandono, pero ahora sabe que tuvo sus motivos "y si la juzgamos estamos haciendo lo mismo que las personas que la obligaron a marcharse. Lo mismo que las personas que ni nos entienden ni nos entenderán nunca". Cuando Ángela está en casa de Teresa, recibe la vista de Clara y la pareja de enamoradas se queda sola para hablar de todos los asuntos pendientes.
"Si te avisaba tú también habrías salido huyendo y no me parecía justo. La amenaza era contra mí", le advierte Ángela añadiendo que "no fue fácil, pero poco a poco he ido rehaciendo mi vida". Aun así, Paula está muy dolida: "Me hiciste creer que nada de lo que habíamos tenido fue real. ni las palabras ni los besos existieron. Te perdí dos veces: cuando te fuiste y cuando me levanté y me di cuenta que estaba olvidando tu cara. ¿Sabes cuándo dejé de pintar? Cuando me di cuenta de que ya no podía pintarte a ti", y retomando la frase de Ángela, Paula le dice cabrada: "Me alegro de que hayas rehecho tu vida, ojalá yo también hubiera podido". Y llega lo que todos esperábamos: entre toda esa furia surge un apasionado beso.
Las cosas ya están más relajadas entre ambas y Ángela le pide que le pinte. Para ello se tumba posando hasta quedarse dormida. Sin embargo, Paula se queda toda la noche en vela haciendo mil bocetos de ella, porque como le cuenta, "estoy inspirada". Pero como se veía venir, toca el momento de volver a Madrid y despedirse, previsiblemente, para siempre. Y es aquí cuando Ángela tiene un discurso precioso y emotivo fantaseando sobre cómo debería ser su relación.
El mundo ideal pero imposible de Ángela y Paula
"¿Y si nos despedimos como si fuéramos a vernos esta noche? ¿Y si fingimos que esta es nuestra vida? ¿Que todos los días nos despertamos de una misma cama? Y nos vamos juntos al trabajo. ¿Te imaginas? Pasearíamos por el puente de Triana, sin escondernos, sin hacer ver que solo somos amigas. Gritaríamos al mundo que estamos enamoradas, que nos sentimos vivas, y que hemos tenido la inmensa suerte de encontrarnos", imagina Ángela entre lágrimas.
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