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Con los abusos sexuales cometidos contra menores en el seno de la iglesia católica en el punto de mira ante el inicio de una investigación en España a cargo del Defensor del Pueblo, Kiko Matamoros, quien también ha mencionado alguna vez su propia experiencia, vivida en el colegio Sagrado Corazón de Madrid, ha decidido pronunciarse con una claridad descarnada, al igual que ha exigido justicia para las víctimas de estos duros episodios.
Kiko Matamoros
Al no cumplirse su deseo, fue el mismo clérigo quien, "frustrado, descargó contra mí una inmisericorde serie de puñetazos". "Desnortado, caí al suelo en estado de semiinconsciencia, sangraba por la nariz, veía borroso, me dolían los brazos de parar golpes, y me pitaba un oído. Allí me dejo tirado en el suelo. Tenía diez años, hijo de puta", relató Matamoros. Sin dejar de señalar a "El Pato", el colaborador de Telecinco aseguraba también que "tan cotidiana como la violencia física, era la sexual". De hecho, el madrileño describe al clérigo como un "auténtico depredador incapaz de reprimir sus instintos más obscenos. Ejercía la pedofilia con bulímica ansiedad, absoluta impunidad y desvergüenza".
"Otros compañeros corrieron peor suerte"
Del religioso, además, Matamoros recuerda que se paseaba por el patio del centro escolar "abrazando, introduciendo la mano por el interior de la ropa o sobando el contorno de su elegido", entre los que él mismo se encontraba, aunque no hubo nada más allá de manoseos. "No consiguió pasar de ahí; otros compañeros corrieron peor suerte", confesó el madrileño, sobre su caso. El relato de Matamoros también apuntó a otro clérigo, el hermano Julio, de quien recordaba "con especial repugnancia la forma en la que me inmovilizó".
"Su mano izquierda sujetó las mías, su pierna entre mis piernas para que nos las pudiera juntar, y con su mano derecha comenzó a recorrer mi muslo izquierdo hasta alcanzar, como de forma descuidada, mis genitales", expuso el colaborador, quien concluyó su texto exigiendo justicia y que lo sufrido no caiga en la memoria. "Nos robaron el encanto de la infancia y condicionaron la vida de cientos de miles de víctimas, a las que nos sometieron a la humillación y a la vergüenza. Malditos seáis por siempre", concluyó Matamoros.