La insistencia de las cadenas en seguir retrasando el inicio del prime time provoca que los espectadores apaguen antes la televisión y favorece, en último extremo, a las plataformas de contenido a la carta. Esto es lo que concluye el primer informe elaborado por la consultora audiovisual GECA con datos de Kantar Media, que también pone de relieve el caso anómalo de nuestro horario de máxima audiencia con respecto al mercado estadounidense.
El prime time se retrasa más de una hora en los últimos 25 años Informe GECA
Se opta así por sacrificar la cantidad de espectadores a favor del share. Y, sobre todo, se opta por sacrificar las horas de sueño de los televidentes más fieles -cada vez más escasos, por cierto-. En 2018, cuando el prime time alcanza su comienzo histórico más tardío (22:49 h), se registra el consumo lineal más bajo de los últimos años, con cotas cercanas a la preirrupción de la TDT. Son 228 minutos diarios por persona, mientras que en 2012, cuando llegaron los nuevos canales, era de 246 minutos.
El consumo televisivo sigue descendiendo Informe GECA
La cifra se salva gracias a la medición de los datos de invitados desde hace dos años, sin los cuales sería de 216 minutos en 2018. Precisamente la mayor pérdida de consumo se produce de lunes a viernes entre las 21 y las 24 horas, que por primera vez baja de los 16 millones de espectadores (de nuevo, con invitados). A la hora de analizar este descenso hay que señalar, como es natural, la incursión de las nuevas plataformas en nuestro panorama audiovisual, causantes o beneficiadas de esta desafección por el consumo lineal.
Las plataformas como alternativa a una TV envejecida
Un 26,7% de los hogares españoles tiene ya acceso a los contenidos de Netflix y/o HBO, entre los que se observa un visionado de televisión tradicional muy inferior: tan solo 170 minutos diarios. El caso es especialmente alarmante entre los niños de 4 a 12 años (83 minutos) y los jóvenes de 13 a 24 años (79 minutos). La posibilidad de configurar a su medida su tiempo de entretenimiento hace que se vean seducidos por estos nuevos contenidos a la carta.
Diferencia de consumo lineal entre el público global y los abonados a Netflix y/o HBO Informe GECA
Se estima que, a escala general, los espectadores menores de 45 años suponen el 31,5% del total. El porcentaje aumenta a 45,8% en los abonados a Netflix y/o HBO. Este target de edad es el que más ha dejado de ver las cadenas tradicionales desde el año 2012: 34 minutos menos en el caso de niños; 47 menos, en el de los jóvenes; y 41 menos, en el de los adultos entre 25 y 44 años.
Se explica así el envejecimiento que sufre nuestra televisión, patente en los contenidos que ofrecen muchos programas actuales y en la ausencia, por ejemplo, de una serie juvenil en horario de máxima audiencia desde hace tiempo. La franja entre 45 y 64 años solo ha dejado de ver 19 minutos diarios de televisión y los mayores de 64 años siguen fieles a la pequeña pantalla, anotando un récord histórico de seis horas al día en 2018.
El apagado de TV aumenta antes del prime time
Llama la atención cómo en los últimos años el apagado de la televisión aumenta en torno a las 22:30 h, antes incluso de que empiece el prime time de los canales. La audiencia renuncia así a los programas estrella en muchos casos. Como consecuencia, son otros espacios los que acaparan los minutos de oro: el 50% corresponden a 'Pasapalabra' (Telecinco) en la temporada 2018/2019, mientras que el 17,1% va a parar a 'El Hormiguero' (Antena 3).
Aumenta la hora de apagado antes del prime time Informe GECA
El modelo español presenta así una marcada particularidad con respecto al estadounidense, tomado a menudo como referencia. En nuestro país el pico de consumo se produce a las 22:36 h y el comienzo del horario estelar es después, a las 22:49 h. En EEUU, en cambio, el prime time empieza a las 20:00 h y el mayor número de espectadores se concentra a las 21:35 h en torno al televisor.
Por el momento, la fórmula funciona en nuestras cadenas a la hora de acaparar titulares de audiencias y vender publicidad, aunque sea a costa de la pérdida global de consumo televisivo y una oferta cada vez más enfocada a un único target, el de mayor edad. Nuestra televisión sigue viva y consolida las horas de directo como su mayor valor para hacer frente a las plataformas de streaming emergentes, si bien las futuras generaciones amenazan con darle la espalda al modelo tradicional y tomar el control de su propia parrilla de programación.
