Programa relacionado
Rocío, contar la verdad para seguir viva
Rocío, contar la verdad para seguir viva
2021 - Act
España
Documental Corazón Reportajes
Popularidad: #106 de 2.018
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Rocío Carrasco, en imágenes 22 fotos
La noche del domingo 28 de marzo, 'Rocío, contar la verdad para seguir viva' vivió su segunda noche de emisión, con dos nuevos episodios, en la que Rocío Carrasco siguió compartiendo detalles de su vida marital con Antonio David Flores. Entre ellos, no solo las infidelidades que este supuestamente habría cometido durante su matrimonio, especialmente durante su segundo embarazo, sino también algunos tratos vejatorios que habría sufrido, como la comentada agresión en la ventana que Flores siempre ha negado.
Rocío Carrasco lee el documento que desmonta la defensa de Antonio David
"La barriga me daba en el borde de la ventana", recordó Carrasco, quien entonces "giré la cabeza como pude y le dije: 'procure que, cuando llegue abajo, me haya matado'". "En ese momento él tomó conciencia de lo que estaba haciendo, y me soltó rápidamente", concluyó Rocío, antes de recordar que Antonio David, sobre dicho episodio, se defendía asegurando que "no puede ser, nunca fue real porque había unas rejas en esa ventana". "Esa reja se pone en el año 2010 y la prueba es esta: un certificado del cerrajero de Chipiona que puso esa reja", explicó Rocío, documento en mano, antes de proceder a su lectura ante las cámaras. Un texto firmado en abril de 2017 en el que se recogía que "las rejas de la planta superior del chalet fueron colocadas a solicitud de Doña Gloria Mohedano Jurado en el año 2010". "O sea, que es mentira", apuntó Carrasco.
"No se entera nadie de absolutamente de nada"
"En esa casa, había más gente", señaló Rocío, tras lo cual aclaró que la casa de su madre de Chipiona es "muy grande", con 800-900 metros cuadrados. "Este hecho sucede en la planta de arriba, donde solo está el dormitorio de mi madre, con baño, muy grande, con una terraza inmensa", relató la madrileña, para apoyar así el porqué nadie se había percatado de lo ocurrido. "A no ser que yo hubiese gritado como las locas y se hubiese montado la mundial, allí no se entera nadie de absolutamente de nada", explicó Carrasco. Por entonces, su primogénita, Rocío Flores, tenía apenas unos meses de edad, momento en el que su madre "siempre me he encargado de que no supiera ni me viera llorar. Ni ella, ni nadie de los que vivía en la casa". Carrasco, de hecho, solo compartió lo sucedido con una prima "con la condición de que no le dijese nada a nadie, pero por si me ocurría algo, que alguien de mi gente supiera que eso ya me había ocurrido con anterioridad".