Nadie puede negar que 'Juego de Tronos' ha sido un fenómeno sin precedentes. Su último capítulo, "El Trono de Hierro", registró la mejor cifra de toda la historia de HBO, 19,3 millones de espectadores (entre todas las plataformas), lo que consolidó un broche de oro para una producción que había cerrado su séptima temporada con 32,8 millones de espectadores. Todo un logro si lo ponemos en el contexto de los 9,3 millones con los que había empezado. No obstante, el universo televisivo basado en las novelas de G.R.R.Martin no solo ha sido aplaudido por la audiencia, también por la crítica, ya que tiene el honor de ser la serie con más Emmy de toda la historia de la televisión. De hecho, la ficción se despidió en los Emmy de 2019 con 12 estatuillas -algo que ya habían conseguido en 2015-, dejando el balance final en 59 galardones y 161 nominaciones.
Sin embargo, puede que nos hayamos equivocado en eso de decir que es una serie "sin precedentes". En 2005, la misma plataforma que trajo a nuestras vidas 'Juego de Tronos' había estrenado una producción que tenía todos los ingredientes para haber sido, no solo juego 'Juego de Tronos', sino el 'Juego de Tronos' basado en hechos reales. Hablamos de 'Roma', la serie creada por John Milius, William J. MacDonald y Bruno Heller en coproducción entre BBC, HBO y RAI y que narra, de manera -si se me permite decirlo- magistral, cómo se fragua la Guerra Civil entre Pompeyo y Julio César, cómo el segundo vence sobre el primero y cómo las intrigas acaban con el vencedor. El resultado de los tres primeros capítulos gustó tanto que se dio luz verde a una segunda temporada, esta vez centrada en el conflicto que se desató entre Marco Antonio y Augusto por suceder a César.
Ciarán Hinds como Julio César en 'Roma'
Por lo tanto, lo que nos presenta la serie es una historia de intrigas por ver quién se sienta en el deseado "trono de Roma", en la que personas nobles, otras no tan nobles, conspiradores, traidores e inocentes se verán sumidos en una vorágine de violencia que terminará, o bien elevándolos a lo más alto, o bien sumidos en la más absoluta desgracia. Todo ello entremezclado con un escenario teñido de una violencia tremendamente explícita y escenas de sexo a gogó. Y bien, ¿a nadie le suena esta historia?
Paralelismos entre personajes
Y ya no es solo que se parezcan, es que existe un paralelismo entre algunos personajes destacados de ambas ficciones. Uno de los más evidentes es el que se puede atisbar entre Cersei (Lena Headey) y Atia (Polly Walker), la madre de Augusto (Max Pirkis). Ambas son mujeres que intentan sobrevivir en (y a) un mundo de hombres, las cuales harán lo que sea por sus hijos, llegando situaciones límite. Las dos protagonistas consiguen también sus objetivos -aunque a unas les va mejor que a otras-. La primera logra que Joffrey (Jack Gleeson) se siente en el trono de hierro. Le costará traición y ayuda, sí, pero no estaba dispuesta a que ni este ni sus otros hijos terminasen en el destierro. La segunda también consigue que Augusto se siente en el trono de Roma. Aquí nunca mejor dicho, ya que fue el artífice de la transición de República a Imperio, coronándose emperador. Y sí, aunque Augusto tenía mil y una más luces que Joffrey, no se puede negar que su madre es fundamental. Lo más gracioso de todo es que, después de haber luchado contra viento y marea por ellos, luego las trataron entre mal y peor.
Salvando las evidentes distancias entre la una y la otra (Atia es más pícara que mala y utiliza el sexo como arma, mientras que Cercei sí esboza maldad y prefiere más la lucha física), lo que nos presentan ambas series son dos mujeres capaces de cruzar los límites del bien y del mal solo por proteger a sus hijos. También por lo que ellas creen que es mejor para sus ellos y, en última instancia, sus propios intereses, cómo no. Dos personajes creados para ser odiados, pero que, en el fondo, juegan con la fina línea roja de la justificación natural, que no positiva.
Cersei ('Juego de Tronos') y Atia ('Roma')
Matizar, que la historia de Roma siempre ha pintado a Atia como una mujer piadosa, buena y religiosa, por lo que es interesante ver el cambio que se le dio desde la ficción y cómo Cercei reproduciría más tarde una evolución brutal de teste personaje.
También, es de mención, el esfuerzo de las series por crear mujeres redondas, plagadas de intrigas y un pasado trágico, mientras que los hombres suelen ser más simples. O son malos malos, o les gusta eso del poder y la conspiración o son honorables. Estos últimos, sobre todo, son buenos porque han nacido así y nada les ha hecho cambiar. Con ese paradigma tenemos el paralelismo entre el personaje que podría ser más noble de toda la serie -por favor, fans de 'Juego de Tronos', no me maten-, Eddard Stark (Sean Bean), y los hombres que, curiosamente, estaban enfrentados en la primera parte de la serie, Julio César (Ciarán Hinds) y Pompeyo el Grande (Kenneth Cranham).
Julio César y Pompeyo eran dos grandes amigos unidos por el amor a Roma. Era tal su amistad, que el segundo se casó con Julia, la hija del general. Sin embargo, la muerte de esta supuso un antes y un después en la relación, lo cual aprovecharon terceros para envenenar a Pompeyo y desencadenar una guerra con su amigo, que todos sabemos cómo terminó. La serie, de hecho, retrata muy bien la honradez de ambos amigos, aunque eleve un poco más la supremacía moral de César, ya que la ambición también le hizo interponer muchos intereses propios a los del pueblo. Aun así, ambos recuerdan mucho a Eddard Stark, capaz de dar su vida por el bienestar del pueblo.
Eddard Stark ('Juego de Tronos') y Julio César ('Roma')
PD: Aunque eran enemigos, César pidió que se trajera el cuerpo de Pompeyo para rendirle los honores de los que era merecedor, además de que mató a sus asesinos, ya que consideró que habían tendido una sucia y rastrera trampa al que un día fue uno de sus mayores aliados. El Norte nunca olvida.
Otro de los personajes nobles, John Snow (Kit Harington), tiene un destino similar al de César. El senador murió apuñalado en una conspiración urdida por su propia gente. Al joven le pasa lo mismo en la Guardia de la Noche, siendo Olly (Brenock O'Connor) el que le clave la puñalada más dolorosa. Aquí habría quedado que ni pintaó eso de ¿Tú también, hijo mío?
Eddard Stark sufre la misma muerte que Pompeyo
Incurriendo en imprecisiones históricas o no, como es la malogración de Acia con fines audiovisuales, el espectador podrá acercarse un poco más a un suceso histórico y a las vidas de personajes que transformaron el mundo y, si 'Juego de Tronos' está recomendada por profesores para entender los intríngulis del mundo, qué mejor que una serie inspirada realmente en aquel pueblo que llevó la política hasta sus máximos exponentes. 'Roma' nos habla del poder, de cómo los poderosos juegan con el mundo. No creas que las caras visibles (Pompeyo) mandan. Mandan los que guardan bajo las sombras. Para ellos, esto es un juego. Ya se lo dijo Cercesi a Ned, "en el juego de tronos, o matas o mueres".
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