Con una pila de Emmys en sus vitrinas y tras una excepcional sexta temporada, 'Juego de Tronos' afrontaba su séptima iteración con el listón tremendamente elevado. Quizá por esa expectativa descomunal, el ritmo desenfrenado y las licencias cronológicas que se tomaron los guionistas no terminaron de calar entre el público, que esperaba una nueva dosis del estilo habitual de la serie. Sin embargo, estas divergencias tenían un objetivo claro: sentar las bases de una octava entrega más épica que nunca.
El atraco de Daenerys en Rocadragón suponía el cruce definitivo entre las tramas desarrolladas paralelamente durante años, que debían suprimirse o entrelazarse de manera definitiva de cara al desenlace. Por lo que la serie tomó la decisión de sintetizar la información con estos siete episodios, sin desprenderse de varios momentos memorables, que evidenciaron la evolución de los protagonistas de cara a un choque final de proporciones inimaginables.
Masacre familiar
Arya desvela su verdadero rostro
Tras superar su intenso y hostil aprendizaje en Braavos, Arya arrancaba la séptima temporada con una escena para el recuerdo. En el apoteósico final de la sexta entrega, ya habíamos visto cómo la Stark más feroz regresaba a Poniente para alimentar a Walder Frey con los restos de sus hijos, y la venganza por la Boda Roja no se quedó ahí. Tras enfundarse el rostro del despreciable patriarca, Arya reunió al resto de la familia Frey para protagonizar un banquete de lo más mortífero, ya que todos acabaron sin respiración en el suelo al haber ingerido el veneno depositado en sus bebidas. Así se producía el exterminio de una casa a la que conocimos brevemente en la primera temporada, para después convertirse en antagonistas con su vinculación a los Lannister.
El truco final
Olenna muere por todo lo alto
Estamos tan habituados a ver morir a los personajes de 'Juego de Tronos' que parece imposible que sus creadores nos puedan seguir sorprendiendo. Después de mostrar una batalla devastadora y de hacer estallar un edificio, Dan Weiss y David Benioff le dieron a Olenna Tyrell una de las escenas de muerte más sosegadas y certeras de toda la serie. La matriarca de la familia, que se había alineado con Daenerys Targaryen para desprenderse de Cersei, era envenenada por Jaime tras perder todo su músculo militar contra los Lannister. En el momento en el que era consciente de que la muerte era irremediable, le confesó al Matarreyes que ella había sido la principal responsable del asesinato de Joffrey, y que quería que Cersei lo supiera. Un adiós de ama absoluta, a la altura del indomable carácter que la llevó a ser una auténtica amenaza para la corona.
A ballestazo limpio
Bronn prepara la ballesta para derribar a Drogon
El gran evento bélico de la temporada fue el encuentro armado entre las huestes de los Lannister y el heterogéneo ejército congregado por Daenerys. Durante ese choque asimétrico, desequilibrado por la intervención de los implacables dragones de la aspirante al trono, vimos en acción por primera vez el "escorpión" diseñado por Qyburn. El encargado de desempolvarlo fue Bronn, que, tras procesar la existencia de esos seres legendarios, se dispuso a tratar de derribar a Drogon con la ballesta gigante. En el momento en el que uno de los proyectiles impactó contra el hijo de Daenerys, supimos que a partir de entonces 'Juego de Tronos' iba a ser un constante baile de sentimientos encontrados.
El bastardo pródigo
El esperado regreso de Gendry
Sigue remando... Esa era la única actualización que recibimos de la localización de Gendry tras su escapada de Rocadragón en la tercera temporada. Evidentemente, los guionistas no iban a dejar al bastardo de Robert Baratheon flotando en el limbo durante mucho tiempo más, y en la recta final de la séptima entrega enviaron a Davos a su encuentro. Escondido a plena vista, el herrero se encontraba en el Lecho de Pulgas, el barrio menos acaudalado de Desembarco del Rey. Gendry no reflexionó un solo segundo antes de aceptar la proposición del Caballero de la Cebolla, que supondría su integración a la expedición que cruzaría el Muro para capturar un Espectro.
Resurrección mortífera
Viserion resucita y cambia de bando
Esa misión prácticamente suicida fue liderada por Jon Snow, que contó con la inestimable compañía del Perro, Beric Dondarrion, Thoros, Tormund, Gendry y varios figurantes insulsos, que tan solo sirvieron como proyectos de cadáver de cara al enfrentamiento con los Caminantes Blancos. Tras la inverosímil carrera de Gendry, la llegada a contrarreloj de Daenerys con sus dragones y un enfrentamiento encarnizado, que se saldó con la muerte de Viserion y la aparente desaparición de Jon, la plana mayor de la expedición escapó a lomos de un dragón. Al término de ese quinto episodio, vimos cómo los Espectros extraían a Viserion del lago, para ser "despertado" por el Rey de la Noche.
Puesta de largo
El Espectro hace acto de presencia
Conspirador finiquitado
Meñique es ejecutado por Arya
A lo largo de la séptima temporada, el relleno más innecesario tuvo lugar en Invernalia, donde Arya y Sansa manipularon a Meñique y a los espectadores durante una cantidad absurda de tiempo. Las hermanas Stark fingieron una tensión casi asesina entre ambas para hacer pensar al conspirador Petyr Baelish que tenía el poder para controlarlas. Sin embargo, cuando todo parecía indicar que Sansa reprendería a su hermana en público, Meñique fue acusado de traición, conspiración y demás lindezas, que acabaron con su cuello rebanado. A esas alturas era complicado engañar a Bran, que se conocía mejor el lore de 'Juego de Tronos' que George R.R. Martin.
Aunque parezca mentira, en 'Juego de Tronos' también hay espacio para el amor. Desde su primer encuentro al comienzo de la séptima temporada, Daenerys y Jon habían exhibido una tensión electrizante, que fue cobrando un cariz sexual con el paso de los episodios. La culminación de esa atracción evidente tuvo lugar en el camarote de un barco, donde ambos revivieron una tradición de la serie que se encontraba de capa caída: el incesto. Y es que en la secuencia anterior Bran y Sam confirmaron la ascendencia de Jon, hijo legítimo de Lyanna Stark y Rhaegar Targaryen, que había recibido el nombre de Aegon justo antes de ser acogido por Ned Stark.
La caída del muro
Viserion y el Rey de la Noche derriban el Muro
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