Adara abandona el plató de 'Supervivientes' entre lágrimas tras un duro enfrentamiento con Bea Retamal

Adara Molinero y Bea Retamal volvieron a demostrar que sus posturas son irreconciliables. El destino las unió hace años en la casa de 'GH 17', pero el paso del tiempo y sus continuos encontronazos han echado al traste la relación. El último episodio tuvo lugar en el plató 'Supervivientes 2020', que Adara abandonó muy enfadada durante un bloque de publicidad.

Jorge Javier Vázquez retomaba el programa anunciando la ausencia de Adara, que se había ido tras llamar "poligonera" a su excompañera de reality. Todo porque Bea había vuelto a insinuar que Adara siempre ha sentido atraída por su exnovio Rodri. "Se viste de pija y es la peor. Viene con las frasescitas aprendidas porque no le da para más y cuando pierde el control, ataca en vez de tener una conversación", ha explicado Bea sobre la discusión. Después se reafirmó en su versión de los hechos: "Lo desbloqueó cuando lo dejamos Rodri y yo".

Parecía que la cosa terminaba ahí, pero nada más lejos. Adara volvió a plató hecha un mar de lágrimas y con la réplica preparada. "Mi vida es una película, Jorge, te lo juro", lamentaba sin dejar de llorar. La ganadora de 'GH VIP' se mostró muy dolida por lo sucedido: "Nos está metiendo en un embolado para hacer creer que tuvimos algo y no es justo", defendía la madrileña todavía muy angustiada. Mientras, Bea no salía de sus trece: "Yo creo que a Adara siempre le ha gustado Rodri", aseguraba.

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— Supervivientes (@Supervivientes) April 2, 2020

Conato de reconciliación

Aunque seguía muy enfadada, minutos más tarde Adara parecía "enternecerse" un poco, tal como advertía Jorge Javier Vázquez. "Puede que un poco", reconocía ella después de que Bea le lanzase un piropo cuando en plató se empezó analizar su convulsa ruptura con Gianmarco Onestini. "Ahí con Adara porque sabía que él la iba a engañar", respondía a la pregunta del presentador. "Además ella es mucho más guapa que él. Yo soy sincera", decía ante el esbozo de sonrisa de la que, apenas minutos antes, era su enemiga número uno.