"Siempre me preguntaba, ¿qué pasará cuando muera la reina?", recuerda Dominic West, que da vida al príncipe (ahora rey) Carlos en la última etapa de 'The Crown'.
El actor británico, historia viviente de la televisión por sus intervenciones en 'The Wire' o 'The Affair', vio resuelta su duda a comienzos de septiembre. A los 96 años y tras siete décadas portando la corona, la reina Isabel II perdía la vida. Sumándose al luto nacional, la serie de Netflix detuvo su rodaje y, una vez retomada la producción, anunciaba que su quinta temporada vería la luz el 9 de noviembre. En ese momento, nos surgía una duda similar a la de West: ¿qué pasará con la serie? 'The Crown' se ha caracterizado en todo momento por ser un retrato humano, desacomplejado y nada complaciente de la realeza, pero ¿podía la muerte de su protagonista real provocar un cambio de enfoque?
Carlos (Dominic West) y Diana (Elizabeth Debicki) en 'The Crown'
"A nadie parecía importarle los efectos que podía tener en la serie. Y ahora que ha sucedido, lo entiendo. En primer lugar, los acontecimientos son de hace una generación, hay una distancia, pero ahora que ha muerto la reina creo que nos ha ayudado que siempre se ha abordado con respeto y seriedad la responsabilidad de interpretar a estas personas reales. Y, además, nunca me he sentido como, 'Oh, vaya. La reina ha muerto. Es horrible que fuéramos tan desagradables con ella', porque nunca ha sido así. Y no lo ha sido con ningún personaje, a todos se les trata con el respeto que merecen", nos asegura el actor, con quien pudimos hablar, junto al resto del nuevo elenco principal de la serie, a mediados de octubre.
Por su parte, Imelda Staunton, que recoge la corona de manos de Olivia Colman para meterse en la piel de Isabel, subraya que 'The Crown' se mantendrá fiel a su esencia: "No podemos hacer nada con respecto a los eventos recientes. Estamos en medio del rodaje de la temporada final, así que no se harán ajustes". Aun así, la veterana actriz, nominada al Oscar por "El secreto de Vera Drake" y conocida por encarnar a la severa Dolores Umbridge en la saga "Harry Potter", reconoce que el suceso le ha impactado: "Me siento diferente, y quizá los demás también. No obstante, en lo que respecta a las tramas, todo permanecerá igual".
Tanto es así que la temporada arranca con un episodio en el que Carlos, desde la sombra, trata de desprestigiar a su madre para forzar su abdicación. Casi nada. Y de ahí en adelante las crisis no hacen más que apilarse: el incendio del castillo de Windsor, las revelaciones de Diana, los múltiples divorcios reales... Eventos que cada vez suenan más cercanos, ya que, tras recorrer cuatro décadas a lo largo de cuatro temporadas, 'The Crown' se adentra en la convulsa década de los noventa.
Isabel (Imelda Staunton) y Felipe (Jonathan Pryce), rodeados de ruinas
Las grietas de la corona
1992, el annus horribilis que sacudió la frágil paz de Buckingham, poco tiene que ver con el remoto 1947 en el que arrancó la serie. "A menudo me pregunto si, para el público joven, las dos primeras etapas eran casi un drama de época. Había una gran distancia. Y ahora nuestros personajes están muy presentes, sobre todo con lo que ha sucedido recientemente. Así que, aunque sucediera hace 29 o 30 años, siento más presión con esta reina en comparación con la de los sesenta o los cuarenta", apunta Staunton.
De la misma manera, su marido en la ficción, Jonathan Pryce, que asume el rol de Felipe, también ha notado esa exigencia añadida: "Hay una mayor sensación de responsabilidad a la hora de reflejar lo que sucedió en los noventa, porque la gente está mucho más al tanto de ello. Las temporadas anteriores, desde el punto de vista de los actores, lo tenían más fácil porque eran un recuerdo distante".
A eso se suma la delicada coyuntura social en la que aterrizan los nuevos episodios, que se examinarán aún más de lo habitual. "Es importante recordar que la serie se llama 'The Crown', no 'The Queen'. Como dice la expresión: la reina ha muerto, larga vida al rey. La corona ha cambiado de manos sin problemas, y de manera inmediata, de la reina al actual rey. Y ese es el tema de la serie, el movimiento de la corona a lo largo de generaciones", remarca Olivia Williams, que en su caso sucede a Emerald Fennell como Camilla Parker Bowles.
Camilla (Olivia Williams) y Carlos (Dominic West) en 'The Crown'
El último relevo
Con el precedente de la anterior regeneración del elenco, el cambio de guardia entre la cuarta y la quinta temporada resulta más orgánico, aunque cada uno de los recién llegados ha afrontado el reto a su manera. "Es algo nuevo para todos nosotros. No hay una manera determinada de hacerlo, así que tenemos que encontrarla. Eso es desafiante, pero hemos encontrado nuestros propios caminos", reflexiona Staunton.
Dentro de esa diversidad de enfoques, la pareja más joven, la integrada por West y Williams, no ha dudado en fijarse en sus predecesores, Josh O'Connor y Fennell, de quienes han extraído valiosas lecciones. Por un lado, West ha repasado el lenguaje no verbal de O'Connor y ha visto todas sus entrevistas, tratando de brindar una versión tan fiel a la realidad como la suya... pese a su escaso parecido físico con Carlos.
"No es importante que nos parezcamos. Además, creo que resulta beneficioso, ya que enfatiza el hecho de que esto es una ficción dramatizada y no un documental", expone West, que cuando se embarcó en el proyecto tuvo que lidiar con esas evidentes diferencias físicas: "El gran problema de interpretar a alguien que todavía está vivo es encontrar el equilibrio entre hacerlo tuyo y hacer que sea la persona a la que estás encarnando. Dar con ese equilibrio fue un desafío al principio, aunque se acabó resolviendo por sí solo".
En su caso, Williams tampoco ha querido dejar de lado el trabajo hecho por Fennell: "Emerald puso el listón muy alto porque siempre insistió mucho en que Camilla no era una mujer desaliñada, sino que, en realidad, era muy divertida". De hecho, la actriz ha podido comprobar esa personalidad de primera mano, ya que coincidió con Camilla en un evento que rompió con sus expectativas. "Nos hicieron una foto en la que se ve que me dice algo muy divertido y yo me rio a carcajadas. Siendo una republicana confesa en el sentido de que no estoy necesariamente a favor de la monarquía, nada más conocer a una monarca me pillaron comportándome como una buena plebeya", recuerda Williams entre risas.
Y con respecto a esos encuentros, West también rememora el momento en el que se cruzó brevemente con Carlos: "Es fascinante. Estuve esperando en una cola para conocerle y te dan cinco segundos. Ves el corte de su hermoso traje, sus manos y lo que hace con ellas... Le has estudiado durante mucho tiempo, qué hace con las manos, con su cuerpo, cómo se viste y todo eso, y entonces te das cuenta de que lo has hecho todo mal".
Margarita (Lesley Manville) en 'The Crown'
Desde el sector (aún) más experimentado, el acercamiento a los personajes ha sido más dispar, empezando por el método de Lesley Manville, la tercera y definitiva versión de Margarita: "No se trata de hacer lo mismo que Helena y Vanessa. He leído muchos libros y lo vas absorbiendo todo. Por supuesto, había visto y volví a ver las cuatro temporadas, porque el reparto hizo un trabajo maravilloso y quieres estar al tanto de la historia y ver el conjunto. Después, tienes que construir otra cosa, tu Margarita, tu Felipe, tu Isabel... y se acaba convirtiendo en un cóctel de todo".
Por último, Pryce ha preferido no mirar atrás. "Para mí no tiene sentido fijarme en los Felipes más jóvenes porque no tiene relevancia. Puede que tengamos la misma pose o hablemos parecido, pero son personajes bastante diferentes. El Felipe mayor es una persona muy distinta a la que arrancó en los cincuenta. Está en la naturaleza de la serie que cada vez que se cambia a un nuevo reparto es algo totalmente diferente", asevera el actor, que apuntala su planteamiento con su amplio bagaje sobre las tablas: "Estamos acostumbrados a trabajar en teatro clásico, donde no eres la primera persona en interpretar al rey Lear. Siempre es tu versión, aunque tengan el mismo nombre".
¿Al borde del sensacionalismo?
Al mismo tiempo que se transformaban en los componentes de la Casa Real, los intérpretes de 'The Crown' han tenido que escuchar multitud de críticas acerca de las licencias creativas que se toma la serie. La polémica, agravada sobre todo a raíz de la introducción de la trama de Diana, ha sido impulsada por colegas como Judi Dench o incluso por políticos británicos, que insisten en que se incluya un aviso antes de cada episodio para aclarar que el espectador va a ver una ficción.
Pues bien, Pryce tiene un mensaje para las voces críticas. "Acerca de los políticos que quieren avisos: el día que pongan uno antes de las sesiones televisadas del parlamento avisando que 'Esto es la vida real, no es una ficción', nosotros lo haremos en 'The Crown'". afirma el actor, que defiende la labor del showrunner: "Es una familia extraordinaria que da lugar a historias extraordinarias. Y Peter Morgan lo ha hecho todo a partir de una gran labor de investigación, obviamente, pero también con mucha integridad y respeto. Además, no creo que cuente mucho que no supiéramos ya".
En cuanto al tema de Diana en particular, que se vuelve más controvertido a medida que se aproxima su trágico fallecimiento, el elenco también planta cara a la polémica. "No hacemos nada por efecto o sensacionalismo. Y creo que la gente es capaz de reconocer que esto es un drama", esgrime Staunton, secundada por un vehemente Pryce: "Hay muy pocos secretos. No veo nada en el guion o en pantalla que no fuera de dominio público, y se trata con mucha sensibilidad. Peter Morgan no se ha propuesto hacer algo cruel contra la familia real, pero cuando plasma una opinión, plasma la opinión pública. Y en esta época, desde la muerte de Diana en adelante, es en la que más se ha escuchado la opinión de la gente".
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Y para zanjar el tema, no podemos recoger un alegato más adecuado que el de la nueva reina. "Peter Morgan tiene que escribir los sentimientos íntimos. Está creando esos sentimientos. Puede que retratemos eventos históricos, pero él añade las emociones, tanto antes como después de esos sucesos. Aun así, tienes que trazar una delicada línea al meterte en la piel de esa persona y aportarle sentimientos reales, siendo consciente de que, al mismo tiempo, son ficticios", concluye Staunton.