"¡Llevo 200 años sin poder echar un polvo como Dios manda! Porque mientras que me quito el vestido ya se me han quitado las ganas", bromeaba la cómica Judit Martín, vestida de la Virgen del Rocío. Y es que a raíz de la celebración de la Semana Santa, el programa humorístico 'Està passant', emitido en TV3, emitió un sketch en el que parodiaba a la virgen, en el que se imitaba el cante de una saeta y el acento andaluz o se hacían chistes sobre su supuesta vida sexual. "Estoy más caliente que el palo de un churrero", exclamaba la actriz.
"Estamos en un campo de minas", preveía entre risas el presentador del programa, Toni Soler. En efecto, el sketch ha provocado una oleada de críticas por parte de algunos andaluces, a quienes no ha sentado nada bien esta parodia. "El humor es una de las señas de identidad de nuestra tierra, pero para tener gracia se hace con respeto y cariño", ha tuiteado el presidente de Andalucía, Juanma Moreno, quien ha considerado una "falta de respeto a miles de andaluces y sus tradiciones" este fragmento cómico de la televisión regional catalana. "Espero que para pedir perdón sepan hacerlo mejor", ha zanjado.Sketch de 'Està passant'
Otra política, Teresa Rodríguez, líder de Adelante Andalucía, también ha visto una ofensa en esta parodia. "Se puede hacer humor de todo. También de la Semana Santa. Pero no con tantísima malaje, ignoracia y andaluzofobia (imita el acento de tu puñetero pare, por ser suave)", ha recriminado, antes de finalizar su mensaje asegurando que el humor se debe hacer "hacia dentro y hacia arriba", pues, si no, "es opresión".
¿Ha habido disculpa?
La cadena aludida no se ha pronunciado ante la polémica surgida. Sí lo ha hecho el presentador del programa, quien ha respondido a la petición de disculpas del presidente andaluz: "Puedes esperar sentado". Por su parte, distintas asociaciones religiosas de la comunidad han exigido a los responsables que se pida perdón por lo ocurrido. Algunas incluso estudian la posibilidad de llevar a cabo "posibles acciones legales, conducentes a salvaguardar el derecho al honor violentado", como recoge El Mundo.