La muerte de Ragnar es, sin duda, todo un punto de inflexión en 'Vikings'. El que hasta ese momento había sido el personaje protagonista de la serie de History Channel se despedía de ella entre una brutal sangría provocada por una maraña de serpientes venenosas. El traumático momento ha quedado para siempre en la memoria de los espectadores, y también del equipo que lo grabó, ya que para ellos fue casi igual de difícil.
Travis Fimmel como Ragnar en la escena de su muerte en 'Vikings'
Así lo ha recordado Ciaran Donnelly, director del capítulo, a Metro. Según el realizador, el primer obstáculo a superar fueron los sentimientos de Travis Fimmel al estar despidiéndose de un personaje tan importante para él. "Fue más emotivo de lo que él o cualquiera de nosotros esperábamos", ha valorado Donnelly, que ha contado que el actor no fue capaz al principio de concentrarse en el discurso que serían las últimas palabras de su personaje.
A pesar de la emoción que recorría al que fuera líder de los saqueadores de Kattegat durante cuatro temporadas, la grabación no se detuvo: "Lo noté y le dije: 'Vamos a bajarte, Travis, y a tomarnos un descanso'. Y él dijo: 'No, me quedo. Quiero dejar esto hecho'". Al ver que Fimmel estaba dispuesto a superar su bloqueo en ese mismo momento, todo el rodaje se transformó en un grupo de apoyo: "Luego, toda la multitud, que había un par de cientos de extras allí, comenzó a animarle".
El barro, la sangre y la mierda
Los aspectos técnicos de la emotiva y brutal secuencia tampoco fueron fáciles de abordar para el director, aunque el resultado final fue satisfactorio, a su juicio: "Para mí, como director, fue probablemente uno de los episodios más cinematográficos que haya dirigido nunca, y es del que estoy más orgulloso".
Así, el equipo al completo tuvo que enfrentarse a lo que Donnelly llama "el barro, la sangre y la mierda". Y es que la lluvia que acompaña al tenso momento es real, lo que, en una localización exterior como la de la escena, hizo que fuera especialmente dura para los actores que debían realizarla con un aparatoso vestuario medieval. Eso sí, el responsable de rodarla considera que fue una molestia y, al tiempo, un valor: "Siempre te llegaba el barro por los tobillos, pero hacía que todo pareciese muy real porque es real".
Recibiendo la tortura
Pero el realismo de la escena no sólo se limitaba a sus condiciones climáticas, sino también al padecimiento de Ragnar Lodbrok. O al menos de Travis Fimmel, que lo replicó de forma bastante fiel: "Estaba suspendido en una jaula y fue arrojado a un foso con serpientes tal y como lo visteis".
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En efecto, el intérprete estuvo colgado de una jaula a doce metros de altura y también fue arrojado al interior de un pozo lleno de serpientes reales, como le sucede a su personaje. Es cierto que estas no eran venenosas ni suponían peligro alguno, ya que sus mortales picotazos fueron recreados por ordenador, pero supone igualmente una experiencia a la que pocos actores se atreverían. Eso sí, Fimmel cuenta con una ventaja sobre muchos otros: es australiano. Al menos, esto es lo que subrayó Donnelly: "Lo que es asombroso de Travis Fimmel es que es australiano, y creció en una granja allí, por lo que está muy acostumbrado a las serpientes".