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ENTREVISTA

'Vitals', la pandemia desde dentro: "Los protagonistas son los sanitarios, no los políticos"

La nueva docuserie original de HBO Europe muestra el día a día de los trabajadores y pacientes de un hospital durante la primera ola.

'Vitals', la pandemia desde dentro: "Los protagonistas son los sanitarios, no los políticos"
Por Alejandro RoderaPublicado: Domingo 7 Febrero 2021 10:20

Casi 3 millones de contagiados y más de 60.000 muertos. Esas son las cifras oficiales que ha dejado la pandemia de coronavirus en España hasta ahora. Desde que comenzara el intensivo recuento de casos a comienzos del año pasado, la numerología ha invadido nuestras vidas, acribillándonos con estadísticas que, en muchas ocasiones, pueden tener el efecto contrario y acabar resultado abstractas. De ahí nace 'Vitals', del impulso de querer contar cómo se vivieron los momentos más duros de la crisis sanitaria, los acontecidos entre marzo y junio de 2020, en el lugar más representativo posible: un hospital.

En concreto, el director de esta producción de El Terrat (The Mediapro Estudio) y Forest Film Studios para HBO Europe, Fèlix Colomer, se camufló en el Parc Taulí de Sabadell, su ciudad natal, para plasmar todo lo que estaba sucediendo sin interferir en el devastador curso de la crisis sanitaria. Por el camino, no retrató solo las consecuencias más evidentes, las mortales, sino también las experiencias personales de los sanitarios y algún que otro momento esperanzador. El resultado es la serie documental 'Vitals', que puede comenzar a verse en HBO España a partir del 7 de febrero, y sobre la cual hemos podido hablar con el propio Colomer.

Silvia cuida de César en 'Vitals'

Silvia cuida de César en 'Vitals'

¿En qué momento surge el proyecto, la necesidad de coger la cámara y adentrarte en el hospital?

El input inicial fue cuando un amigo mío, que es doctor en un hospital, me dijo: "Tienes que grabar lo que está pasando aquí dentro, porque es muy fuerte y va a ser algo histórico". Por suerte vivo al lado del Hospital Taulí de Sabadell y tenía un poco de relación con ellos de anteriores proyectos. Conocían la forma que tenemos de trabajar y me dieron la confianza absoluta para entrar y estar ahí durante dos meses grabando doce horas al día. Así surge 'Vitals'.

Hay momentos muy duros y tristes, pero también hay otros muy alegres

A la hora de hacer 'Vitals', ¿qué mensaje le querías transmitir a la gente?

La idea inicial no era la final. Nosotros íbamos rodando con la idea de que sería un documento histórico. A la larga esto sería algo único por el acceso privilegiado que hemos tenido. Más adelante, hemos ido comprobando, por la gente que lo ha visto y nos lo ha dicho, que puede concienciar a mucha gente. En 'Vitals' no hay intermediarios, si consideras que la prensa miente, porque eres así... Aquí solo tienes al paciente y no hay posibilidad de engaño. Creo que servirá para concienciar, como algo histórico y a la vez me gustaría que también sea un puro entretenimiento audiovisual, de sentir todas las emociones que están plasmadas. Hay momentos muy duros y tristes, pero también hay otros muy alegres. Viéndolo hay momentos en los que yo me río a carcajadas y otros en los que lloro de alegría o tristeza. Al fin y al cabo es recoger lo que es la pandemia, y lo que es la vida: subidas y bajadas todo el rato sin que haya apenas separación entre la risa y el llanto.

¿Qué medidas tuviste que tomar para poder llevar a cabo el rodaje?

En el hospital iba vestido igual que los sanitarios: doble guante, doble gorro, doble bata... Y al llegar a casa tenía que hacer una desinfección total. Me desnudaba entero en la entrada y me iba directo a la ducha, poniéndolo todo a lavar. Y así todos los días.

¿Cómo ha sido la colaboración con el hospital? ¿Hasta qué punto te dieron acceso a las instalaciones?

El acceso ha sido absoluto. Al principio el jefe de comunicación me iba enseñando las distintas partes del hospital, que es enorme: hay 4.000 trabajadores y cuenta con unos cuatro edificios de nueve plantas cada uno. A partir de ahí yo ya iba con mi acreditación y podía abrir las puertas que quisiera. Tenía un despacho con mi cámara, micrófono... Confiaban tanto en mí que podía moverme libremente. Ahí radica el éxito, porque si hubiera alguien detrás diciéndome lo que podía hacer o no, ya no lo habría hecho.

A partir de ahí tenía que empezar a conocer a pacientes y sanitarios con historias lo suficientemente interesantes y distintas entre sí para ir grabando esa evolución durante los dos meses más duros de la pandemia. En el caso de los pacientes, desde que llegan al hospital hasta que se van o, como sucede malogradamente con dos personas, mueren. Y en cuanto a los sanitarios, ver sus distintas evoluciones, arcos dramáticos, narrativos y físicos que van pasando y cómo conviven, no solo en el hospital con sus compañeros y pacientes, sino en sus casas con sus maridos e hijos.

¿Cómo ha sido el proceso de mostrar la vida personal de los sanitarios?

Para mí era muy importante. Si vamos a hablar de personas y no de cifras, una enfermera es persona antes que enfermera, es su trabajo pero tiene una vida, aunque en estos momentos haya sido casi todo trabajo. Tenemos que ver el retrato completo y para eso hay que ir a las casas. Al principio puede costar y hay que saber explicar por qué es importante contar eso, pero cuando te dejan entrar tienes libertad. En ningún momento molestas ni interfieres. Ellos van haciendo su vida mientras tú te vas moviendo para conseguir los mejores planos y grabando lo que van comentando.

Vanessa conecta con su familia a través del móvil

Vanessa conecta con su familia a través del móvil

Hay un momento en el que las enfermeras comentan lo diferente que se siente vivir la pandemia desde su perspectiva. ¿Para ti cómo ha sido vivir esa primera ola metido de lleno en el hospital?

En primer lugar, para mí significó conocer la situación, como pasará con la gente cuando vea el documental. Entré y me di cuenta de lo que era el covid, porque estás todo el día saturado de las cifras y las curvas y al final te olvidas de la base. Solo hablamos de las consecuencias, pero ¿qué está pasando? ¿Cómo afecta de la forma más directa posible? Ahí es cuando ves a gente sufriendo, el trabajo incansable de auxiliares, enfermeras, médicos... y conoces una realidad que para mí antes era desconocida. Puedes intuirla, pero no de la forma en que se vive, tanto en lo triste como en la solidaridad que existe. La esperanza que tienen los pacientes, porque necesitan casi autoengañarse para salir adelante, y el caparazón que se ponen los sanitarios para hacer ver que no pasa nada y no espantar a ese paciente. Luego se llevan eso a casa y ahí ya es cuando revientan.

Vistas las dos realidades, la personal y la profesional, ¿crees que nos olvidamos con demasiada facilidad de la cara humana que tiene todo esto?

Totalmente. Es un poco la desconexión absoluta que hacemos con la realidad para autoengañarnos, que tiene su parte lógica para intentar ser felices. Pero en el documental se ven estas caras en presente, no se trata de testimonios en pasado, así que el espectador lo vive y se convierte en el marido de la enfermera que llega a casa y tiene que animarla o en el compañero de habitación del señor Alfredo cuando está en sus peores momentos. Eso hace que no te salgas de ahí y seas uno más. De esta forma empatizas de forma brutal y te enamoras de los personajes, que creo que pasa con todos o casi todos.

Cuanto más saturado estés, más tienes que ver este documental

Al comienzo del primer capítulo una de las enfermeras insta a su familia a preguntarle más a menudo cómo se encuentra para sobrellevar mejor esta situación y poder desahogarse. ¿Crees que nos ha faltado empatía a lo largo de la pandemia?

Sí, aunque seas familiar de un sanitario tu día a día es muy distinto. Ellos se encierran doce horas y vuelven, y tú mientras has estado viendo la tele, haciendo deporte o lo que sea. Es tan distinto que cuesta. Ha sido muy bonito cuando los familiares de los sanitarios han visto el documental, porque han entendido qué hace su mujer, su madre... y se han convertido en una especie de héroes para ellos. Se lo podían imaginar, pero como aquí se ve todo se genera esa heroicidad, aunque ellos tienen claro que no quieren ser héroes en ningún momento. Lo que se ve es que son muy buenos profesionales y muy buenas personas, porque no hay mejor persona que alguien que quiera ser sanitario. Es lo que he aprendido en este viaje emocional. Son brutales, les tenemos que cuidar, como mínimo, un 1% de lo que nos cuidan a nosotros, porque sin ellos no sé qué estaría pasando.

Desde que se desató la pandemia ha habido muchos debates acerca de su cobertura mediática, sobre todo si esta se estaba centrando en exceso en las cifras. ¿Querías darle la vuelta a eso con 'Vitals', mostrando las consecuencias reales de la crisis?

Totalmente. Creo que todo el mundo está saturado de las cifras. Cuanto más saturado estés, más tienes que ver este documental, porque no tiene nada que ver con lo que has visto hasta ahora. Yo también estoy harto de las cifras. Me cuesta mucho ver telediarios y a los sanitarios ya ni te digo. Por eso, como 'Vitals' trata de personas y no de cifras, cuando aparece un personaje nuevo se presenta con un nombre en grande, dejando claro que vamos a hablar de ellos y de nadie más. El hecho de personalizarlo tanto es precisamente para luego extrapolarlo, porque las historias de esta gente son las que se están viviendo en hospitales de toda España y de todo el mundo. De ahí que surja la empatía, porque todo el mundo conoce a alguien que lo ha pasado o a algún sanitario, y si no es así, no pasa nada, los vas a conocer en la serie y se van a convertir en tus amigos a lo largo de los tres capítulos.

Al igual que has esquivado las cifras, en 'Vitals' también evitas mostrar imágenes de informativos o dar demasiada cabida a cuestiones políticas, ¿era tu plan desde el principio centrarte exclusivamente en la parte humana?

Como nuestra forma de grabar es no interferir en la realidad, si los protagonistas no ven las noticias no van a aparecer las noticias. Con el tema político pasa lo mismo. Hay alguna opinión política, por otro lado muy lógica, como que hay que invertir más en sanidad y educación. Es increíble que eso se pueda considerar política o algo opinable. En todo caso, no nos interesaba para nada hacer protagonista a ningún político, porque no tienen nada que ver con la pandemia, aunque muchos quieran tener que ver. Los protagonistas son los pacientes, los sanitarios y los familiares que se ven involucrados.

Mariona se tiene que aislar de su familia tras contagiarse en el hospital

Mariona se tiene que aislar de su familia tras contagiarse en el hospital

Los títulos de los episodios -"Caos", "Esperanza" y "Vida"- ya dan muestra del tono de la serie, ¿crees que pueden ir de la mano la concienciación y la esperanza?

Sí. De hecho, la serie termina de una forma muy bonita y me encanta que sea así. Hay muchos momentos duros, pero el tercer episodio es precioso: involucra todas las altas, se ve la relación entre los pacientes a los que has visto en la UCI y de repente parece guionizado y se juntan todos en un crossover de tramas. Además, con esa comida final que César prometía todo el rato. Por primera vez en la historia de los sanitarios se crea un vínculo personal con los pacientes más allá de lo profesional, que a veces decían que se dudaba de si eso te hacía menos profesional o no. Aquí se ha visto que no. Se whatsappean todos los días, son superamigos y es muy bonito que sea así. Hay emociones de todo tipo y me gusta que este sea el final, aunque realmente cuando termina la comida se hace otro homenaje a los fallecidos para que no se olvide lo que se ha visto en el primer y el segundo capítulo.

¿Cómo han reaccionado los protagonistas al documental?

Ha sido muy bonito. Lo han visto por núcleos familiares, en pases de seis personas como máximo, porque no se nos permitía juntarlos a todos. Todo el mundo estaba a tope con el documental, desde los directivos del Taulí que lo han visto a cada uno de los familiares de pacientes y sanitarios. Y para mí lo más bonito ha sido el apoyo total de los familiares de los dos fallecidos, que les ha encantado la serie. Han sufrido, porque es duro ver a su ser querido en sus peores momentos, pero también se han reído de ocurrencias que tenían divertidas y surrealistas. Ha sido entrañable y se han emocionado mucho. Hasta han descubierto cosas, como del señor que fallece en el primer capítulo, que la mujer le da la mano hasta última hora. Los hijos fliparon, porque decían que la relación de sus padres era muy fría cuando estaban delante de ellos, pero cuando no hay nadie, porque la cámara realmente no es nadie, se quieren muchísimo.

Los protagonistas son los sanitarios, no los políticos

Y tú personalmente, ¿cómo viviste todos esos momentos mientras grababas?

Lo sientes y al mismo tiempo tienes que intentar hacer lo mismo que los sanitarios, ponerte un caparazón para tratar de que no te afecten las cosas. Porque si no no vas a conseguir un buen resultado que luego sirva para concienciar y emocionar a la gente que lo vea. De la misma manera que ves a las enfermeras reventadas al llegar a casa, a mí me pasaba algo parecido cuando llegaba y veía a mi pareja. Aun así, en el momento tienes que intentar distanciarte para luego ser más emotivo.

Por último, ahora qué estamos en plena tercera ola de la pandemia, ¿qué crees que puede aprender el público de toda esta situación viendo 'Vitals'?

Es un recordatorio y una manera de conocer por primera vez, de la forma más verosímil posible, lo que es el covid. Volvemos a la base en vez de irnos por las ramas. A partir de ahí, el espectador ya decidirá o creerá, pero como mínimo debes tener este conocimiento. Si sirve para eso ya será brutal. Y si además la gente lo vive de la misma manera que nosotros, van a pasar un rato muy intenso, de muchas emociones. Al final es positivo que cualquier obra artística te remueva. Y en este caso te removerá por muchos lados distintos, tanto por la tristeza que te puede dar como por el resto de experiencias. Cuando terminas el tercer capítulo es una sensación catártica, de alivio.

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