Tras decenas de idas y venidas, Willy Toledo ha terminado por sentarse ante el juez por un proceso que se inició en 2018, cuando el actor fue acusado por la Asociación Española de Abogados Cristianos de un delito de ofensa a los sentimientos religiosos. Lo ha hecho este lunes en el juzgado número 26 de lo Penal de Madrid, sala en la que ha reiterado lo ya comentado en entrevistas anteriores, su inocencia.
Willy Toledo, en su declaración ante el juez
Según ha explicado el actor y su letrado, Endika Zulueta, dichas frases eran una crítica a la condena de tres mujeres en Sevilla por organizar una procesión con una escultura de una vagina, a la que bautizaron como "la procesión del coño insumiso". Toledo escribió un primer mensaje en el que tildó de "energúmena" a la magistrada encargada de instruir el caso, para después expresar las palabras por las que él mismo ha terminado sentado en un banquillo.
"Lo que delinque son las obras, no las palabras", ha proseguido Toledo en su defensa, a la que ha añadido el argumento de que no pretendió ofender a la fe católica, sino hacer una defensa de "la libertad de expresión ante cualquier persona que pueda ser perseguida por sus ideas y pensamientos". "Mostraba mi rechazo a una decisión judicial", apuntillaba, lo que entraría dentro de los preceptos de dicho derecho, Así pues, el actor se ha referido en varias ocasiones a la libertad de expresión e, incluso, se ha puesto a sí mismo como ejemplo de lo que él considera propio de ello: "A mí me ofenden los discursos homófobos o machistas, pero no voy por la vida denunciando. A mí decir que Willy Toledo es un puto rojo o viva Franco me parece estupendo. Lo que no se puede decir es que hay que salir a matar rojos. No se puede seguir engordando el Código Penal. Me da asco que se diga 'viva Franco', pero más asco me da que se acabe en el banquillo por eso", terminaba.
La Fiscalía, por su parte, no ha presentado cargos contra el actor, ya que considera que "los derechos fundamentales, por fundamentales que sean, no son absolutos". En cambio, sí que ha querido dar un toque de atención al acusado, ya que este no se presentó a declarar en las dos ocasiones que se le citó durante el proceso de instrucción, lo que derivó en su arresto el 13 de septiembre de 2018. Mientras, la acusación particular ha mantenido que un "vete a la mierda" no es libertad de expresión. "Mandar a la mierda a alguien es vejar y resoluciones judiciales así lo avalan. Hay más países europeos que tienen previsto este mismo tipo de delito. Toledo no esta criticando, está vejando", argumentaba la letrada de Abogados Cristianos.
Un defensor inesperado
Tras el revuelo que ha generado el caso, a Willy Toledo le han salido cientos de detractores, pero también de defensores. En este último grupo, además, se encuentra un nombre que muy pocos se habrían esperado. Se trata de Arturo Pérez-Reverte, que utilizó su cuenta de Twitter para echar un capote al actor: "Este individuo siempre me pareció un miserable; pero defiendo su derecho a insultar a Dios (a cualquier dios), y a ciscarse en reyes, caballos, sotas o lo que estime oportuno. Quien nunca haya blasfemado, que tire la primera piedra", escribía. Estas palabras también le han valido al escritor alguna que otra crítica, pero han sido más los que han querido valorar su gesto.