Joe y John. Dos nombres bastante parecidos, ¿no? Las semejanzas entre ellos no acaban ahí. Así se llaman los protagonistas de dos series exitosas de Netflix, 'You' y 'Dirty John'. Ambos son, también, dos hombres, a priori, encantadores que buscan el amor. Y lo consiguen. Pero su mayor semejanza va más allá de la búsqueda de ese sentimiento tan codiciado. Su principal parecido nace de su naturaleza, de la maldad que llevan dentro.
Las palabras "naturaleza" y "dentro" no son dos términos escogidos al azar. Las actuaciones de estos personajes dan a entender que ambos tienen problemas de comportamiento que derivan mucho más allá de un trauma generado en la infancia y, sin embargo, sus actos se justifican así. ¿De dónde viene el eterno recurso de buscar profundidad a un comportamiento como es la psicopatía? Muchos malos son malos. Punto.
Foto de portada de 'You' y 'Dirty John'
Joe es un librero. Un hombre sin estudios que, sin embargo, acumula más conocimiento que muchos licenciados. Eso se debe a que es un voraz devorador de libros. También se le da bien observar y analizar a la gente. Gracias a eso, logra entrar en la vida de Beck, una joven con bastantes problemas emocionales que necesita ser querida. Y él está dispuesto a hacerlo. A raíz de esta premisa, el espectador va viendo florecer la verdadera naturaleza de Joe, un hombre obsesivo que se ha creado su propia moral en base a lo que él presupone que justifica el bien y mal. Una personalidad que tiene totalmente distorsionados tales valores, pero que, lejos de ser un desequilibrado, sabe comportarse en los momentos que tiene que hacerlo.
John, por su parte, es un hombre seductor y encantador que enamora rápidamente a la empresaria Debra Newell. Lo hace sin tretas o estratagemas. Es decir, no necesita espiar el móvil ella, como es el caso de Joe. Simplemente tira del manual del zalamero básico. Sin embargo, poco a poco se va descubriendo la verdadera naturaleza de John, un hombre aprovechado que basa su vida en tener y retener todo lo que posee a base de engaños y terror mental.
Unos flasbacks innecesarios
Si hay algo que comparten ambas ficciones es que ninguna se centra especialmente en lo que les ha hecho así. Y vaya, tampoco es algo que el espectador necesite saber para meterse en la historia de dos psicópatas. Zodiac asombró al mundo y ni siquiera se sabe quién es. Pero no, no era suficiente y, por eso, estas series prefirieron meter entre medias flasbacks de la adolescencia de ambos personajes. John, un chico cuyo padre le obliga a meterse cristales en la boca para lograr una hamburguesa gratis. Joe, un niño abandonado y adoptado por un loco que le encierra en una jaula de cristal cada vez que quiere castigarlo.
Joe (Penn Badgley) y John (Eric Bana)
No obstante, entre ambos se presenta una diferencia fundamental. John se basa en un personaje real, mientras que Joe es ficticio. Así pues, se puede entender que los creadores de 'Dirty John' hayan decidido introducir ese recurso para intentar justificar que él sea así. Sin embargo, los testimonios de las mujeres a las que Dirty John, que era el mote real en la universidad del protagonista, estafó y engañó le definían como un "psicópata de manual". Su padre le enseñó a estafar, pero no a extorsionar a una mujer, hasta el punto de llegar al secuestro, para que te ame. No, amigos, no. No todos los comportamientos son justificados por el básico "él me hizo así". La locura no necesita de razón.
Con Joe la cosa es mucho más profunda. Después de todo, él no es real. Es alguien creado al gusto. Y con él, además, se ha pretendido reforzar aún más esa justificación de la creación de carácter en la infancia. No importan únicamente los flashbacks, también el personaje de Paco. El niño está metido a conciencia en la serie no solo para enseñar el lado bueno de Joe, está diseñado bajo el prototipo exacto de víctima de la sociedad: madre maltratada, padrastro acosador, madre adicta... La historia de Paco podría haber acabado de mil formas, pero eligen que culmine con un asesinato (técnicamente dos) entre medias y eso ya nos da qué pensar...
Por otra parte, la justificación del asesinato es un tema interesante en la serie, un poco en la línea de los "Diez negritos" de Agatha Christie, y aquí se puede romper una lanza en favor del niño. Su crimen juega con la moralidad del bueno y del malo colectiva. En cambio los de Joe con la suya propia, y eso que ambos vienen de las mismas circunstancias.
Villanos que nunca fueron víctimas
Pensemos, si no, en algunos de los mayores villanos que nos ha dado la ficción. Hannibal Lecter, en "El silencio de los corderos"; Alex DeLarge, en "La naranja mecánica" o Annie Wilkes, en "Misery". Todos eran malos y punto. Si acaso, salvemos a Norman Bates ("Psicosis") y si eso. De hecho, pensemos en uno de los malos malísimos más famosos de los últimos tiempos, el Jocker, concretamente el que dio vida Heath Ledger en "El caballero oscuro" (Christopher Nolan). Este payaso era una burla irónica de todos los malos justificados, inventándose cada vez una historia de pena diferente para justificar sus cicatrices. Que si me las hice porque a mi mujer le rajaron la cara, que si me las hizo mi padre cuando apuñaló a mi madre... Se ríe de nosotros con la cara más auténtica, con la de la maldad.
Paco ('You')
Sin embargo, no hay que irse muy lejos para encontrar ejemplos de estos malos malísimos. Este mismo año, dos "villanos" han sido protagonistas de la narrativa española. Por un lado tenemos a Laureano Oubiña, el narco más mediático made in Spain. Después de 20 años en prisión ha roto su silencio para el documental de DMAX 'Yo fui un narco'. En la cinta, narra su dura infancia, con un padre que le pegaba día sí y día también y del que tuvo que escapar con 8 años. Fue acogido por su tío, quién le inició en el contrabando de tabaco. Según él, en Galicia poca cosa había por aquel entonces. No obstante, gallegos como el juez Vazquez Tain luchan contra ese topicazo. Siempre hay otra salida. No le vale esta justificación. A nosotros tampoco.
El otro villano, en este caso exvillano, es el que retrata el documental 'El proxeneta', donde Miguel "El músico" habla abiertamente sobre el negocio de la prostitución y la explotación sexual. Él tampoco tuvo una infancia fácil, pero una sola frase suya demuele a todos aquellos que se justifican en ella. "Si hubiera nacido rico, probablemente habría seguido el mismo camino". Recordemos que Manson en su momento fue víctima, pero Sexy Sadie siempre verdugo.
Abandona el método Joe
El problema de que haya una justificación de estos roles es que entremos en la pena. En la compasión, incluso en empatizar con ellos. Que entendamos que Joe encierre a Beck porque él considera que así le hace bien. Que pretendamos abocar a la maldad a todos aquellos que vivieron circunstancias difíciles. No todos los niños de entornos desestructurados van a acabar así. Beck no lo hace. Ella tampoco tuvo una infancia fácil. Su maltrato no fue físico, pero sí psicológico. Abandonada por su padre, humillada por la sociedad y sin amigos de verdad, Beck lucha por no ser presa de El castillo de Barba Azul.
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Lo que chirría es que, cuando finge para salir de la jaula donde esta presa -cosa que el espectador no sabe- y se besa con su secuestrador, se piense "oh, es normal". Igual que con la escena de los cristales de 'Dirty John'. Pues no, Beck demostró que no es normal. Así que basta ya de meternos en la cabeza que sí. Esperemos que esta lección también sirva para Paco. No caigas, sé Beck y abandona el método Joe.