Por fin... mamá

Ana da a luz. Es madre de un niño a quien pone de nombre Nicolás, en honor a su abuelo. Mientras, en la sala de espera, David y Fernando aguardan nerviosos. Rivalizan entre sí por ver quién de los dos demuestra mayor interés. Esta preocupación por el recién nacido y por la madre despierta las suspicacias y los comentarios maliciosos de las enfermeras.

Ana está muy feliz con el nacimiento de su hijo. Ahora sólo lamenta no haber impedido que Carmen embarcara en el vuelo a Viena. Ya no alberga duda alguna de que es su madre.

La noticia de un recién nacido en la familia altera la tranquilidad de la casa. Los chicos tienen prisa por acudir a la clínica y visitar a Ana y al pequeño. Don Nicolás les pide paciencia, les aconseja esperar al menos unas horas. Sin embargo, los chicos desoyen al abuelo y se presentan en tropel en la clínica.

Bruno realiza un movimiento brusco, y se resiente ligeramente del cuello. Catalina conoce un remedio casero para calmar el dolor. Sin querer, la solución casi resulta peor que el propio problema.

Carolina recibe una visita inesperada. Se trata de Sergio, el hombre con quien tuvo un encontronazo en el universidad. El hombre, que es el padre de Paula, viene a devolverle el libro que se le cayó al suelo.