La tercera temporada de 'Atípico' sigue mostrando cómo avanza la vida de Sam: por fin es estudiante oficial de la Universidad de Denton, concretamente, el número 9.783.210. La emoción se abre camino entre sus padres, que no dudan en mostrar el orgullo que sienten. La pregunta es: ¿Su hermana se siente parte de esa piña o seguirá pensando que está apartada de todos ellos? Sea como fuere, el mundo universitario es el nuevo destino del protagonista de esta ficción de Netflix.
Lo bueno de empezar de cero es que Sam puede llegar a ser la persona que quiere. Para poder emprender su nuevo camino toma una decisión: dejar de vivir con sus padres para irse a una residencia con compañeros, algo que a sus padres parece no convencerles del todo en un principio. No obstante, las vidas de sus familiares y amigos siguen su curso inevitablemente, así como el conflicto que nació entre sus padres por una infidelidad y terminó por distanciarles.
Aunque Elsa Gardner ha intentado volver a recuperar ese vínculo con Doug, sus esfuerzos han sido completamente en vano. De hecho, él mismo ha evitado constantemente que se produjese esa esperada conversación. Sin embargo, el peso de las tramas familiares disminuye en comparación a la temporada anterior. Lo realmente relevante es cómo Sam desarrolla sus días en el ámbito universitario. ¿Será capaz de romper las estadísticas y cumplir sus sueños?
Cabe destaca que "cuatro de cada cinco estudiantes con autismo no consiguen graduarse en cuatro años", algo que le hace sentirse "condenado". La presión comienza a hacer mella en él, pero su afán de superación puede con todo. ¿Serán capaces sus familiares de tomar el ejemplo de Sam y hacer lo posible por conseguir sus sueños? Valores como la amistad, la constancia o la sinceridad se ponen en valor durante la tercera temporada de 'Atípico'.