La chica en la nevera

Brennan se compadece de un antiguo novio luego de testificar en un caso en el cual el cadáver de una mujer en estado de extrema descomposición apareció en el refrigerador. Hodgins ingresa al laboratorio con un regalo. Brennan lo abre y encuentra una taza de café con forma de cráneo. Un rato más tarde, Brennan saluda a Michael Stires, su antiguo novio. Stires le recuerda que dejó la taza en su departamento hace unos tres años. El ahora está en la ciudad porque en la Universidad George Washington le ofrecieron dirigir el departamento de antropología. Podemos ver que Stires fue profesor de antropología forense de Brennan. Hacen arreglos para cenar juntos. Enseguida entran Booth y otros dos agentes del FBI empujando un viejo refrigerador sucio. Booth dice que el equipo forense determinó que dentro del refrigerador había restos humanos.

Al abrir la puerta, los investigadores encuentran restos parcialmente licuados de un cuerpo humano. Brennan y Stires establecen inmediatamente que la víctima es una mujer de unos treinta años. Creen que el cuerpo tiene ya un año de descomposición. Los registros dentales identifican a la víctima como Maggie Schilling. Luego de investigar el nombre, Booth descubre que los padres de Maggie recibieron un pedido de rescate hace once meses. Las negociaciones se hicieron interminables hasta que de repente el contacto con los secuestradores se cortó. Brennan encuentra fracturas por tensión en las muñecas. Más tarde, Brennan y Stires hacen el amor y nunca llegan a la cena.

Al día siguiente en el laboratorio todos reaccionan al ver a Brennan llegar al trabajo luego de una noche romántica. Angela le recuerda que podría haberse tomado el día libre. Hodgins le comenta que los estudios de la sangre de Maggie demuestran la presencia de una dosis mortal de un narcótico llamado hidromorfona (droga utilizada como analgésico para dolores moderados a severos muy buscada por los adictos al opio ya que es una de las más potentes de venta bajo prescripción).

Booth y Brennan entrevistan a Brian y Audrey, padres de Maggie. Comentan que Maggie era adicta a las drogas pero no mencionan la hidromorfona. Booth y Brennan entrevistan al endocrinólogo de Maggie que les comenta que Maggie sobornaba a su gerente de oficina, Mary Costello, para que le diera muestras gratis. Booth y Brennan entrevistan a Mary y su esposo Scott. Cuando Booth descubre que Mary y Scott acaban de comprar un refrigerador y que las marcas en el suelo (del antiguo aparato) coinciden con las del refrigerador donde encontraron el cuerpo de Maggie, la pareja queda arrestada. Agentes del FBI registran intensamente la casa de los Costello y encuentran elementos de cautiverio en el sótano. Brennan cree que las esposas podrían ser la explicación de las fracturas en las muñecas de Maggie.

Booth y Brennan se reúnen con Neil Meredith, abogado defensor de los Costello, quien aduce que Maggie participaba por su propia voluntad de esos juegos. Brennan apuesta a Stires que puede demostrar que Maggie fue forzada a participar. Brennan estudia detalladamente el holograma del cuerpo de Maggie y observa que sus piernas están atadas, por lo que le hubiera resultado difícil tener relaciones con su compañero de juegos. Otras evidencias determinan marcas de haber estado en cautiverio durante mucho tiempo. Brennan cree que los Costello fueron aumentando la dosis de hidromorfona hasta matarla.

Stires acepta haber perdido la apuesta e invita a Brennan a cenar. Booth comenta a Brennan que gracias a su trabajo forense el juez fijó a los Costello una pena no excarcelable. Además Booth le dice que Stires fue contratado por el abogado de los Costello como testigo calificado. Durante la cena, Brennan acusa a Stires de haberla espiado. Stires le pide disculpas y la besa. A la mañana siguiente, Stires examina el cuerpo de Maggie. El Dr. Daniel Goodman, Booth, Brennan, Zack, Angela y Hodgins observan el procedimiento. Stires termina su trabajo y entrega a Brennan la hoja de conclusiones.

Brenann reacciona al darse cuenta de que Stires hizo correcciones sobre sus propias conclusiones. Booth y Brennan se reúnen con el Secretario del Fiscal de la Nación, Andrew Levitt y con Joy Deaver, asesora del jurado. Deaver deja bien en claro que el jurado no simpatiza con Brennan y que la consideran fría y distante. A medida que avanza el juicio, Booth se ve obligado a admitir que no hay evidencia directa que relacione a los Costello con el asesinato. Cuando Brennan sube al estrado, Levitt tiene que traducir una y otra vez lo que la Dra. explica para que el jurado pueda entender de qué está hablando. Este hecho solo refuerza la sensación de Deaver de que Brennan no se puede conectar con la gente del jurado.

Deaver acusa a Brennan de no haber oído su consejo, y le advierte que como resultado los Costello quedarán libres. Cuando Stires sube al estrado se burla de la inhabilidad de Brennan de conectarse con el jurado y les habla en un lenguaje mucho más simple. Brennan comenta con sus colegas que Stires está dejando de lado las evidencias. Brennan convence a Levitt de que la llamen nuevamente a testificar y al hacerlo rápidamente pierde al jurado con su terminología científica. Viendo que las cosas no van bien, Levitt le pide a Brennan que le explique por qué eligió ser antropóloga forense.

El abogado defensor de los Costello objeta esa pregunta pero Levitt sostiene que necesita que el jurado entienda los motivos por los que la Dra. es tan distante y fría. Luego de reconocer que sus padres desaparecieron cuando ella tenía 15 años, Brennan dice que entiende el sufrimiento de Maggie. El jurado está conmovido y los Costello son declarados culpables de todos los cargos.