Sinopsis
Luis Valdemar ha alquilado la planta baja de un edificio en un barrio de medio pelo que él dividirá en un piso para toda la familia y en un bar en el que pretende ejercer como cantante de boleros.
Aunque Luis se las promete muy felices, su oscuro pasado le persigue. En Colombia, los bandidos estafados le están buscando y no pararán hasta dar con su pista.
Fray Pelayo sabe que necesita entrar y salir libremente del convento para “controlar”, hasta donde pueda, lo que su hermano hace con la familia. Él, que estuvo medio enamorado de su cuñada aunque jamás se permitió darlo a entender, teme la capacidad de seducción de su hermano. Para su desgracia, ese momento coincide con el anuncio de la jubilación del abad -de quien es el ojito derecho- y la posibilidad de que le sustituya un fraile que le detesta, Fray Redondo. Lo primero que hace es proponerse como alternativa a Fray Redondo y contratar al detective más barato que encuentra para vigilar a Luis.
Natalia, harta del ambiente que siempre rodea a su marido, con el que vive casi en una casi chabola de un barrio marginal, decide abandonarle e instalarse con su hermana.
El piso y el bar ya están listos; todo gracias a Patricia, con la que mantiene un romance del que ella tiene una queja y muchas dudas. La queja es que Luis no “remata”, alegando “mucha presión y mucho estrés”. También ha ayudado a la puesta en marcha del negocio Abdul, el portero magrebí del edificio, un tipo sibilino, metafórico, astuto, eficaz y, sobre todo, “práctico”. Toda la familia, maravillada y temblando de desconfianza, se instala en el piso.
Chus, la hija adolescente de Natalia, ha sido expulsada del internado por enrollarse con el jardinero. Santi, su hermano, que solo aspira a ser rico rápidamente, se enfadará cuando le saquen del internado en el que estudia, donde estaba cultivando una ventajosa amistad con sus compañeros "megapijos".