Querido Bacterio

Valle, ante la situación de paro en la que se encuentra su padre, se pone a trabajar en una empresa de catering. Por su parte, Quimi discute frecuentemente con su padre, quien se rehabilita de su alcoholismo y decide irse a una casa okupada. Esta decisión no es del agrado de Valle, quien descubre, tras conocer a Carmen, la madre de él, que la situación de Quimi en su casa no es tan desesperada. Su padre intenta desengancharse y reconciliarse con él. Valle, animada también por César y Alfredo, va en busca de Quimi. Cree que debe enfrentarse a sus problemas y no huir de ellos, lo que provoca un roce entre ambos. Su padre acude al colegio para pedirle que vuelva a casa y Quimi accede.

Tere quiere recortar gastos en el Azcona. La medida no afecta a todos por igual. Alfredo recibe ayudas económicas para su laboratorio, pero Marisa pierde su presupuesto para publicar la revista escolar. La profesora, disconforme, impulsa una rebelión estudiantil. El colegio se llena de pasquines que culpan a los de Ciencias del cierre de la revista. La disputa sobre la utilidad de las letras y las ciencias sale a flote. Ante la intransigencia de Alfredo, Marisa decide sacar su número de incógnito por la noche. Son descubiertos al día siguiente al estropease la fotocopiadora. Marisa debe sufragar los gastos. También se produce un pequeño enfrentamiento entre Luismi y César, por unas fotos que realiza el primero en clase de Química y que quiere publicar. César pertenece a la redacción de la revista y se niega a apoyar una propuesta de los de Ciencias. Cada uno defiende sus intereses, aunque al final las fotos son publicadas.

Alfredo intenta que su hermano tenga una cita con una amiga de Ana. Organiza una cena en casa entre los cuatro, pero Félix no parece dispuesto a dar su brazo a torcer y no sale hasta el café. Sin embargo, al día siguiente, la amiga de Ana le propone ir a una exposición. Durante la cita, Félix impresiona a la chica y ella le invita a su casa. Allí Félix la dice que está enamorado de una compañera. No está dispuesto a que nadie entre en su vida para cambiarlo todo. Aún así, la cita se alarga y Félix llega tarde al cole al día siguiente. Marisa se da cuenta de que pasó algo.

Todos los días, Lolo se queda sin bocadillo, ya sea por unos o por otros. El niño contrata a un chico más fuerte que él para que actúe de guardaespaldas a cambio de unos caramelos. Pero el trabajo aumenta y éste pide aumento de "sueldo". Al final Nadia y Bego tiene que defenderle de su guardaespaldas. Lolo opta por llevar más bocatas al recreo.