Sinopsis
Varios alumnos, acompañados por Alfredo y Virginia, hacen el Camino de Santiago. Quimi y Valle, embriagados por todo lo que les rodea, deciden salirse del camino e introducirse en una zona maldita, según la leyenda que les ha contado el guía. Cuando están a punto de besarse aparece un preso fugado, Valle y Quimi siguen el camino con el presidiario, quien parece hacer muy buenas migas con el chico. Cuando Quimi se aleja, el hombre toma como rehén a Valle ante la proximidad de la guardia civil. La chica logra liberarse, pero en su huida cae por un barranco. Quimi busca ayuda. Cuando alcanza al grupo, al que se ha sumado Alex - que ha ido en busca de Valle que le ha dejado plantado-, éste le propina un puñetazo y le tira al suelo. Después, todos parten hacia el lugar en el que se encuentra Valle. Alfredo baja a rescatarla, y termina fundiéndose en un tierno abrazo con Quimi, ante la perpleja mirada de Alex, que decide marcharse. Al final del camino, Quimi y Valle se dan cuenta que algo ha cambiado dentro de ellos.
Marisa está sobrecargando a Rocío de trabajo. La bedela del Azcona ya no puede más y le pierde el respeto delante de los alumnos. Más tarde, Rocío olvida en la fotocopiadora un examen, que es encontrado por Carolo y Marta. Cuando Marisa descubre que sus alumnos conocen las preguntas, monta en cólera. No obstante, Marisa se da cuenta de que Rocío es vital en el funcionamiento del colegio.
Mientras Alfredo está de viaje, Bego se queda al cuidado de su tío. Félix se tomará muy en serio la responsabilidad de ocuparse de su sobrina y la somete a toda clase de horarios y normas. Bego solicita la intervención de su abuela, quien aconseja a Félix abrir la mano como único medio para ganarse el cariño de la niña.
Gustavo, el profesor de los pequeños, observa que un alumno se duerme en clase. El pequeño cuenta a Bego que se levanta muy temprano para ayudar a su padre en la tahona. El niño no está dispuesto a delatar a su padre y aprovecha el recreo para encerrarse en la biblioteca a dormir un rato.