Sinopsis
La policía detiene a un hombre vestido con un tutú que llevaba un ciervo en la parte trasera de su camión. Tras ser arrestado por conducir en estado de embriaguez, varios efectivos policiales interrogan al sospechoso. Inesperadamente intenta escapar y para evitar su huída, la policía le rocía con un spray de pimienta. El hombre acaba envuelto en llamas y fallece poco después.
El C.S.I. acude al escenario del crimen para recabar evidencias. Los investigadores sospechan que la ropa de la víctima podría estar impregnada de alcohol, hecho que explicaría el origen del fuego. Tras examinar el contenido del camión del fallecido, Warrick descubre una botella con un 95% de contenido alcohólico.
Posteriormente, los forenses centran su investigación en una mujer que mantuvo un breve contacto con la víctima poco antes de su muerte y que podría haberle transferido alguna sustancia volátil. Sin embargo, descubren que la mujer ha fallecido tras ser arrollada por un camión. Un encendedor de butano roto, 20.000 dólares y misteriosos restos sanguíneos de color verde son las principales evidencias que hallan los investigadores en el nuevo escenario.
Más tarde, aparece el cuerpo sin vida de un hombre sobre un charco de sangre verde en una zona cercana. La víctima, que llevaba tapones en los oídos y tres pares de gafas de sol, falleció debido a un fuerte traumatismo craneal. En el laboratorio, los forenses descubren que un compuesto con un alto contenido en azufre es capaz de conseguir que la sangre adopte el color verde.