Sinopsis
La escena del crimen se traslada a la azotea de un hospital. Dos supuestos empleados sanitarios matan de un disparo a Ryan Elliot, un interno del centro, y huyen secuestrando un helicóptero que tenía previsto transportar un hígado procedente de una donación.
Los investigadores consiguen localizar el helicóptero abandonado en un almacén. Dentro, inconsciente y maniatado, se encuentra el piloto. Los forenses sospechan que pueda tratarse de un caso relacionado con el tráfico ilegal de órganos y acuden al hospital para interrogar al doctor Beaumont, responsable de los transplantes. El médico niega conocer a la víctima e indica que probablemente se trate de un transportista de órganos del hospital.
Un descubrimiento hace que los forenses tengan que replantearse la investigación: la víctima no es Ryan Elliot, nombre con el que el fallecido estaba registrado en el hospital, sino que se llamaba Sean Hovac. Igualmente, los investigadores encuentran que, misteriosamente, los trozos de cristal hayados cerca del helicóptero corresponden al coche de la mujer de Beaumont.
Por otra parte, Stella y Linday se enfrentan a la muerte Lillian Stanwick, una joven que aparece tendida junto a una bicicleta. Los agentes centran sus sospechas en Chris Cooper, cuya tarjeta de visita se encontraba en la casa de la fallecida. El hombre niega tener relaciones con la víctima, pero los forenses comprueban que mantuvieron conversaciones telefónicas durante varias semanas. La lista de sospechosos se amplia cuando los C.S.I. averiguan que la fallecida trabajaba como anfitriona en un restaurante y que poseía un cajón repleto de tarjetas, todas de hombres.