La edad del pavo

Noviembre de 1972. Muchas cosas han cambiado para la familia Alcántara, y es que medio año da para mucho. Nixon se ha entrevistado con Mao en Pekín; en España se ha cerrado, de la noche a la mañana, el diario “Madrid”; Paquito Fernández Ochoa ha ganado una medalla de oro en las Olimpiadas... Y mientras los Alcántara ven corretear por los pasillos de casa a la pequeña María, el nuevo miembro de la familia, sufren cambios cada día que pasa.

Antonio, lejos de los negocios de altos vuelos al lado de don Pablo, ha vuelto al mundo que realmente conoce, el de las Artes Gráficas. En la nueva imprenta verá de cerca cómo su trabajo se da de bruces con los rigores de la censura franquista.

Mercedes está feliz volcada en el cuidado de la casa y de su hija pequeña. Sin embargo, echa de menos los días en los que la costura llenaba su tiempo. Una visita sorpresa removerá viejos sueños olvidados.

El colegio de San Genaro ha sufrido algunas transformaciones. Los cambios de compañeros, de métodos y de algunos profesores suponen un aliciente para los alumnos que, como Carlos, ya han dejado de ser niños. Isabel, su nueva profesora, despierta en él nuevos intereses y sentimientos como la literatura y la música.

Toni, que está a punto de terminar la carrera, se encuentra con la oportunidad de colaborar en el diario Pueblo gracias a la ayuda de su amiga Mila, que trabaja en el periódico como fotógrafa. Antonio cada vez se siente más orgulloso de su hijo y no puede evitar presumir de él delante de sus compañeros de trabajo.

Inés ya se ha independizado y se gana la vida vendiendo bolsos en el Rastro. Aunque todavía sigue yendo a casa de sus padres a lavar la ropa, ahora vive en un pequeño apartamento con Pili. En su nueva casa, tendrá que enfrentarse a la difícil situación de proteger a su vecina que recibe maltratos de su marido.

En el bar de Tinín, Paquita, acuciada por el exceso de trabajo debido al éxito de su cocina, necesita un pinche que le ayude. Quique, un joven de su misma edad, será contratado por Tinín para desesperación de la chica, ya que, desde un primer momento, la relación entre ambos será de todo menos cordial.