Adiós para siempre, adiós

Cataluña celebra el regreso del exilio de Josep Tarradellas, mientras que en el barrio de San Genaro todo sigue casi igual. Antonio no se acaba de adaptar a su nuevo puesto en el Ministerio, debido a los conflictos con su antecesor en el cargo.

Por su parte, Mercedes está muy ilusionada porque Alejandro, el médico mejicano que va a clases de baile, le ha invitado a asistir a una fiesta típica mejicana que se celebra el día de los difuntos. El feeling que existe entre ambos es más que evidente, por eso Merche se siente cada vez más intimidada cuando está cerca de él. La fiesta de Alejandro supondrá para ambos el punto de inflexión de una amistad que para ambos significa algo más.

Quienes están cada vez mejor juntos son Carlos y Karina, cuya relación marcha viento en popa. El hecho de que la madre de Karina vaya a pasar todo el fin de semana fuera de casa será la oportunidad para que ambos den un paso más en su relación. Lo que no sabía Carlos es que en el año 1977 iba a ser tan complicado conseguir preservativos. Menos mal que siempre está ahí Toni para echarle una mano como buen hermano mayor.

Y más de una mano es lo que necesitan Toni y Juana para superar los problemas económicos que tienen. Toni está muy contento con su nuevo trabajo en el despacho laboralista, pero no gana lo suficiente.

Y para problemas los de Miguel. En el bistró están desbordados, y encima Françoise está más a sus cosas que al trabajo. La francesa se ha acabado enamorando de Vicente, el taxista casado amigo de su padre. Por eso cuando se presenta con su mujer y su hijo recién nacido, la joven no puede evitar sentirse desgraciada. Paquita intentará apoyarla en tan difíciles momentos.