Grito mudo

Gerardo no consigue evitar que el juez decrete prisión provisional para su hija Sonia por tráfico de estupefacientes. Para probar su inocencia, el comisario concentra sus esfuerzos en investigar al novio de su hija convencido de que tiene algo que ver con la droga encontrada en posesión de Sonia.

Por su parte, Pope y Charlie se hacen cargo de la violación de una joven retrasada mental que permanece en estado catatónico debido a la agresión. Su padre afirma que la encontró perdida en un parque, sin embargo todos los indicios demuestran que la chica no salió de su casa. El caso cambia de rumbo cuando los agentes conocen los resultados de los primeros análisis médicos: la muchacha fue violada por dos personas diferentes.

Lucas y Ángela siguen la pista de tres adolescentes desaparecidos cuando iban a un concierto. Los policías descubren que el padre de uno de ellos tiene contactos con el crimen organizado internacional por lo que podría tratarse de un ajuste de cuentas. Poco después, uno de los chicos aparece muerto en un descampado. El bedel del instituto en el que estudiaban se convierte en el principal sospechoso ya que les llamó momentos antes de que fuesen vistos por última vez.

Mientras, Pascual logra disuadir a un suicida para que no se lance por la ventana a cambio de salir a cenar con él. A partir de ese momento, el maníaco-depresivo se obsesionará en mostrarle su agradecimiento.