Sinopsis
Julieta y Emilia dan a Raimundo un repaso en justicia social, van a construir la casa y van a triunfar. Así, Raimundo termina poniéndose de su parte. Felicita a Consuelo por su nieta excepcional. Francisca está indignada por las intenciones de Julieta y Prudencio ata cabos: ¿Le ha hecho las cuentas para la obra a Julieta en clase?
Julieta pide ayuda del pueblo en la plaza con el respaldo del ayuntamiento. La chica es capaz de mover montañas y recibe una respuesta masiva al llamamiento que hizo para construir la casa.
Candela recibe la censura de la gente del pueblo que no entiende que no cuide a su suegra personalmente cuando está tan mal. Ella no piensa ceder en su postura, no va a perdonarla. Severo le entrega, no obstante, los patucos que Venancia trajo de Santiaguito y Candela llora al ver los patucos de su primer hijo. Severo también está emocionalmente tocado con el asunto de Venancia, y es que le recuerda a su madre, quien pronunció las mismas palabras en su lecho de muerte.
Dolores se arregla mucho, demasiado, para ir al circo y Gracia empieza a sospechar. Luego, Dolores queda enfadada porque en la función, Tiburcio levantó a una jovencita y no a ella. El forzudo se pasa después a hablar con Dolores, está claro que entre los dos hay simpatía.
Adela prepara la llegada de su hijo, casi con más emoción que su propia boda. Finalmente confiesa estar angustiada porque no sabe si debe decir a su hijo cómo murió su padre. Francisca se presenta en casa de Julieta. La muchacha le planta cara, no le tiene miedo.