Irene y Severo intentan recopilar información contra el General Pérez de Ayala

Mauricio impide que Raimundo agreda al General Pérez de Ayala, que tiene razones para justificarse. Francisca explica a Mauricio que ha decidido ayudar a su marido contratando un bufete y pide para ellos explicaciones sobre Fe.

Raimundo, por su parte, se reúne con el abogado del General Pérez de Ayala con la mediación de Carmelo; descubren que el caso no se circunscribe al derecho penal, sino al militar en el contexto de la guerra de Marruecos: los abogados no tienen donde comparecer para quejarse contra la detención de los Castañeda.

El General Pérez de Ayala exige a Alfonso que hable; si no lo hace por él, que lo haga por la pobre Emilia. Alfonso no deja de pensar en su mujer y en cómo superarán esta situación terrible que están viviendo, grita para insuflarle fuerzas: pero Emilia no escucha a Alfonso y recibe la visita del General Pérez de Ayala, lo que augura problemas.

Prudencio sale camino de su cita con el desconocido que le dará el veneno y Francisca pide unas explicaciones que éste, de momento, no quiere dar. Así, Prudencio se encuentra con un hombre que le da un saquito de bayas y está a punto de cruzarse con Julieta en el pueblo. Así, la chica encuentra un motivo para adelantar su marcha.

Irene sigue recopilando datos con la ayuda de Severo, que se está implicando con ella y su tarea: están convencidos que al airear los desmanes del militar, alguien pondrá fin al abuso.