Sinopsis
Carmelo queda conmocionado tras haber disparado a Eustaquio. Lamberto, su hijo, agarra la pistola a punto de disparar cuando Don Berengario, que ha podido ver el estado lamentable en el que sale Julieta del chozo, arremete contra Lamberto en un impulso de protección hacia el alcalde.
Don Berengario reza frente a los cuerpos de los Molero, pero Carmelo es franco: tienen que deshacerse de ellos. El cura no está de acuerdo, pero Julieta se lo implora, que no le niegue el silencio que quiere mantener sobre lo ocurrido y llora desesperada. Finalmente, Don Berengario accede a seguir las instrucciones de Carmelo. Entre los dos cavarán las fosas de padre e hijo y avisarán a las autoridades de que han escapado. Mientras, Julieta esperará en las afueras del pueblo mientras el cura va a buscar ropa limpia. Llega don Berengario con buenas nuevas a la Casa de comidas: Julieta ha aparecido, está en su casa. Saúl está feliz porque haya aparecido su esposa. Julieta dice que está bien y que no necesita médicos. Elsa no quiere que nadie sepa que dispone de su herencia, todos creen que es pobre y así debe ser. Da las explicaciones de por qué ha callado: quería recuperar a Isaac. Don Anselmo y Tiburcio gestionan la asistencia obligatoria a la iglesia a Misa de doce para atajar las rencillas que han salido a raíz de la ingesta de gingko. Don Anselmo, in extremis, "obliga" a los presentes a que se reconcilien. Fernando ve la confianza con la que se tratan Roberto y María y sufre una nueva crisis. Álvaro acepta la propuesta de Carmelo para ser el nuevo médico titular de Puente Viejo.