Sinopsis
Fernando permite que Vilches prosiga el tratamiento, pero María constata que ni la intensidad ni la presión son las mismas, aunque la enfermera niega cualquier cambio. Matías y Marcela explican a Lola que la despiden porque creen que Prudencio la necesita. Entre arrumacos y labores, Prudencio le cuenta que ya tiene cita para ir a La Casona. Propone a Francisca aparcar su inquina, de lo contrario, Prudencio le advierte que será a Raimundo a quien cuente las fechorías que Francisca ha ido sembrando por doquier. Carmelo comunica a los vecinos la intención del subsecretario de hostigar a los vecinos y dificultarles la lucha. Pronto detectan que ni el coche de línea, ni ninguno de los encargos que se reciben habitualmente, llegan a Puente Viejo. El alcalde lo confirma, pretende desabastecer el pueblo e incomunicarlo para hundir la moral de los vecinos y hacerlos desistir. Dolores continúa prejuzgando a Esther y los rumores se extienden lo suficiente como para que Don Berengario y Esther se presenten en el colmado. El clérigo, encarándose con la chismosa de Dolores, declara abiertamente que Esther es su hija. Irene llega con el análisis del cotejo grafológico que encargó a Anacleto para comprobar si coincide la letra de Fernando con la carta que guardaba el alcalde de Belmonte al morir.