Sinopsis
García-Morales constata la locura de Fernando, mientras escucha el llanto de los niños en la cabaña y decide acercarse, momento que Fernando aprovecha para huir. Una trampa se activa al abrir la puerta de la cabaña y el coronel consigue arrojarla al exterior y salvar a los niños. Son testigos Alfonso y Emilia que acaban de llegar. Emilia se ocupa de llevarse a los niños a La Casona y Alfonso, con determinación, hace un torniquete al subsecretario y, decidido a salvarlo, lo carga hasta el pueblo. María recibe emocionada a los niños y comenta con su madre que está pensando en recuperar el amor de Gonzalo y vivir en Cuba junto a sus hijos.
Saúl y Julieta ofrecen a Prudencio y Lola compartir vivienda, residen en un pueblo cerca de Roma. Prudencio despacha con Armero, le entrega las mil pesetas exigidas por el mafioso y le anticipa un posible negocio que puede darles mucho dinero. Lola y él disfrutan planificando su nueva vida en Italia, deciden no difundirlo para evitar que el usurero sepa de sus intenciones.
Irene y Severo piensan en su futuro. Ella tiene buenas opciones y es Severo quien está un tanto confuso con el porvenir, pero Irene le persuade que reconsidere la opción de retomar la producción de galletas, confía en él y cree que prosperará. No son los únicos, también Mauricio hace sus cábalas y pregunta con cierto nerviosismo, a Marcela y Consuelo, si tienen noticias de Fe.
D. Berengario y Marina confirman a Dolores su decisión y su intención de hacerlo público en el rosario de la tarde. Planean su futuro, Berengario ya ha comunicado al obispado su situación y comentan, de paso, el desconcierto que ha provocado lo suyo entre los vecinos. Ambos confían en reencontrar a su hija Esther y vivir los tres juntos.