Sinopsis
Adolfo simula colaborar con los revolucionarios y logra soltarse y liberarlos, salvo a D. Ignacio y Urrutia que están encadenados. Adolfo tiene una heroica actuación y salva a Rosa in extremis. Justo al salir, la estación vuela por los aires, están todos a salvo. En la plaza de Puente Viejo reciben a los rehenes, D. Ignacio no deja de alabar la valiente reacción de Adolfo que trata de quitarse méritos y aparece la Marquesa qué, orgullosa, se presenta como la madre dejando pasmado a todo el mundo, incluido a D. Ignacio.
Mauricio, el capitán y el cura celebran el éxito del fin del secuestro, pero D. Filiberto se enfada porque cree que este suceso refleja el desgobierno del país. Maqueda pide disculpas a D. Filiberto por su insistencia en conseguir la carta de recomendación, pero, astutamente, la consigue, al negociar con el cura que la madre del niño se ocupe de atender las ropas y comidas de D. Filiberto como gesto de penitencia.
Adolfo llega a casa y Tomás le explica la animadversión que la marquesa tiene contra D. Ignacio, pero también, que es el mejor cliente de las minas. La marquesa le recuerda que, ahora, debe centrarse en el trabajo, ha tenido tiempo de vivir en Paris y le presenta al capataz, Maqueda y se percibe buena sintonía entre ellos.
En La Casona, Manuela recibe a la familia con alegría. Carolina pregunta por Adolfo y ambas alaban su conducta, aunque reconocen que es un tunante. Pablo y Carolina se funden en un beso, la chica quiere contarle a su padre que se aman, pero Pablo cree que no es momento adecuado. Alicia respira aliviada al ver a su padre, pero le censura su entrega incondicional a D. Ignacio. Este comenta a Pablo lo inconveniente que le resulta Adolfo para sus hijas, por pertenecer a la familia de la marquesa, y le recuerda que él tampoco debe fijarse nunca en ninguna de ellas, las tiene vedadas. Mientras, Marcela está disfrutando de cierta intimidad con Tomas y se sorprende al ver llegar a Raimundo del que no sabe nada hace tiempo. Viene buscando a Francisca.