Sinopsis
Alicia explica a los reunidos que, aunque han ganado en la mayoría de las capitales de provincia, el bloque monárquico es mayoritario en otras principales, por lo que deberán dirimir que hacer con estos resultados. D. Filiberto es de los pocos que se alegra con la noticia. El alcalde asume que Alicia Urrutia ha ganado limpiamente y que las cosas irán cambiando, pero a Francisca no parece gustarle ese futuro tan prometedor. Mauricio pasa el testigo municipal a Alicia.
Maqueda se enfurece, al comprobar que la marquesa le miente, al interrogarla por su invitado. No puede evitar recordar los momentos de intimidad que ha vivido con ella y la impotencia de no poder tenerla. Doña Isabel, cuenta a su amante, que su capataz le ha descubierto y el francés percibe que la marquesa tiene una relación especial con Maqueda.
Doña Begoña explica a su marido el desencuentro de sus hijas y su decisión de intervenir, pero D. Ignacio le frena, cree que son ellas las que deben resolver sus diferencias. D. Ignacio está preocupado por Ramón, le encuentra huraño y trabajando hasta la extenuación, pero cuando intenta hablarle, su yerno se desentiende y sigue con sus quehaceres.
Alicia comparte con Encarnación sus miedos, pero también la certeza de que no puede ceder al terror y debe seguir adelante con la candidatura, pese a poder morir en el empeño.
Un hombre prepara una maleta y en su ajuar incluye un cuchillo, un mapa que señala Puente Viejo y una foto de Campuzano, el esbirro de Doña Eulalia. Marcela lo atiende cuando se presenta en el hostal buscando habitación. Se llama Lázaro, es viajante de comercio y según cuenta, conoció Puente Viejo, años atrás, y a una señora importante que, por su descripción, Marcela deduce que es Francisca.
D. Filiberto se reúne con el portavoz de los arcángeles y le expone sus remordimientos y contradicciones.