Sinopsis
Alicia se niega a arrodillarse y cuando están a punto de acabar con su vida, un desconocido embozado la salva. El capitán Huertas la encuentra en pleno shock, los malhechores han escapado y los guardias corren en su busca. Matías explica a su madre lo que le ocurrió al regresar de prisión y su infidelidad con Alicia. Urrutia y Encarnación escuchan el relato del asalto, en boca de su hija, pero a pesar del miedo, Alicia está decidida a continuar con su compromiso y, sus padres, a apoyarla.
Marta intenta frenar los reproches de Rosa, pero ésta se crece aún más y aprovecha para incitar a Ramón y, lo espolea contra Marta. Rosa le acusa de pelele y de no saber controlar la ligereza de cascos de su esposa. Adolfo y Ramón se encuentran en la fábrica y esta vez, es Pablo quien media para que no vuelvan a enzarzarse. Manuela coincide con Doña Begoña en las escaleras y la señora le afea su conducta, no le gusta cómo trata a su marido ni a sus hijas, pero cuando la gobernanta intenta razonar, Doña Begoña le empuja y Manuela cae por las escaleras.
La marquesa desayuna con J. Pierre y lo celebra con especial buen humor, pero se pasma al ver llegar a sus hijos y comprobar que Adolfo está magullado.
Emilia comenta con Francisca lo sucedido a Alicia, pero la Montenegro cree que se lo ha buscado y que no todos, deberían tener el mismo derecho a votar. Francisca reflexiona y se le ocurre que quizá lo que Raimundo tenga son respuestas y se decide a interrogarlo y a pedirle que use su parpadeo para comunicarse. Lo primero que Raimundo expresa es que la quiere y Francisca enloquece de alegría.