Sinopsis
cidido a colaborar con Ezequiel para acabar con quien tanto daño está haciendo en el barrio, Tirso sigue a Sandro hasta una casa en la que sospecha que puede esconder la droga que luego vende. Para comprobar si está en lo cierto, recluta a Pepe y a Sanchís y se cuela en la vivienda. Sin embargo, encontrarán algo mucho más importante de lo que esperaban.
Entretanto, Ezequiel se encuentra en una encrucijada: por una parte, Sandro le dice que si la policía actúa contra sus intereses dará por hecho que ha sido gracias a un chivatazo suyo y lo matará. Por otra, Amanda le cuenta que ha introducido a una informante en el local del narcotraficante y si esa persona le pasa información relevante, le pondrá a él en serio peligro. La informante en cuestión no es otra que Nata, que se las ha apañado para forzar la situación y ganarse la confianza tanto de Sandro como de la inspectora jefe como parte de una ambiciosa estrategia.
Mientras Irene hace todo lo posible por conseguir nuevas pastillas de oxicodona para calmar su ansiedad, Nelson sufre constantes ofensas por parte de Tirso, que le trata con desdén y le pone al límite en su periodo de prueba en la ferretería. La situación es complicada para él y su madre, ya que han recibido un ultimátum para que abandonen el piso en el que viven. Gladys intenta convencer a Tirso para que intermedie con los dueños, pero este se opone frontalmente. Sin embargo, un encuentro con Alicia, la anciana dueña de la vivienda, y una charla con Gladys, le convencerán para cambiar de opinión y trazar un plan para ayudarla.